Sturgeon desafía a May con el proyecto de un nuevo referéndum de independencia
La ministra principal de Escocia inicia los trámites para la celebración de otra consulta
La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, ha redoblado su desafío al Gobierno británico al anunciar que la semana que viene publicará un proyecto de ley para la celebración de un segundo referéndum de independencia, dos años después de que los escoceses rechazaran en las urnas la secesión por un margen de cuatro puntos. La intención, según Sturgeon, es tener la legislación preparada para convocar una consulta sobre la independencia antes de la ruptura definitiva de Reino Unido con la UE, prevista para marzo de 2019, si eso se revelara “necesario para proteger los intereses” de los escoceses, que votaron mayoritariamente por la permanencia en la UE.
Arropada por la ovación de los delegados del Partido Nacionalista Escocés (SNP), reunidos en su congreso anual en Glasgow, Sturgeon ha advertido este jueves a Theresa May de que no va de farol: “Si cree por un solo segundo que no voy en serio a la hora de proteger los intereses de Escocia, que vuelva a pensar”.
El Gobierno de May carece de un “plan detallado” más allá de la “dura retórica” que viene exhibiendo, ha criticado Sturgeon, en referencia a los indicios que indican que la estrategia de la primera ministra pasa por priorizar el control de la inmigración incluso a costa de renunciar al acceso al mercado único. Sturgeon ha defendido que Escocia, donde ganó la permanencia en la UE por un 62% contra un 38%, tiene derecho a escoger un camino diferente si no se le permitiera proteger sus intereses dentro de Reino Unido.
Sturgeon, sin embargo, ha dejado claro que la tramitación del proyecto de ley no implica necesariamente que vaya a celebrarse un segundo referéndum de independencia, sino que se trata solo de tener todas las opciones abiertas. El objetivo inmediato, aclaró después un portavoz, es conseguir de Londres ciertas concesiones durante las negociaciones de ruptura con la UE. La lista de deseos que presentará Sturgeon a May incluye competencias sobre inmigración, poderes para cerrar acuerdos comerciales independientes y alguna fórmula que permita a Escocia, en palabras de la ministra principal, “permanecer en el mercado único” aunque Reino Unido lo abandone.
La tramitación de la legislación para un segundo referéndum de independencia proporcionará a Sturgeon una poderosa arma negociadora, disponible para activar en el caso de que, al final del proceso de salida de la UE, considere que los intereses de Escocia no han sido respetados. Además, las eventuales concesiones de competencias en materia de control de fronteras y política exterior que exige Sturgeon colocarían a Escocia más cerca de la lograr la anhelada independencia.
Los nacionalistas saben que la carta de un segundo referéndum conlleva, hoy por hoy, un enorme riesgo. Las encuestas siguen indicando que la independencia no ganaría y la opción ni siquiera está clara dentro de su partido, como ha reconocido la propia Sturgeon. “No pasa un día sin que alguien me aconseje darme prisa para celebrar un segundo referéndum, y no pasa un día sin que alguien me recomiende tomármelo con calma”, ha explicado.
La economía escocesa, que crece a un ritmo mucho más lento que la del conjunto del país, tampoco invita al optimismo respecto a una Escocia independiente. Y, por lo demás, el Parlamento escocés no tiene autoridad para convocar la consulta sin la autorización de Westminster. En respuesta a Sturgeon, Downing Street ha anunciado que el Gobierno seguirá trabajando de cerca con ella y con el pueblo escocés, pero que no apoyará un nuevo referéndum de independencia.
Con el anuncio del jueves, Sturgeon coloca el balón en el campo de Theresa May, a quien ha exigido reforzar la autonomía de Escocia con la devolución de competencias que ahora están en manos de Bruselas. Las dos líderes se reunirán a finales de este mes, cuando la primera ministra reciba a los representantes de los tres Gobiernos autónomos del país, para consensuar su implicación en las negociaciones del Brexit. Pero la amenaza del referéndum abre un poco más la división entre Londres y Edimburgo, en un momento crucial para el país.
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