Washington DC, ciudad de ratas

Por primera vez, la palabra rata no se utiliza en la capital de Estados Unidos para referirse despectivamente a los políticos que trabajan en el Capitolio, sino a los roedores que en los últimos años han invadido sus calles.

Ratas en los parques públicos. Ratas en las aceras. Ratas en los arbustos. Ratas en medio de la calle. Ratas en el metro. Ratas entre contenedores de basura. Así hasta 3.000 avisos han disparado la alerta en la capital de Estados Unidos, que ha visto un incremento del 57% en las denuncias con respecto a 2015. La situación es tal que los residentes de Washington pueden llamar al servicio de emergencias —apunte, 311— para avisar de dónde y cuándo ha visto una rata.

Washington está acostumbrada a ser la imagen del poder, la burocracia, la influencia de los lobbies de su calle K y, en los últimos años, de la división política más agria en el Capitolio. Las anécdotas de una ciudad infestada de ratas se quedaban hasta ahora en Nueva York y en Chicago, afectadas por una epidemia similar, pero la capital estadounidense acaba de unirse a estas dos ciudades en el tercer puesto del ránking de las urbes con mayor número de ratas.

La gravedad del caso de Washington radica en la proporción entre ratas y seres humanos (una de ellas por tres de nosotros). Mientras que la capital cuenta con una población de 672.000 habitantes, Nueva York y Chicago, en el primer y segundo puesto de esta temida clasificación, cuentan con 8.6 y 2.7 millones respectivamente.

Es tan habitual caminar por el centro de la ciudad y observar ratas en las aceras que varios residentes lanzaron este año una página en el servicio online Yelp en la que registraron la plaza de Dupont Circle como “Santuario de Ratas”. Los usuarios intercambian consejos sobre la mejor hora para avistar a las ratas, recomiendan “no llevar calzado abierto” e invitan a jugar a “salta de golpe cuando la rata te roce”.

Presuntos roedores también han dejado comentarios para denunciar “la plaga de humanos” en la plaza o algunas de las recientes mejoras, como la presencia de restos de “comida orgánica” o la amplitud del espacio para aparcar. La calificación del recinto es, según Yelp, 3.5 estrellas sobre 5. Pero ironías aparte, la estrategia sirvió para llamar la atención sobre un problema que ha empeorado notablemente en los últimos años.

El Ayuntamiento anunció un plan de colaboración con el Servicio de Parques Nacionales, la agencia federal que se encarga del mantenimiento de la mayoría de espacios verdes de la ciudad, para luchar contra la plaga. La institución ha invertido un total de 55.000 dólares este año y espera erradicar las ratas de 46 parques de la ciudad.

El fatídico ranking elaborado por Orkin, una de las empresas especializadas en exterminar a las ratas, está basado en el número de intervenciones que hacen en cada localidad. La compañía asegura que las llamadas se han incrementado un 61% en Chicago, un 129% en Nueva York y un 57% en Washington. San Francisco, que ocupa el cuarto lugar en la clasificación, vio un aumento del 174%.

Mientras los residentes de la capital comentan su último avistamiento de ratas —una durante la última carrera por Rock Creek Park, otra de camino del metro a casa y la última escarbando en una papelera— las autoridades no han identificado la razón exacta que explique por qué han dejado de ser un problema puntual para convertirse en una presencia garantizada en las calles, especialmente al anochecer.

Los expertos apuntan a causas como el hecho de que los últimos inviernos hayan sido más cálidos, pero también al factor humano. Tanto en la zona de Dupont Circle que Yelp ha declarado “santuario” para los roedores como en otras partes de la ciudad, es habitual encontrar contenedores de basura de viviendas y restaurantes que no son eliminados todos los días.

La capital de Estados Unidos cuenta con un servicio público de retirada de basuras que solo funciona para las viviendas unifamiliares y edificios con menos de tres apartamentos. Incluso en estos casos, la basura solo se retira una o dos veces a la semana. El resto de edificios deben contratar un servicio de retirada de basuras privado.

Y entre uno y otro, la presencia de comida en las calles y jardines puede ser el atractivo perfecto para un animal que ya ha demostrado su capacidad hasta para comer pizza bajando los escalones del metro de Nueva York.