La UE reprende a Rusia por su papel en Siria pero evita aplicar sanciones
Los ministros de Exteriores creen que los bombardeos "pueden ser crímenes de guerra"
Europa eleva el tono con Rusia, aunque sin llegar a penalizar al país por su intervención en la guerra de Siria. Los ministros de Exteriores de la UE consideran que los continuos bombardeos sobre Alepo —con hospitales, escuelas e infraestructuras básicas como objetivo— “pueden constituir crímenes de guerra”. Con el corsé que supone pactar comunicados que aglutinen el visto bueno de todos los socios, los ministros mencionan a Rusia como el principal actor de esa ofensiva, pero renuncian a aplicarle sanciones, como pedían Reino Unido y Francia.
La referencia —aunque tímida— a los crímenes de guerra abre la puerta a poder juzgar algunas de estas tácticas en la Corte Penal Internacional, con sede en La Haya. El texto pactado por los ministros cita este organismo, aunque sin aclarar qué crímenes deberían evaluarse allí. “La UE recuerda su convicción de que la situación en Siria debería ser juzgada en la Corte Penal Internacional”. La diplomacia europea también amaga con aplicar “más medidas restrictivas a Siria”, consistentes en vetar a individuos u organizaciones considerados cooperadores necesarios de la represión.
Mientras los ministros concluían la reunión en Luxemburgo, Rusia anunció una tregua de ocho horas el próximo jueves, justo cuando se reúnen los jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas, con Rusia entre las discusiones principales. “Por supuesto es un paso positivo, aunque la última evaluación de Naciones Unidas decía que eran necesarias 12 horas. Pero cualquier cosa que pueda aliviar esta catástrofe es necesaria”, ha valorado la alta representante para la Política Exterior, Federica Mogherini, tras la reunión de ministros. El anuncio ruso reafirmó a algunos de los partidarios de no acorralar demasiado a Moscú (Italia, algunos de los socios del Este, pero también Alemania) para no dinamitar estos intentos de apaciguar, aunque sea temporalmente, las hostilidades.
“Este es el mayor conflicto que conocemos desde la Segunda Guerra Mundial. Nos dirigimos a Rusia para decirle que puede parar esta masacre”, ha señalado el ministro francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault. Además de las alusiones indirectas, el comunicado de los ministros menciona varias veces a Rusia para que “frene los bombardeos indiscriminados del régimen sirio”. Y “deplora el veto” que Moscú empleó en el Consejo de Seguridad de la ONU a principios de mes para interrumpir los bombardeos y permitir que entrase la ayuda humanitaria a Alepo, donde hay casi 300.000 personas atrapadas. Los ministros condenan también el uso de armas químicas, que “constituye una escalada del conflicto catastrófica que ha causado más muertes de civiles”.
Nueva vía política
La posición de la diplomacia europea resulta, pese a todo, tibia respecto a la magnitud del conflicto. Los ministros han aguardado a ver si fructificaban los esfuerzos negociadores que se han sucedido durante el fin de semana en Lausana (Suiza) para intentar que Rusia y Estados Unidos volvieran a la mesa de diálogo. De momento no se ha logrado y la UE exige que se reanude la vía política.
Alejada del foco principal de esa negociación sobre la crisis siria, la Unión Europea busca una vía alternativa para influir. Mogherini se reunirá en los próximos días con actores clave en el conflicto. El objetivo suena distante e irrealista: empezar a discutir sobre el momento en que cese la guerra en Siria, que vive su fase más cruenta. “Sé que puede sonar alejado, pero creemos que puede ser útil. Y hablar sobre el postconflicto puede ayudar a los actores a encontrar terreno común para solucionarlo”, ha insistido Mogherini. Turquía, Irán y Arabia Saudí figuran entre esos vecinos de Siria con los que la alta representante pretende discutir en breve.
La iniciativa representa un intento de adquirir un papel más visible en una crisis en la que la UE apenas tiene presencia. Los Veintiocho no intervienen desde el punto de vista militar y la negociación política queda reservada a Estados Unidos y a Rusia.
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