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Bruselas avisa de que el ‘Brexit’ debe estar negociado en octubre de 2018

Michel Barnier se da un plazo en su primera conferencia de prensa en Bruselas

Michel Barnier, en la rueda de prensa este martes.Foto: reuters_live | Vídeo: E. DUNAND (AFP) / QUALITY
Claudi Pérez

Dureza para empezar. Michel Barnier se ha presentado hoy en Bruselas como negociador de la Comisión Europea para el Brexit con un mensaje de firmeza: quiere limitar las negociaciones del Brexit a apenas 18 meses. "Debe haber un acuerdo antes de octubre de 2018 si Theresa May cumple su palabra y notifica el inicio de las negociaciones a finales de marzo", ha dicho en su primera comparecencia ante la prensa, en Bruselas. El objetivo es tener seis meses adicionales para que todas las instituciones cumplan con los procedimientos y todo esté listo antes de las elecciones europeas de la primavera de 2019.

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Los tratados fijan un máximo de dos años para negociar el nuevo estatus del Reino Unido. Barnier ha prometido que trabajará para una "salida ordenada" de Reino Unido, pero ha dejado claro que se avecina un Brexit duro. Bruselas reitera que no habrá negociación hasta que Londres envíe la petición de salida. Proclama que el mercado único es indivisible con las cuatro libertades básicas: es decir, con la libre circulación de personas. Afirma que trabajará a fondo para mantener la unidad europea a 27, con el objetivo explícito de lograr el mejor acuerdo para los europeos. Y avisa de que un tercer país no puede tener los mismos derechos que el resto de socios, "porque tampoco comparte las obligaciones". "No será posible picotear", ha dicho: la UE rechaza que Londres pueda quedarse con todas las ventajas y dejar fuera del acuerdo lo que los británicos no quieren, como contribuir al presupuesto o permitir que los europeos vivan y trabajen en la isla. Bruselas ha mostrado esa unidad y esa dureza desde el primer día. La razón es fácil de comprender: una salida fácil --y gratis-- serviría como apetecible anzuelo para más fugas, con partidos abiertamente antieuropeos al alza en todas las encuestas y tres elecciones cruciales por delante en Holanda, Francia —sobre todo Francia— y Alemania.

"Todo ese trabajo será legalmente complejo, políticamente sensible y tendrá importantes consecuencias para las economías y los pueblos de los dos lados del Canal", ha dicho el excomisario en un discurso muy medido, en el que ha manifestado que lo primero "es que Reino Unido aclare qué tipo de relación quiere antes de que los 27 reaccionen". La negociación del Brexit es lo contrario de las aperturas en el ajedrez: quien mueve primero tiene desventaja, a diferencia de lo que ocurre en ese deporte. Londres debe mostrar sus cartas. Y Bruselas está decidida incluso a acortar los tiempos: "Habrá poco tiempo. Soy consciente de que esos 18 meses son escasos", ha dicho Barnier, en una muestra más de que Europa no quiere poner las cosas fáciles a Londres.

Se avecina una negociación compleja. Reino Unido necesita un acuerdo temporal, mientras duren las negociaciones sobre la salida de la UE. Bruselas apunta que en ese periodo de transición no puede haber acceso al mercado único si Reino Unido no respeta otros compromisos: si Londres quiere derechos, tendrá también obligaciones, como sucede por ejemplo con Noruega (con acceso al mercado único, pero a cambio de participar en el presupuesto, algo que detestan los británicos). "La actitud de Londres antes y después del referéndum tampoco ha ayudado a suavizar las posiciones europeas, algo que explica la actual posición de la UE al respecto", asegura Mujtaba Rahman, de Eurasia Group. Más adelante, las debilidades de la UE a 27 pueden aflorar, pero en los primeros estadios de la negociación Europa ha mostrado una desacostumbrada unidad. El próximo paso será la cena de la cumbre de la semana que viene, en Bruselas. Theresa May no está invitada a esa cena. Los líderes velarán armas para la apertura de las negociaciones, en marzo, y subrayarán la unidad que reina hoy entre los 27. Hasta marzo, Barnier ironiza: "Keep calm & negotiate" (mantened la calma y negociad).

Reino Unido quiere que las conversaciones duren menos de dos años

Un portavoz del Gobierno de Theresa May declaró este martes que el Ejecutivo británico no quiere que las conversaciones de salida de la UE se alarguen durante más de dos años. Ese es el plazo límite que contempla el artículo 50 del Tratado de Lisboa, pero hay voces que estiman que la complejidad de las negociaciones puede hacer necesario ampliar este periodo. Todo dependerá del nivel de dureza del diálogo. A este respecto, el presidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem se ha mostrado partidario hoy de un Brexit suave y ordenado, aunque para eso "es necesario que el Gobierno británico adopte una actitud diferente", ha dicho.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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