El Congreso de Perú debate su vuelta al sistema de dos cámaras
La discusión ha estado presente en la política peruana desde la Constitución de 1993
La polémica fue abierta por la presidenta del Congreso peruano, Luz Salgado, perteneciente al partido fujimorista Fuerza Popular, quien hace unos días dijo: “Yo veo con simpatía un pequeño senado”. A las pocas horas, su colega de bancada Patricia Donayre, quien coordina el Grupo de Trabajo de Reforma Electoral del Congreso, reaccionó en su cuenta de Twitter: “Me reafirmo en que debemos volver a un Parlamento Bicameral. Presentaré un Proyecto de Ley”. Perú debate ahora la vuelta a un sistema con dos cámaras.
Se ignoran los pormenores de esta iniciativa legislativa, pero se entiende que postularía una cámara de diputados, encargada del control político y la aprobación de proyectos de ley en primera instancia, y otra de senadores, que los ratificaría o desestimaría, convirtiéndose en una cámara reflexiva.
La discusión sobre la conveniencia de un Congreso con una o dos cámaras ha estado presente desde la entrada en vigencia de la Constitución de 1993, que estableció la unicameralidad para el Perú. Promulgada por el Congreso Constituyente que siguió al autogolpe que Alberto Fujimori protagonizó el 5 de abril de 1992, rompió con una antigua tradición que se remontaba a 1828, cuando se instauró la primera división entre senadores y diputados en el hemiciclo.
En 2007 y 2009 hubo dos intentos de reforma. Durante el gobierno pasado, la comisión de Constitución llegó a aprobar un proyecto de ley que proponía una vuelta al régimen bicameral, restituyendo un senado con 60 representantes. El grupo de trabajo contaba con la presencia de cuatro fujimoristas, que votaron en contra de la medida. Curiosamente, una de ellos fue Luz Salgado. Corría el año 2013, y la posición de su partido parecía unánime. Preguntada por el tema, Keiko Fujimori expresó su rechazo rotundo, y afirmó que su grupo parlamentario daría “una dura batalla” contra la medida. Al final, como las veces anteriores, ésta no obtuvo el visto bueno del pleno, y no prosperó.
Ahora podría pasar algo distinto. La bancada fujimorista no ha expresado una posición oficial, pero incluso las voces más recalcitrantes del partido han matizado sus opiniones. Es el caso de la excongresita Martha Chávez, quien junto con Luz Salgado votó en contra de la vuelta de la segunda cámara postulada en 2013. Aunque sigue estando en contra de ella, ahora Chávez añade: “Si la opinión mayoritaria de quienes tienen que tomar la decisión de modificar la Constitución va por el bicameralismo, se tendrá que respetar”.
Otros partidos, como Acción Popular o el Apra, ya se han manifestado a favor de restablecer el senado. Pero para que opere este cambio, tendría que reformarse el artículo 90 de la Constitución. Esto requiere una mayoría calificada, que sume 87 de los 130 actuales parlamentarios. Hacerlo sería imposible sin el concurso del fujimorismo, cuya bancada tiene 72 integrantes. Por eso la importancia de la posición que asuma.
El aumento del presupuesto del legislativo
Una de las principales críticas contra la medida es económica. La llegada de 60 nuevos representantes al Congreso, con sus asesores y funcionarios, aumentaría el presupuesto del legislativo. Esto no tendría un impacto significativo en el presupuesto nacional, pero sí entre los ciudadanos, que suelen ser muy críticos con el trabajo parlamentario, y le conceden un índice de aprobación que apenas supera el 30%.
“Este es un argumento populista”, asegura Francisco Eguiguren, especialista en derecho constitucional: “La creación de una nueva cámara no tiene por qué aumentar los costos. Por ejemplo, el Congreso bicameral de los ochenta era más barato que el actual”. Para Eguiguren, la presencia del Senado no tendría por qué volver ineficiente el proceso de aprobación de una ley, siempre y cuando cuente con los apoyos necesarios. “Si estos no existen, lo mejor es que la ley repose y madure, hasta alcanzar los consensos que la respalden”, precisa.
Volver a la bicameralidad supondría aceptar una reforma medular en el texto de la Constitución que personifica jurídicamente el paso de Alberto Fujimori por el poder. La existencia de una sola cámara facilitó el control político a la bancada fujimorista, y permitió la aprobación de leyes tan polémicas como la amnistía al Grupo Colina (comando paramilitar que operó a comienzo de los noventa) o la llamada Ley de interpretación auténtica (que autorizó a Fujimori a presentarse a un tercer período presidencial consecutivo). Normas de esta clase fueron vitales para la consolidación del proyecto autoritario en marcha.
El especialista en derecho constitucional Francisco Eguiguren cree que la mala imagen del legislativo peruano es justificada, y responde a una profunda crisis de los partidos políticos, que suelen improvisar sus listas de candidatos. “Nadie garantiza que con el bicameralismo el producto sea mejor, con el universo de candidatos a elegir”, añade, “pero tenemos que ensayar soluciones para salir de la actual mediocridad”. Pronto se sabrá si este ensayo prospera, se hace con seriedad y fortalece la institucionalidad del Parlamento.
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