Trump promete un refuerzo militar para disipar las dudas sobre su estrategia de seguridad
El republicano acusa a Clinton de tener “el gatillo fácil y ser muy inestable” en política exterior
Si se tienen en cuenta las declaraciones del republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton, el futuro presidente de Estados Unidos estará incapacitado para ser el comandante en jefe de la primera potencia militar y el país se adentrará en una espiral dramática. Ambos candidatos se acusan mutuamente de carecer del juicio necesario en materia de seguridad nacional. La semana pasada lo hizo Clinton y este miércoles Trump.
En un discurso en Filadelfia, el magnate inmobiliario intentó contrarrestar los intentos de la ex secretaria de Estado de apelar, con un mensaje de firmeza en seguridad, a votantes conservadores. Trump prometió reforzar las Fuerzas Armadas y ser contundente con los enemigos.
Estas fueron sus propuestas:
- Pedir a los mandos militares que presenten un plan en sus primeros 30 días como presidente para derrotar y destruir al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés)
- Aumentar de los 510.000 actuales a 540.000 el número de soldados en activo del Ejército de tierra
- Ampliar a 36 el número de batallones de los Marines
- Aumentar a 350 los buques y submarinos de la Armada
- Ampliar a 1.200 el número de aviones de combate
- Los incrementos, cuyo coste total Trump no detalló, se financiarían con la eliminación de los límites al gasto militar impuestos por el Congreso, una reforma presupuestaria y un incremento de la recaudación fiscal
En el discurso, Trump defendió aumentar el gasto militar a la vez que reiteró su reticencia intervencionista. Fue un intento de aproximación al concepto disuasorio de “paz a través de la fuerza” del ex presidente republicano Ronald Reagan, icono de la derecha estadounidense y que contribuyó al fin de la Guerra Fría.
El republicano vuelve a elogiar a Putin, del que dice que es más lider que Obama
“A diferencia de mi rival, mi política exterior enfatizará la diplomacia, no la destrucción”, dijo Trump. Acusó a la candidata demócrata de tener “el gatillo fácil y ser muy inestable”.
“A veces, parecía que no había un país en Oriente Próximo que Hillary Clinton no quisiera invadir, intervenir en él o derrocar”, dijo en referencia a su etapa como jefa de la diplomacia estadounidense en el primer mandato de Barack Obama entre 2009 y 2013. Le reprochó, por ejemplo, dejar un legado de “sufrimiento y muerte” en países como Irak, Libia y Siria.
Trump, que al inicio de su campaña prometía borrar del mapa al ISIS, sonó en Filadelfia más cauto en su retórica belicista. Recordó todavía más a la cautela del demócrata Obama, al que el republicano acusa de haber debilitado la impronta estadounidense en el mundo pero con el que comparte el recelo a un intervencionismo idealista y a que EE UU sea el policía del mundo.
Clinton: “No hay pruebas de que mi sistema fuera pirateado”
La candidata demócrata Hillary Clinton también participó en el coloquio de la cadena NBC sobre seguridad nacional. Lo hizo antes que Trump y tuvo que volver a responder sobre el caso de su correo electrónico privado como secretaria de Estado y que la persigue en la campaña electoral. "No hay pruebas de que mi sistema fuera pirateado", dijo Clinton a los pocos días de que se supiera que el FBI no lo descarta por completo.
Clinton también volvió a asumir su error por votar, como senadora, a favor de la invasión de Irak de 2003. Y defendió su apoyo, como jefa de la diplomacia, a la intervención militar en Libia en 2011, que derrocó al régimen de Muamar el Gadafi pero no estabilizó el país. La demócrata esgrimió que, de no haber intervenido, Libia se parecería hoy más a Siria.
Trump se aleja así de la doctrina republicana, mientras que Clinton se acerca a ella al defender la semana pasada la prevalencia del llamado excepcionalismo americano.
El candidato republicano, que recibió el martes el apoyo de 88 ex altos cargos militares, busca con el discurso y su intervención, unas horas después, en un foro televisivo sobre seguridad nacional disipar las dudas que suscita en círculos conservadores su doctrina en política exterior.
La estrategia de Trump mezcla mensajes de dureza con otros aislacionistas y promesas que rompen con el consenso de las últimas décadas, como inmiscuirse menos en las injerencias rusas en Ucrania o incumplir la cláusula de defensa colectiva de la OTAN si los países miembros no aportan más fondos a la organización.
También es inusual la cercanía del republicano al presidente ruso, Vladímir Putin, al que volvió a elogiar. “Ciertamente en ese sistema, ha sido un líder, mucho más de lo que ha sido nuestro presidente”, dijo Trump sobre Putin en el coloquio organizado por la cadena NBC. El candidato, que dijo que tendría una “muy buena relación” con líderes extranjeros, insistió en que sería positivo para EE UU colaborar con Rusia en la lucha contra el ISIS.
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