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La ‘gran migración’ del Año Nuevo chino se extiende al extranjero

Las autoridades esperan unos 3.000 millones de viajes, incluidos seis millones fue del país

Macarena Vidal Liy

Una gran cena familiar, reparto de regalos, conversaciones para ponerse al día con parientes a los que solo se ve de cuando en cuando; una velada ante el televisor para ver la tradicional Gala de Año Nuevo que emite la televisión estatal, CCTV, mientras en el exterior brillan fuegos artificiales. Para los jóvenes, pregunta más pregunta sobre su situación sentimental, sus planes de futuro, sus estudios o su nivel de ingresos. La mayoría de los centenares de millones de chinos que estos días han viajado para reunirse con los suyos celebrará de esta manera la llegada del Año del Gallo. Otros —aún una minoría, pero que va en aumento— optan por alternativas.

Pasajeros se dirigen a los andenes para coger su tren en la estación Hankou en Wuhan.
Pasajeros se dirigen a los andenes para coger su tren en la estación Hankou en Wuhan.Stringer (EFE)

“Mi novio y yo empezamos a irnos de vacaciones al extranjero hace tres años. Mis padres y mi hermana no viven lejos y podemos verlos con frecuencia, no hace falta que nos reunamos precisamente ahora. Celebrar el Año Nuevo en casa es un poco aburrido. Preferimos aprovechar los días libres que tenemos conociendo otros países”, explica Ying, una administrativa de 35 años que esta vez pasará las fiestas en Europa.

“Chunyun”, como se conoce en mandarín a los 40 días en torno a la fiesta del Año Nuevo Lunar en China, ve transcurrir cada enero y febrero la mayor migración anual del mundo. Este año, el Ministerio de Transporte prevé que se completen 2.980 millones de viajes, un 2,2% más que en 2016, de los que la inmensa mayoría serán por tren (un 12%) o carretera (un 84%).

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Pero como Ying, cerca de seis millones de chinos pasarán la semana de vacaciones en el extranjero, un aumento que la consultora Forwardkeys calcula de un 9,8% con respecto a 2016. En la mayoría de los casos, un 51%, serán parejas o familias enteras las que, en lugar de reunirse en el hogar tradicional, deciden visitar juntas otros lugares. Sus destinos favoritos suelen encontrarse en Asia —Tailandia, Japón y Taiwán se encuentran en los primeros puestos— aunque este año Europa se recupera: Gracias sobre todo a un aumento del número de vuelos, España es el país que registra un crecimiento más rápido de reservas, un 89% más que el año pasado, según la consultora.

Impulsados por la nueva prosperidad de su país —el sueldo medio se ha multiplicado por 2,5 en menos de 10 años—, los viajeros chinos aprovechan mayores facilidades de visados y una creciente disponibilidad de vuelos y destinos: según la agencia de viajes Ctrip, en estas vacaciones volarán a 174 puntos diferentes en el extranjero, donde pasarán una media de nueve días.

Como otros ciudadanos de clase media en Europa o Estados Unidos, buscan huir de los altos precios y las bajas temperaturas de la temporada festiva, y también a otro problema más intrínseco a China: “Especialmente durante el invierno, cuando la contaminación en diversas partes del país es grave, los ciudadanos están más deseosos de evadir la polución… Una proporción considerable de viajeros se marcha a islas extranjeras para ausentarse del clima frío y la contaminación”, reconoce la Academia China de Turismo en un comunicado.

Entre los más jóvenes, la opción de viajar al extranjero puede servir para evitar situaciones embarazosas. La tradición dicta que la familia se reúna para cenar la noche de Año Nuevo chino; los días siguientes se dedican a las visitas a vecinos y parientes menos cercanos. Se saca comida y bebida; se juega a las cartas o al mah-jong. Son momentos en los que los venidos de fuera se ven sometidos a todo tipo de preguntas sobre su vida y sus ingresos; los recién casados, sobre cuándo decidirán tener hijos, y los solteros, cuándo decidirán sentar la cabeza y contraer matrimonio. Especialmente fuera de las grandes ciudades, es posible que los estudiantes y trabajadores solteros encuentren que su familia les ha preparado una serie de citas con la esperanza de que encuentren pareja.

A la joven Xu Wenwen, teleoperadora de 24 años en una agencia de viajes de Shanghái, sus padres le han preparado ya un encuentro con un vecino cuando llegue a su ciudad natal en la provincia de Jiangsu. “No me hace ninguna gracia, pero tengo que asistir a esa cita. Mis padres van a estar también, no puedo dejar de ir, sería una falta de educación. Hay que guardar las formas. Pero la cosa es que tus propios padres piensan que nadie se siente atraído por ti. Es embarazoso”.

Ante ese tipo de situaciones, en los últimos años han proliferado las agencias que procuran novios de alquiler, jóvenes dispuestos a hacerse pasar por la pareja del hijo visitante. Por un precio, eso sí. Típicamente, contratar a una pareja postiza puede suponer unos 2.000 yuanes (270 euros) o más por día. Un coste que, en comparación, hace que esas vacaciones soñadas en el extranjero parezcan, de repente, mucho más asequibles.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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