El terror golpea a Turquía en plena redefinición de su política exterior
En un momento en el que hace las paces con antiguos aliados —Rusia e Israel— el atentado pone de relieve la fragilidad de un país que se ha visto arrastrado por los acontecimientos y ciertos proyectos personalistas de su presidente
En un momento en que Turquía parecía dispuesto a aprovechar el recambio al frente del Gobierno para enmendar las líneas de su política exterior y hacer las paces con antiguos aliados a los que se había enfrentado en los últimos años —Rusia e Israel— el atentado de Estambul ha vuelto a poner de relieve la fragilidad de un país que se ha visto arrastrado por los acontecimientos y ciertos proyectos personalistas de su presidente, Recep Tayyip Erdogan, hacia el creciente caos de Oriente Próximo.
El ataque suicida, que causó 41 fallecidos y 239 heridos y, según los primeros indicios, lleva la marca del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), se ha producido en un momento en el que Ankara intenta normalizar sus relaciones con varios países estratégicos. Ha iniciado el deshielo de sus relaciones con Israel tras seis años de enfrentamientos y ha pedido disculpas a Rusia por el derribo en noviembre pasado de un caza en la frontera de Siria, conflicto al que el Kremlin respondió con sanciones que ahora se dispone a levantar.
El atentado ha golpeado en el aeropuerto Atatürk de Estambul a la aerolínea de bandera del país euroasiático, Turkish Airlines, que con su número creciente de destinos por todo el planeta, sus grandes patrocinios y sus anuncios con estrellas como Leo Messi y Kobe Bryant se había convertido en un símbolo de la nueva y pujante Turquía que Erdogan quería presentar al mundo. Un sueño que en los últimos dos años se ha ido esfumando progresivamente a medida que el país se sumía en la polarización y el conflicto, con constantes acciones armadas a manos del yihadismo y de grupos nacionalistas kurdos.
En un país como Turquía que lleva sufriendo durante décadas diversos tipos de acciones terroristas, sólo tres de sus aeropuertos habían sido objeto de ataques. El primero, el de Ankara, en 1982 corrió a cargo de pistoleros del grupo armenio ASALA que abrieron fuego de manera indiscriminada en la terminal del aeropuerto capitalino. El siguiente, el pasado mes de diciembre, el grupo armado kurdo lanzó un proyectil desde el exterior del aeropuerto Sabiha Gökçen de Estambul, que dañó varias aeronaves y mató a una señora de la limpieza. Y el tercero, el ocurrido este martes y que todos los expertos en seguridad creen que fue “cuidadosamente planificado”.
Si bien el Gobierno sostiene que no se produjeron errores en la seguridad, un guarda de seguridad privada encargado de los controles de acceso explicó que ellos nada pudieron hacer para detener a los atacantes antes de que interviniesen agentes del cuerpo de policía, cuando ya era demasiado tarde: “Nosotros no podemos hacer nada porque no vamos armados”, dijo el empleado. Con todo, una fuente de seguridad consultada por este diario opinó que “los policías hicieron bastante” considerando “la diferencia de potencia de fuego”.
“Este tipo de atentados sólo pueden ser prevenidos con información de inteligencia, durante la fase de planificación”, aseguró el analista Hakan Çelik en CNN-Türk. Y de hecho, según publica el diario Hürriyet, los servicios secretos turcos habían alertado durante este mes de la posibilidad de que se produjesen atentados, señalando que el Aeropuerto Atatürk era uno posible objetivo de los yihadistas, pese a lo cual no se incrementó la vigilancia.
Las investigaciones iniciadas por la sección de Lucha Antiterrorista de la Fiscalía se mantienen bajo secreto de sumario y, al contrario que en el caso de las víctimas, no se han dado detalles sobre la identidad de los autores, si bien algunos medios locales apuntan a que podrían ser extranjeros. Por el momento sólo ha trascendido que se han hecho registros en dos domicilios —aunque no se especifica dónde ni qué se halló— y que el taxista que llevó a los atacantes al aeropuerto fue interrogado por la policía.
El primer ministro Yildirim ya apuntó a las pocas horas del atentado que “los indicios” señalan al ISIS, si bien esta organización no ha reivindicado prácticamente ninguna de sus acciones en Turquía, lo cual sigue intrigando a propios y extraños.
El primer ministro afirmó que, al no poder superar el control de seguridad, los terroristas "sacaron sus armas de las maletas y abrieron fuego indiscriminado. Uno se hizo estallar fuera en el exterior del puesto de control, y los otros dos aprovecharon el pánico desatado durante el tiroteo para colarse y hacerse estallar", dijo, según informa Associated Press.
De acuerdo a algunos analistas locales, esta es una estrategia para enfrentar a turcos y kurdos, pues de esta manera los segundos siempre sospechan de la implicación de un Estado que, al menos hasta hace un año, miraba hacia otro lado respecto a las actividades de los grupos yihadistas que combaten Siria.
Por otro lado, el presidente Erdogan mantuvo durante el día conversaciones telefónicas con varios mandatarios, entre ellos el de EE UU, Barack Obama, que le transmitió sus condolencias, y el de Rusia, Vladimir Putin, quien tras meses de tensión con Turquía tendió la mano para que “ambas potencias regionales” actúen conjuntamente.
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