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El grupo kurdo TAK reivindica el atentado del estadio de Estambul

El Gobierno promete vengar el doble ataque suicida, del que culpa al PKK. Las relaciones entre ambas organizaciones kurdas son ambiguas

Funeral en Estambul de algunos de los agentes de policía víctima del atentado del sábado.Foto: atlas | Vídeo: SEDAT SUNA EFE | ATLAS
Andrés Mourenza

El grupo armado Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK) reivindicó este domingo la autoría del doble atentado suicida que en la noche del sábado acabó con la vida de 38 personas -siete civiles, treinta policías y una persona aún por identificar- en las inmediaciones del estadio Inönü del Besiktas de Estambul tras un partido de fútbol. El Gobierno había culpado anteriormente al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de ser el responsable. La relación entre el PKK y el TAK siempre ha sido ambigua desde que esta última organización comenzase a actuar en 2004.

"Dos de nuestros camaradas fedayines se convirtieron en mártires de forma heroica", afirma el comunicado publicado por la web de TAK, que identifica a la célula responsable del atentado como un comando “vengador” y asegura que hará públicas las identidades de los autores del ataque en los próximos días. El grupo asegura que su objetivo "no es el pueblo turco" sino el "fascismo del AKP" (partido islamista gobernante en Turquía). Además, amenaza con que responderá "a cada derramada" de los kurdos en la guerra que fuerzas de seguridad y rebeldes libran en el sudeste del país.

En cambio, el Gobierno apuntó al PKK después de que a lo largo del día se produjesen trece detenciones de sospechosos. “Todavía estamos investigando pero con toda probabilidad se trata de la organización separatista PKK”, afirmó el primer ministro Binali Yildirim. El viceprimer ministro y portavoz del Ejecutivo, Numan Kurtulmus, aseguró en una entrevista en la cadena CNN-Türk que las pistas apuntan al PKK. “Entendemos que se trata de un ataque planeado de forma muy detallada. Primero salieron del estadio los seguidores del Besiktas, luego los del Bursaspor, siguiendo la rutina (establecida para los partidos de alto riesgo). El objetivo del ataque fue el lugar donde se reúne a los agentes (una vez terminada su tarea). Es decir, el objetivo era claramente la policía”, explicó el viceprimer ministro. Otro de los indicios de su acusación es la elevada cantidad de explosivos –“entre 300 y 400 kilos”- usada en la furgoneta que fue detonada junto a un vehículo policial, presuntamente por un piloto suicida. Una técnica que han utilizado PKK y TAK en algunos de sus últimos ataques.

La segunda explosión se produjo 45 segundos después de la primera en el cercano parque de Maçka, a través del que se accede al estadio por el extremo opuesto a donde estalló la primera bomba. En este caso fue un militante que cargaba explosivos en una mochila y que se habría inmolado cuando unos agentes trataron de darle el alto. El suicida se llevó por delante a cuatro agentes y un civil.

Un experto de seguridad local y una fuente de seguridad occidental con experiencia en Turquía consultados por EL PAÍS confirmaron ambos que la forma de operar utilizada concuerda más con el TAK. Lo que no está claro es cuál es la relación entre PKK y TAK, pues ambos grupos compartes objetivos e ideología. Según algunos, el segundo es una escisión más radical del primero, según otros, sería un grupo instrumental para la cúpula del PKK, utilizado para reivindicar los atentados más crueles sin manchar su reputación. “Cuando hay muertes civiles, lo reivindica el TAK. Si sólo pierden la vida miembros de las fuerzas de seguridad, lo reclama el PKK”, ejemplifica el analista Abdullah Agar.

Todos los partidos del arco parlamentario turco han criticado el ataque, incluido el prokurdo Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP), al que el Gobierno acusa de actuar a las órdenes del PKK y cuyos líderes están en prisión precisamente por este motivo. “Condenamos duramente estos ataques, nos sentimos muy tristes y compartimos el dolor de las familias, a las que ofrecemos nuestras condolencias”, afirmó el HDP en un comunicado.

“No tiene ninguna importancia el nombre del grupo que cometió este atentado despreciable. El objetivo del PKK, del Daesh (Estado Islámico) o de FETÖ (cofradía religiosa acusada del golpe de estado) es el mismo: atacar a nuestro país y a nuestra nación”, dijo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que prometió continuar peleando contra el terrorismo de la misma forma, en una Turquía que desde verano del año pasado ha sufrido una treintena de graves atentados y libra una guerra contra los rebeldes kurdos en el sudeste del país. Entre víctimas atentados y del conflicto kurdo suman más de 2.700 muertes en apenas 18 meses. “Continuaremos nuestra lucha sin pausas, conscientes de que implicará añadir nueva sangre a la que llevamos vertiendo desde hace mil años para hacer de estas tierras nuestra patria”, añadió Erdogan.

Para este domingo se ha declarado un día de luto nacional y ya han comenzado los primeros funerales de Estado por los policías caídos. En la ceremonia que tuvo lugar en la Dirección General de Policía de Estambul, el ministro de Interior, Süleyman Soylu, prometió “venganza” por el atentado: “Se escondan donde se escondan, sea cual sea el precio, pagarán por ello”.

Durante todo el día, miles de personas se han acercado al estadio del Besiktas a depositar claveles para honrar a las víctimas y a rezar por los muertos. La mayoría enarbolaba banderas de Turquía y profirieron gritos de condena al terrorismo. En algunos momentos se vivieron escenas de tensión, cuando representantes políticos de la oposición y algunos periodistas extranjeros fueron increpados.

Los medios progubernamentales turcos y algunos diputados oficialistas han llamado la atención sobre que el atentado se produjese escasas horas después de que los islamistas presentasen en el Parlamento un proyecto de reforma constitucional pactado con la derecha ultranacionalista que convertirá a Turquía en un sistema presidencialista, por lo que culparon a todos los opositores que rechazan este cambio de régimen de ser cómplices del terrorismo. También achacaron a los países occidentales, y en especial a la Unión Europea, no dar suficiente apoyo a Ankara en su lucha contra el PKK, grupo considerado terrorista por la UE y EEUU.

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