El crossfit se cuela en la campaña electoral de Kuwait
Los islamistas parecen más interesados en la moral pública que en la crisis fiscal que acucia al emirato
Los kuwaitíes están convocados a las urnas el próximo sábado después de que el emir disolviera el Parlamento el pasado octubre a causa de la crisis por el aumento del precio de los carburantes. Dado el desplome del barril de petróleo y la corrupción endémica, uno esperaría que los candidatos debatieran medidas para sanear la economía y la gestión del país que tiene las séptimas reservas de crudo del mundo. Sin embargo, algunos se muestran más preocupados por el creciente éxito del crossfit en Kuwait.
“Los atletas compiten mezclados hombres y mujeres; hay extranjeras e incluso algunas kuwaitíes que llevan ropa indecente, como sujetadores deportivos, en público y en un ambiente mixto. Es vergonzoso e inaceptable”, ha criticado Walid al Tabtabai, un destacado islamista citado por la agencia France Presse.
Al Tabtabai es uno de los 454 candidatos que, según el diario Kuwait Times, se disputan los 50 escaños de la Asamblea Nacional, sin duda la legislatura más poderosa de las seis monarquías de la península Arábiga. Kuwait fue pionero en la adopción de una Constitución y un Parlamento tras su independencia en 1961. Los diputados pueden convocar a los ministros y someterlos a una moción de censura.
Sin embargo, sea cual sea el resultado de las urnas, es el emir quien, de acuerdo con la Constitución, elige al primer ministro. Además, la familia reinante, Al Sabah, se reserva las carteras clave de Defensa, Interior y Asuntos Exteriores, y los ministros (un máximo de 16 de los que sólo uno tiene que ser diputado) disponen de escaño en la Cámara, con lo que pasa de 50 a 65 miembros, distorsionando el resultado electoral a favor de los progubernamentales. En consecuencia, no se produce la alternancia que cabría esperar en un régimen democrático.
Esta peculiaridad, poder cuestionar al Gobierno sin tener la capacidad de formarlo, lleva rutinariamente a un bloqueo que el emir resuelve disolviendo el Parlamento. Es lo que ha pasado de nuevo este año a raíz del enfrentamiento entre los diputados y el Ejecutivo por el aumento de hasta el 80 % en el precio de los carburantes y otros servicios básicos.
Tan drástica medida intenta hacer frente al agujero fiscal que ha causado el desplome del petróleo, fuente del 95 % de los ingresos del emirato. Los 97.000 millones de dólares del ejercicio 2013-2014 pasaron a 40.000 millones en el 2014-2015 y este año (que a efectos contables se cierra el 31 de marzo) apenas llegarán a 35.000 millones. Eso se ha traducido en un déficit de 15.000 millones, tras 16 años seguidos de superávit. Pero los kuwaitíes, que suponen un 30 % de los 4,7 millones de habitantes del país y están acostumbrados a un generoso estado de bienestar, han encajado mal el ajuste.
Las elecciones vuelven a contar con la participación de opositores, tanto islamistas como liberales, que boicoteaban los comicios desde 2012 en protesta por el reparto de distritos y la negativa de la familia real a ampliar las competencias del Parlamento. Sin embargo, su división y sus distintas prioridades, tal como pone de relieve la preocupación con el crossfit del islamista Al Tabtabai, tampoco auguran que introduzcan cambios en la próxima legislatura.
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