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Tras el debate presidencial, la polémica continúa en St Clairsville

Este pueblecito de Ohio rebosaba de minas, pero el sector ha abandonado la región, dejándola morir lentamente

"¡Y aquí llega la oposición!" Así es como David Thompson anuncia, con un tono irónico, la entrada de Jim Martinek, su mejor enemigo, en el Newellston Dinner. El primer debate entre Trump y Clinton tuvo lugar la noche anterior y todo parece indicar que va a continuar en este bar de St Clairsville, un precioso pueblo del sur de Ohio anclado sobre una colina.

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David y Jim no se pondrán de acuerdo: el primero estima que Clinton, "una sociópata mentirosa", sólo continuará la obra de Obama, "que ha destruido la industria americana en 8 años". El segundo ve en Trump a un hombre "que dice lo primero que le viene a la mente". Sin embargo, la postura de Jim es minoritaria en St Clairsville. En este pueblo minero la población se siente abandonada por los políticos y apoya a Trump porque no es uno de ellos.

Aunque sí que hay un hecho que pone de acuerdo a estos dos jubilados: la región está profundamente deprimida, desde un punto de vista económico. St Clairsville se encuentra en pleno centro de la región minera del carbón. "Mi padre llegó emigrando de Polonia y me contaba que podía cambiar de empresa durante dos semanas sin tener que trabajar dos veces para la misma", nos cuenta Jim Martinek, de 70 años, ex director de un centro de educación especial. Hace un siglo, esta industria garantizaba 50000 puestos de trabajo en Ohio; en la actualidad solo 3000. La electricidad del Estado es dependiente en un 86 % del carbón.

Al bar entran John Paglialunga, de 68 años, y Rick Nemec, de 74, mineros de toda la vida. "Irlandeses, ingleses, alemanes, eslovacos, polacos... todos trabajábamos juntos", cuenta Rick Nemec. "Ahora ya no tenemos una causa que nos una", se queja David Thompson. ¿Quién es el culpable? Obama y sus leyes medioambientales, que han encarecido la actividad minera. John Paglialunga nos lo explica: "Hacer que la explotación minera sea más respetuosa con el medio ambiente es algo bueno, pero nuestras instalaciones datan de los años 50 y los empresarios americanos no quieren invertir en ellas".

Los empleos se han desplazado. "Es el embrujo del lucro que lo domina todo", afirma Jim Martinek. "Tanto a los políticos como a los patrones, cuantos más empleos destruyen más se les remunera". David Thompson ha conocido a lo largo de su vida 13 empleos diferentes, zarandeado por quiebras y deslocalizaciones.

Gracias al fracking— fracturación hidráulica—, este método de perforación tan polémico, el petróleo y el gas han tomado el relevo del carbón. El prometido de Cameron, la camarera, trabaja en este sector, después de haber pasado años dedicado al carbón; pero los contratos son inciertos. "A menudo lo despiden durante el invierno", nos cuenta la joven, "la última vez fue una semana después de que naciera nuestro bebé".

Los jóvenes huyen en masa de la región, atraídos por Columbus, capital del Estado. La hija de Jim trabaja allí de profesora, junto con su hijo, que es ingeniero informático. "Mi hijo me cuenta que si dejara su puesto el lunes tendría cuatro propuestas de trabajo sobre la mesa el mismo día".

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