El Ejército sirio lanza una ofensiva terrestre contra las zonas rebeldes de Alepo
Las fuerzas del régimen aseguran haber tomado un distrito del centro, la oposición lo niega
El asalto final a Alepo giró este martes hacia la ofensiva terrestre. El fuerzas del régimen sirio y sus aliados concentraron tropas y carros de combate para intensificar las operaciones contra las milicias rebeldes en el este de Alepo. Las fuerzas de infantería gubernamentales lanzaron ataques coordinados en cuatro frentes con apoyo aéreo y de vehículos blindados. El Gobierno de Damasco se atribuyó la conquista de un barrio, pero la oposición dijo haber rechazado la incursión.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó de que las tropas gubernamentales habían avanzado en dirección al distrito de Seweiqa, al norte del recinto histórico de la ciudadela. Un portavoz militar sirio aseguró en la televisión estatal que sus fuerzas habían tomado el barrio. Jefes de las milicias insurgentes, sin embargo, dijeron a Reuters que el avance del régimen no llegó a consolidarse.
Después de que la aviación gubernamental, apoyada por las Fuerza Aérea rusa, y la artillería allanaran el camino desde el pasado viernes, las unidades de tierra del régimen de Bachar el Asad lanzaron operaciones coordinadas. Una de ellas tuvo como escenario el estratégico campo de refugiados palestino de Handarat (norte), que ya había sido ocupado durante unas horas por el régimen el pasado domingo.
La ofensiva terrestre golpeó también una zona próxima al hospital de Kindi, en el norte; el distrito central de Rashidin, y el barrio de las 1.070 Viviendas, al suroeste. Fuentes rebeldes aseguraron que todos los ataques —en los que participan fuerzas de élite iraníes junto a milicianos chiíes iraquíes y libaneses de Hezbolá— habían sido frenados por los combatientes de la oposición. El régimen trataba además de abrirse paso por dos frentes en el distrito opositor de Sheij Said.
Tras el fracaso de la tregua pactada por Estados Unidos y Rusia, la batalla de Alepo ha entrado en una espiral de destrucción sin precedentes en más de cinco años de guerra. Las imágenes que llegan desde la dividida ciudad muestran un paisaje de calles arrasadas, que algunos analistas identifican con el de Grozni, la capital de Chechenia bombardeada en 2000 por el Ejército ruso.
Las promesas de portavoces políticos y militares de El Asad sobre una ofensiva rápida y con armas de precisión en Alepo parecen sin fundamento. A la vista de la experiencia vivida en la ciudad de Homs (centro del país), que no pudo ser ocupada hasta que quedó prácticamente arrasada por los bombardeos, el asalto de la capital del norte de Siria se prevé largo, sangriento y destructivo.
Armas prohibidas
Naciones Unidas investiga las acusaciones planteadas por la oposición contra el régimen por la presunta utilización de bombas antibúnker (que producen enormes explosiones después de penetrar profundamente en los edificios) para agravar los daños, así como de proyectiles con fósforo blanco que han causado numerosos incendios. La utilización de estas armas contra objetivos civiles está prohibida.
El secretario general de la OTAN se sumó al creciente coro de voces de condena desde Occidente por la “barbarie” de la ofensiva siria con apoyo ruso desatada contra Alepo. Sin citar al régimen de Damasco, Jens Stoltenberg dijo que la “violencia observada en los ataques, que incluyeron a un convoy de ayuda humanitaria, es moralmente inaceptable”.
Rusia —que rechaza de plano estas imputaciones— parece haber abandonado la vía de la negociación para buscar una salida a la guerra. Sus fuerzas respaldan ahora los planes del régimen de recuperar por las armas la llamada “Siria útil”: Damasco, la costa mediterránea y las grandes ciudades del interior. Solo el feudo rebelde de Idlib (norte) y los barrios orientales de Alepo escapan aún a su control. “No hay perspectivas de salida política, la palabra final se dirá en el campo de batalla”, advirtió ayer en la prensa libanesa el aliado de El Asad y líder de Hezbolá, Hasán Nasralá.
Evacuar a los heridos
Naciones Unidas, a través de la Organización Mundial de la Salud y el Comité Internacional de la Cruz Roja hicieron un llamamiento a las partes en conflicto para la apertura de corredores humanitarios que permitan la evacuación desde Alepo de los heridos a causa de los combates y de los enfermos que no reciben tratamiento.
Para atender a los más de 250.000 civiles atrapados por el cerco gubernamental en los distritos orientales de la mayor ciudad del norte de Siria solo quedan 35 médicos en siete hospitales, algunos de los cuales están gravemente dañados por los ataques y funcionan parcialmente.
Desde que el pasado lunes las fuerzas leales al régimen del presidente Bachar el Asad intensificaron sus operaciones militares, en Alepo han muerto más de 200 personas y centenares han resultado heridas. Los centros sanitarios están desbordados y carecen de material para curas.Médicos sirios han alertado de que se necesitan urgentemente suministros médicos y quirúrgicos.
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