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La policía china reprime con balines de goma las protestas en la aldea rebelde

Los vecinos se movilizan contra el encarcelamiento de su alcalde y las expropiaciones

Macarena Vidal Liy

El último intento de las autoridades chinas para reprimir las nuevas manifestaciones de protesta en el pequeño pueblo de pescadores de Wukan, en el sureste del país y a la que se ha apodado como “la aldea rebelde”, se ha saldado con 13 detenciones y violentos enfrentamientos entre la Policía y los residentes.

En 2011, Wukan, una población de apenas 15.000 habitantes, se había hecho famosa por conseguir, mediante sus protestas, que las autoridades provinciales le permitieran elegir a sus propios líderes. Fue una decisión que generó amplios elogios al entonces gobernador de Cantón, Wang Yang, por la flexibilidad demostrada para resolver la disputa. Pero cinco años más tarde, las mismas autoridades parecen dispuestas a eliminar de un plumazo el experimento protodemocrático.

El alcalde del pueblo, Lin Zuluan, de 71 años, fue detenido en junio pasado cuando se puso al frente de nuevas manifestaciones para protestar por las expropiaciones indebidas de tierras de la aldea, la causa original de las concentraciones de hace un lustro. Acusado de corrupción, y tras permanecer encarcelado durante dos meses, Lin fue juzgado la semana pasada en la cercana ciudad de Foshan. Fue declarado culpable -como la inmensa mayoría de los acusados en el sistema judicial chino- y condenado a tres años de cárcel por prevaricación y apropiación de cerca de 90.000 dólares (80.000 euros) de fondos públicos.

En una confesión televisada previa, similar a las utilizadas en otros casos en los que estaban implicados activistas molestos para el régimen y que aparentemente se grabaron bajo presión, Lin había declarado públicamente su culpabilidad

Desde entonces, en Wukan se repetían las manifestaciones para exigir la puesta en libertad de su alcalde y el fin de las expropiaciones. Los participantes en las protestas consideran que los cargos contra Lin son falsos y que el juicio celebrado contra él solo quiere apartarle del cargo para el que sus paisanos le nombraron en 2012.

La expropiación de tierras es una práctica habitual en las municipalidades chinas, donde la venta de esos terrenos para su urbanización es una de las principales fuentes de ingresos de las autoridades locales. Es también una de las principales causas de protestas públicas en las zonas rurales. Según la Academia China de Ciencias Sociales, representan hasta un 65% del total.

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Finalmente, la pasada madrugada un numeroso contingente policial, según los vecinos, lanzó una amplia redada en el pueblo mientras los residentes dormían. Trece personas, según ha indicado la jefatura de policía comarcal en su cuenta en una red social china, fueron sacadas de su vivienda y detenidas como sospechosas de haber organizado protestas ilegales y de haber amenazado a los aldeanos desde el 19 de junio, el día después del arresto de Lin.

“El Gobierno local y la policía les han advertido y aconsejado paciencia, pero ellos han hecho caso omiso y no han respetado las leyes”, se lee en el comunicado.

La operación policial y las detenciones suscitaron la ira de los residentes. Decenas de ellos se lanzaron a la calle para protestar, según explicó a este periódico un habitante de la localidad en contacto con sus vecinos. En los enfrentamientos que se siguieron, según los aldeanos, la Policía empleó balines de goma y gas lacrimógeno contra los manifestantes. Varias personas resultaron heridas. Varios vídeos recibidos por este periódico, y cuya autenticidad no es posible verificar de manera independiente, parecen mostrar cómo un grupo de agentes en uniforme antidisturbios, pertrechados con escudos, cascos y porras, echa a correr perseguido por docenas de aldeanos que les lanzan piedras.

Wukan ha quedado bloqueada y para entrar es necesario atravesar puntos de control policiales, según sus residentes.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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