Rebelión sioux contra un oleoducto en Estados Unidos
Las protestas de la tribu logran la suspensión temporal de un proyecto en Dakota del Norte
Miembros de la tribu Standing Rock apostados en excavadoras repletas de pintadas. Es el mayor símbolo de la pugna entre los sioux de Dakota del Norte y la empresa que construye un oleoducto que cruza el norte de Estados Unidos. El pulso ejemplifica el creciente debate ambientalista ante el boom energético que vive el país gracias a la proliferación de la técnica del fracking, de fracturación hidráulica del subsuelo.
Tras cinco meses de protestas, la tribu indígena ha logrado una victoria parcial: un juez federal ordenó el martes la suspensión temporal de un tramo del oleoducto Dakota Access que prevé conectar a finales de año Dakota del Norte con Illinois cruzando otros dos Estados. Standing Rock había solicitado la paralización del proyecto tras agudizarse las protestas, a la espera de que el magistrado dictamine definitivamente —el fallo se espera para el viernes— sobre su demanda.
El fin de semana, se registraron choques violentos entre manifestantes y agentes. Cuatro guardias recibieron atención médica y seis nativos sioux fueron mordidos por perros.
La tribu advierte del riesgo medioambiental del oleoducto. “Agua es vida”, reza una de las pintadas en las excavadoras abandonadas. También alega que atravesaría tierras ancestrales —que quedan fuera de la reserva en la que viven— en las que sus antepasados cazaban, pescaban y están enterrados. La defensa legal de los indígenas acusa a la empresa constructora de haber excavado tierras de “gran significado histórico y cultural para la tribu”.
En la demanda, los sioux esgrimen que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, propietario de los terrenos, no siguió el procedimiento adecuado cuando autorizó la construcción de la infraestructura porque vulnera leyes federales de protección histórica. El juez justificó su decisión de parar las obras en un tramo cercano a un lago al entender que el Cuerpo de Ingenieros carece de jurisdicción en tierras privadas. En Iowa, otro Estado que cruza el oleoducto, algunos granjeros también han llevado el proyecto a los tribunales.
La compañía constructora, Energy Transfer Partners, con sede en Texas, niega que sus trabajadores destruyeran terrenos de significado cultural y argumenta que toma precauciones para evitarlo. El oleoducto, con un presupuesto de 3.700 millones de dólares, prevé transportar 470.000 barriles de petróleo al día desde los campos de extracción de Dakota del Norte, epicentro del fracking, a Illinois, donde las tuberías se incorporarían a otros oleoductos.
El pasado noviembre, el Gobierno de Barack Obama rechazó la construcción del megaoleoducto KeystoneXL desde Canadá al Golfo de México, pasando por Dakota del Norte, por motivos económicos y ambientalistas. La esperanza de los sioux es que ahora la justicia haga lo mismo.
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