Las águilas que cazan drones están listas para actuar en Holanda
La policía ha adiestrado aves rapaces para capturar vehículos no tripulados en la lucha antiterrorismo
La Policía Nacional holandesa está lista para luchar contra posibles drones enemigos con un cuerpo de élite diferente: aves rapaces especialmente adiestradas. Presentado a principios de año como un plan ingenioso que podía dar buenos resultados ante un posible ataque terrorista, la preparación de águilas calvas ha concluido con éxito. Originarias de Estados Unidos, donde su imagen preside el escudo nacional, serán repartidas por el país. Así podrá reducirse el tiempo de vuelo y rendirán más cuando sean empleadas. Como los motores y las hélices de los drones pueden lastimar sus patas, se han diseñado unos protectores especiales para garras y tobillos. Si es necesario, actuarán a su vez en celebraciones multitudinarias, como el Día del Rey, jornada festiva en toda Holanda, o bien durante la ceremonia en recuerdo de los caídos en las guerras mundiales. Es la primera vez en el mundo que un cuerpo policial utiliza aves para combatir el delito.
En los vídeos cedidos por la policía, puede verse al águila lanzándose sobre un dron al aire libre como si fuera una presa, darle un golpe que lo inutiliza, y posarse luego en el suelo junto al vehículo no tripulado. “La amenaza es real, recuerde la agresión frustrada contra la canciller germana, Angela Merkel, en 2013, con un dron que casi llega hasta su cara. O la supuesta carga radiactiva hallada en otro, caído sobre el tejado de la oficina del primer ministro japonés, Shinzo Abe, en 2015 (reivindicado por el Partido Pirata). Si bien no hay amenazas locales por ahora, queremos estar preparados”, señala Dennis Janus, portavoz policial, que ha recibido “llamadas de policías del mundo entero interesándose por el proyecto”.
El pasado enero, Michael Baeten, jefe de operaciones del mismo cuerpo, recordó que “cualquiera puede usar un dron con fines fraudulentos o delictivos, incluidos presuntos terroristas”. En 2015, el departamento de investigación del ministerio de Justicia no descartaba en un informe que “grupos terroristas puedan cargar proyectiles, bombas, gases tóxicos o armamento químico, y hasta nuclear en los drones, lo que podría causar un elevado número de víctimas”. Para proteger a los mandatarios políticos, cuyas medidas de seguridad son permanentes, existe un tipo de dron que lanza una red con un paracaídas capaz de desarbolar el aparato sospechoso y depositarlo en tierra.
El águila calva es llamada también águila blanca, o águila marina americana. Los machos pueden pesar algo más de dos kilos y tienen una envergadura de casi dos metros. Las hembras son mucho más grandes y superan los siete kilos, con una distancia entre los extremos de las alas de unos dos metros y medio. Presente en América del Norte —tomada geográficamente desde México hasta Canadá y Alaska— han sido avistadas también en Europa. Aunque las utilizadas ahora por policía holandesa son de alquiler y pertenecen a una empresa privada, cuentan ya con aguiluchos propios que precisarán cerca de un año de ensayos. Adiestrados por halconeros locales, por motivos de seguridad los agentes no desvelan el número de ejemplares disponible.
El Partido de los Animales, con dos escaños en un Parlamento de 150, ha mostrado su rechazo frontal “al uso inhumano de aves para estas actividades”, y en febrero pasado emitió una lista con cinco preguntas acerca de su bienestar. Además de asegurar que ningún ejemplar había sufrido heridas, el Gobierno contestó que “los halconeros cuidan de ellas y sus vuelos son vigilados siempre por veterinarios”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.