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El ISIS trata de reconquistar Palmira pese a la ofensiva de los aviones rusos

Los yihadistas acechan de nuevo la histórica ciudad aprovechando que el régimen se concentra en Alepo

MIlicias del ISIS desplegadas el sábado en el frente del sur de Palmira.Foto: reuters_live | Vídeo: REUTERS
Juan Carlos Sanz

La batalla por la histórica ciudad siria de Palmira se encarnizó este domingo. El ISIS solo había podido mantenerse unas horas en parte de la urbe durante la noche del sábado, ya que unos 4.000 de sus combatientes se vieron forzados a huir en la madrugada del domingo ante el diluvio de bombas y misiles lanzado por la aviación de Rusia, aliada del régimen del presidente Bachar el Asad. El Estado Islámico volvió a entrar en la urbe, sin embargo, horas más tarde, según reconoció el gobernador de la provincia de Homs, Talal Barazi.

Las milicias del Estado Islámico ya se habían apoderado durante 11 meses de Palmira hasta que fueron expulsadas el pasado marzo. Los yihadistas han aprovechado ahora que la plaza ha quedado desguarnecida por el envío de refuerzos gubernamentales al frente de Alepo para intentar volver a conquistarla y hacerse con el control de varios yacimientos de gas y petróleo cercanos. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó de que los milicianos del ISIS se habían replegado hacia zonas rurales próximas a Palmira, donde se enfrentaban a tropas de élite del Ejército sirio y de sus aliados chiíes que habían sido despachadas con urgencia desde Alepo y Damasco. Desde el pasado jueves habían hostigado la ciudad con una ofensiva en la que lanzaron coches cargados de explosivos conducido por suicidas contra los puestos defensivos. Las fuerzas gubernamentales trataban “por todos los medios” de recuperar el control de la ciudad en la noche del domingo, según aseguró el gobernador de la ciudad.

El Ministerio de Defensa de Rusia precisó desde Moscú que su aviación había lanzado 64 ataques durante la noche del sábado al domingo que se habían cobrado la vida de más de 300 yihadistas, y destruido una docena de blindados y más de 30 vehículos del ISIS. Las aeronaves de combate rusas cuentan con una base área en manos del régimen en las inmediaciones de la ciudad del desierto, situada 150 kilómetros al este de la capital siria. Algunos de los restos arqueológicos grecorromanos de Palmira, declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco, sufrieron graves daños durante los meses de ocupación por el Estado Islámico. El Observatorio, que dispone de una red de informadores sobre el terreno, aseguró que los soldados del régimen habían sido desplazados por los enfrentamientos hacia el sur de Palmira-

El régimen sirio y sus aliados han mantenido mientras tanto los bombardeos sobre el reducto de apenas el 7% de la zona del este de Alepo que los rebeldes controlaban desde 2012, y en la que aún resisten los insurgentes. La incursión del Estado Islámico sobre Palmira ha frenado la intensidad de los combates en la parte oriental de la dividida ciudad del norte, de donde pudieron salir ayer más de 10.000 residentes que permanecían cercados, según informaciones militares rusas.

Los intentos diplomáticos de alcanzar una tregua —reclamada por una abrumadora mayoría por la Asamblea General de la ONU– para permitir la evacuación de más de 100.000 civiles y el repliegue de los rebeldes se han estrellado contra la determinación de El Asad lograr una victoria aplastante en Alepo que dé un vuelco a una guerra que se encamina hacia su sexto año.

A pesar de la acusación de que se están cometiendo “crímenes de guerra” en la ciudad, expresada el sábado en París por el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, las fuerzas gubernamentales mantienen su estrategia de vaciar de habitantes con ataques indiscriminados en el asalto final a los últimos distritos en manos rebeldes. El sorprendente avance del ISIS sobre Palmira apenas parece haber distraído al Ejército sirio y a sus aliados rusos de este objetivo.

Las tropas leales a El Asad han intensificado su avance en el sureste de Alepo, de manera que la rebelión apenas controla una franja de la ciudad en la que sus milicianos se hacinan junto a decenas de miles de civiles indefensos.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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