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Líbano estrena un Gobierno con 30 ministerios para cerrar 33 meses de vacío político

El partido-milicia Hezbolá mantiene poder de veto en el Gabinete de Saad Hariri

Natalia Sancha

Tras 33 meses de vacío político, el primer ministro libanés, Saad Hariri, anunció en la noche del domingo la formación de un nuevo Gobierno con 30 ministerios liderados por miembros de los principales bloques políticos del país, uno de mayoría suní y el otro chií. “Este es un Gobierno de entendimiento”, declaró Hariri tras 45 días de duras negociaciones. La nueva Administración representa a todas las fuerzas políticas excepto al partido cristiano Kataeb, que rechazó la única cartera que le fue ofertada. La prioridad del nuevo Gabinete será la de redactar junto al Parlamento una nueva ley electoral. Para ello disponen de pocos meses puesto que las legislativas parlamentarias están fijadas para el próximo mes de mayo, siendo las primeras que se celebren en ocho años después de en 2013 se prorrogara el mandato del Parlamento.

El presidente libanés, Michel Aoun (I), con el primer ministro Saad Hariri (D), en el palacio de Baabda, en Beirut, este domingo.
El presidente libanés, Michel Aoun (I), con el primer ministro Saad Hariri (D), en el palacio de Baabda, en Beirut, este domingo.DALATI NOHRA / HANDOUT (EFE)

La nueva Administración libanesa cuenta con 23 ministros y seis carteras nuevas. La de Corrupción, Asuntos Relaciones con los Refugiados (el Gobierno cifra en 1.5 millones los refugiados sirios que acoge en su territorio, lo que cuenta por un cuarto de la población total), Derechos Humanos, Antiterrorismo o el de la Mujer son varios de ellos. La única ministra ocupará, sin embargo, la cartera de Desarrollo Administrativo, también recién creada. Los aliados del presidente Michel Aoun, líder del Movimiento Patriótico Libre, detentan cuatro carteras clave: Exteriores, Finanzas, Defensa y Energía. Mientras que Hariri, líder del partido El Futuro, se adjudica la de Interior.

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Líbano arrastra un vacío presidencial desde marzo de 2014, cuando el presidente Michel Suleimán abandonó el cargo tras cumplir su mandato. A las rivalidades internas se han ido sumando las provocadas por el conflicto sirio, que ha ahondado las diferencias entre los dos bloques políticos del país: el 14 de Marzo, liderado por Saad Hariri y enemistado con el régimen sirio, y el 8 de Marzo, bajo el liderazgo de Hezbolá y Aoun, aliados de Bachar el Asad. Ambas coaliciones se mantuvieron firmes en el respaldo de sus respectivos candidatos y boicotearon hasta 45 sesiones parlamentarias.

El desbloqueo político llegó el pasado 31 de octubre cuando el exgeneral Michel Aoun fue elegido presidente. Pocos días después, Saad Hariri fue nombrado primer ministro. Ambos dirigentes comparten hoy un Gobierno dividido en su política exterior. Hariri acusa al régimen sirio del atentado que mató a su padre y ex primer ministro, Rafik Hariri, con coche bomba en Beirut en febrero de 2005. El magnicidio provocó la retirada de las tropas sirias del país tras 29 años. Cinco años antes se habían retirado las tropas israelíes apostadas en el sur del Líbano desde 1982. Hoy la frontera sur libanesa cuenta con 10.000 cascos azules desplegados como fuerza de interposición, entre los que se encuentran 600 soldados españoles.

La coalición del 8 de Marzo cuenta con 17 ministros, dos de ellos de Hezbolá, y por lo tanto con capacidad de veto. Por lo que Hariri liderará hasta mayo un Gobierno sin mayoría de ministros. El nuevo gabinete dispondrá de pocos meses para lidiar con problemas tan acuciantes como la crisis de la gestión de desechos, los cortes de electricidad y agua, la crisis de refugiados y la preocupante tasa de desempleo que ha forzado a las nuevas generaciones más cualificadas a sumarse a la extensa diáspora libanesa. La injerencia de actores libaneses en la guerra siria, como la del brazo armado de Hezbolá que combate junto a las tropas de El Asad, se antoja uno de los temas más espinosos.

La redacción de una nueva ley electoral más representativa es otra de las prioridades de los recién nombrados. Y ello, en un país en el que desde el acuerdo de Taef, que puso fin a la Guerra Civil libanesa [1975-1990], el presidente ha de ser cristiano, el primer ministro musulmán suní, y el portavoz del Parlamento musulmán chií. La demografía de sus 4,5 millones de habitantes forma parte integrante de una política altamente confesional. Sin embargo, el último censo oficial realizado en el país data de 1932, según el cual Líbano contaría con un 40% de cristianos y un 60% de musulmanes, repartidos a partes iguales entre suníes y chiíes.

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