“Trabajé a su lado, Peres fue un símbolo de Israel”
Entre los miles de israelíes que han acudido al Parlamento a despedir al expresidente, una antigua funcionaria da testimonio sobre una figura clave en la historia del Estado judío
Miles de israelíes han pasado este jueves por la sede de la Knesset (Parlamento) para rendir homenaje al expresidente Simón Peres, fallecido el miércoles tras sufrir el pasado 13 de septiembre un derrame cerebral. A primera hora de la mañana, el féretro con sus restos mortales fue escoltado hasta la gran plaza de la Knesset, donde, envuelto en la bandera israelí y rodeado de coronas de flores, ha permanecido toda la jornada. Los primeros en rendirle homenaje fueron el actual presidente de Israel, Reuven Rivlin, y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que se despidieron de Peres en una ceremonia privada en la que también participaron parlamentarios israelíes, antes de que las puertas del recinto se abriesen al público.
No ha habido grandes aglomeraciones –en parte porque se trata de un espacio abierto, al aire libre, con accesos muy amplios y apartado del centro urbano– aunque sí un flujo constante de ciudadanos que querían darle el último adiós. A mediodía ya habían pasado ante su féretro más de 10.000 personas, de acuerdo con los datos facilitados por los medios de comunicación estatales.
Muchos eran israelíes anónimos, pero también hubo personas que fueron cercanas al dirigente. “Trabajé 15 años a su lado, él es un símbolo de este país y por eso estoy aquí”, explicó Alisa Eshed, una exfuncionaria ya jubilada que colaboró con Peres a finales de los sesenta y durante los años setenta, en su etapa al frente de ministerios como el de Inmigración o el de Transportes. “Para mí es como si se hubiese muerto alguien de la familia, porque siempre fue muy cercano a nosotros. Mi marido fue coautor con Simon Peres del libro en hebreo Kan Mahar (Ahora, mañana), aseguró.
De pronto se corrió la vez de que iba a llegar Bill Clinton. Alisa abandonó el recinto antes de que la gente se arremolinara alrededor del expresidente norteamericano, la mayoría para hacerse selfies con el móvil a su paso. Minutos después del mediodía llegó Clinton a rendir homenaje a quien en muchas ocasiones calificó como su amigo. Acompañado de Rivlin y con la cabeza inclinada fue uno de los pocos en poder acercarse hasta el ataúd.
A unos 20 metros, una fotografía de Peres entre varias banderas israelíes a media asta marcaba el lugar donde se depositaban flores, coronas y hasta dibujos infantiles. Decenas de alumnos de los colegios de Jerusalén acudieron a la Knesset acompañados de sus profesores en una jornada lectiva en la que las escuelas estatales de Israel dedicaron la primera hora de clase a estudiar la figura del fallecido expresidente israelí.
El silencio, solo roto por buenas palabras de recuerdo a su figura, dominaba la plaza del Parlamento entre una multitud de soldados. Antes de entrar en el recinto, algunas mujeres cambiaban sus cómodas chanclas por zapatos de tacón “en señal de respeto”, decían con media sonrisa.
“Hoy es un día muy importante, porque es el primer día de nuestra historia como nación en que él no está. Peres ha estado siempre desde que se creó Israel, y ahora tendremos que aprender a vivir sin él”, explica Anna Base, de Netanya, en la costa mediterránea, que trabaja en Jerusalén. Había hecho una pausa en la oficina para despedirse del político que dedicó su vida a Israel hasta casi su último aliento.
En el funeral de Simón Peres, que será enterrado este viernes en el monte Herzl de Jerusalén, intervendrán sus tres hijos. Será una ceremonia a la que finalmente el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, aspira a asistir. Su presencia puede conllevar una alta carga de simbolismo frente al estancamiento del diálogo de paz. Serán testigos, entre otros, el presidente de Estados Unidos, Barak Obama; el rey Felipe VI, la reina Beatriz de Holanda; el presidente de Francia, François Hollande, así como sendas delegaciones de Egipto y Jordania, los dos únicos países árabes con los que Israel ha firmado la paz.
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