Joanna Birriel, una modelo argentina entre asesinos
La emboscada contra el excapitán Byron Lima Oliva en una cárcel de Guatemala mató a una joven de 24 años que se encontraba en el lugar equivocado junto al hombre equivocado
En la mañana del lunes 18 de julio, un grupo de hombres armados arrojó una granada y disparó a quemarropa contra el excapitán Byron Lima Oliva (46 años) en una sala de reuniones del penal guatemalteco de Granja Pavón. El militar, condenado a 20 años de prisión por el asesinato en 1998 del obispo Juan Gerardi —especializado en la recuperación de la memoria histórica de su país—, murió en el acto víctima de quienes le disputaban el control de la cárcel. Junto a él, la policía encontró 12 cuerpos, entre ellos el de la argentina Joanna Birriel, una joven modelo de sólo 24 años. Tras la conmoción en Argentina llegaron preguntas ineludibles: ¿Quién era Joanna Birriel? ¿Por qué acompañaba en la cárcel a Lima, considerado el preso más poderoso y temido de Guatemala?
El silencio de la familia de Birriel en el país austral disparó todo tipo de elucubraciones alrededor de la presencia de la joven en Granja Pavón y el tipo de vínculo que mantuvo hasta su muerte con “El Rey de las Cárceles”, como se apodaba a Lima. En la prisión conocían a Joanna como “la mujer del capitán” y en un primer momento los medios de Guatemala no dudaron en considerarla “la esposa de Lima”. Sin embargo, no era extraño ver en las redes sociales fotos del detenido con jóvenes modelos dentro del penal.
A los rumores más obvios, aquellos que hablaban de una relación amorosa entre un criminal poderoso y una joven bella, siguió un relato menos cinematográfico pero no por ello poco sorprendente. Para eso bastó con consultar al entorno íntimo de Joanna. La joven tenía pareja estable en Guatemala y, según sus amigos, la relación que mantenía con Lima Oliva era “laboral”.
La historia dice que Joanna nació en Oberá (Misiones, provincia ubicada al norte de Buenos Aires) famosa por albergar la vertiente argentina de las cataratas del Iguazú. La joven estudió modelaje, se hizo profesional y comenzó a trabajar en las pasarelas. Junto con sus compañeras participó en las comparsas de los carnavales de la ciudad paraguaya de Encarnación, los más populares de la región. Hasta ahí su carrera fue la de cualquier modelo: fotos, campañas publicitarias y desfiles, a la espera de un contrato que le permitiese dar el salto a la fama, a ser posible en Buenos Aires. Pero el destino quiso que ese paso Joanna lo diese en Guatemala. En 2011 viajó al país centroamericano como modelo contratada por una marca de cerveza. Y es allí donde el destino fatal de la joven toma forma.
Asentada en el país centroamericano, donde nunca le faltó trabajo, Joanna fue convocada para modelar dentro de la Granja Pavón. “Allí entabló una buena relación con Byron, quien se ofreció a ayudarla para que pudiera desarrollarse laboralmente. Joanna confió en la persona incorrecta”, comenta su mejor amigo guatemalteco en declaraciones a los medios argentinos.
El preso ofreció sus contactos para que Joanna montara una agencia de modelos, capaz de reclutar a otras jóvenes argentinas dispuestas a probar suerte lejos de casa. Pero el proyecto no prosperó y la modelo volvió a Misiones. Allí dedicó su tiempo a estudiar, consciente del corto plazo de la belleza del cuerpo, hasta ahora su único capital. Joanna obtuvo así un título de Técnica Ambiental en el Instituto Saavedra. Pero la falta de trabajo le hizo mirar otra vez a Guatemala, a donde finalmente volvió. Mientras tanto, “su relación con Byron nunca se cortó y hablaban de vez en cuando a través de Whatsapp”, relata su amigo.
Relación laboral
Fue a Byron a quien recurrió cuando llegó de nuevo al país centroamericano acompañada de su novio, un joven ingeniero agrónomo. “Ella decía que Byron fue una de las únicas personas que le tendió una mano y le ayudó cuando lo necesitaba y que nunca tuvo otras intenciones con ella y era muy respetuoso”, explica. Las esperanzas de la pareja puestas en el preso más poderoso del país fueron satisfechas. Byron y su hermano, Luis Alberto Lima, tenían una empresa familia de servicios de parques biosaludables para municipios. La joven técnica ambiental y el ingeniero agrónomo encontraron trabajo allí de inmediato. Las consultas laborales con el “jefe” explican la presencia de Joanna en la prisión el día de la matanza, según su entorno.
En la mañana del día 18, Joanna quedó en medio de la balacera. Los médicos forenses determinaron que Joanna murió de “heridas por arma de fuego en la región cervicofacial”. Su cuerpo ha quedado finalmente guardado en una “sala fría” de la morgue, a la espera de que las autoridades diplomáticas argentinas completen los trámites para repatriar el cuerpo.
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