Morley Safer, el periodista que indagaba en nombre de los ciudadanos
El reportero televisivo muere a los 84 años. Destapó los abusos de tropas estadounidenses en Vietnam
Morley Safer tenía el trabajo soñado por muchos periodistas: viajaba por todo el mundo en busca de buenas historias y entrevistando a personajes famosos. En sus coberturas televisivas, Safer era la extensión del ciudadano corriente: desplegaba una sonrisa ingenua y la curiosidad necesaria para indagar donde pocos lo hacían y tratar de entender el por qué de las cosas, desde las más simples hasta las más complejas. Viéndole daba la sensación de que sus 61 años como reportero le habían convertido en un experto en las bondades y complejidades del ser humano y el mundo.
Safer murió este jueves a los 84 años como consecuencia de una neumonía. El pasado domingo, la cadena CBS, en la que trabajó más de 50 años, le rindió un homenaje en el programa 60 Minutes, del que era periodista desde 1970. A principios de mayo, Safer había anunciado su jubilación.
Siempre estuvo sobre el terreno. Su afán de aventura y curiosidad se lo pedía. Fue a bordo de todo tipo de medios de transporte. Se desplegaba con el posado elegante de esos periodistas clásicos que no pueden desprenderse de su gabardina y hablan con calma con una mano en el bolsillo. Se sumergía en sus historias y profundizaba. Cuando hacía un perfil de un personaje famoso, buscaba humanizarlo: pasaba días con esa persona, tratando de entrar en su mundo y ver las cosas desde su prisma.
El abanico de asuntos que abordó es amplísimo. En EE UU, desde injusticias sociales, como la encarcelación errónea de una persona, hasta la eclosión del arte contemporáneo o de los drones. En el extranjero, destapó los abusos de las tropas estadounidenses en la guerra de Vietnam, viajó a bordo del tren Orient Express, visitó el Vaticano y reveló los beneficios médicos del vino tinto francés.
Safer nació en 1931 en Toronto. Más tarde, obtendría también la nacionalidad estadounidense. Abandonó la universidad guiado por su deseo de ser corresponsal en el extranjero. En el documental de 60 Minutes, explica que siempre se sintió extraño hablando ante una cámara, pero que pronto se dio cuenta de que la televisión era “realmente divertida” y pagaba muy buenos sueldos.
Safer empezó trabajando para la televisión canadiense, lo que le llevó a Londres en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Allí cumplió su sueño de ser corresponsal y cubrió las grandes crisis de esa época. Viajó a numerosos países: Algeria, Chipre, Hungría, Israel, Jordania, Siria…. En 1964, se unió al equipo de CBS en Londres.
Al año siguiente, abrió la corresponsalía de la cadena en Vietnam. En agosto de ese año, Safer cimentó su mito: tras pasar semanas con las tropas estadounidenses en Vietnam, presenció un día cómo quemaban las casas de un pueblo en el que fueron recibidos sin resistencia. Las imágenes y la narración del reportero desataron una polémica en EE UU que contribuyó a rebajar el apoyo ciudadano a la guerra. El presidente estadounidense Lyndon Johnson se enfureció y acusó a Safer de tener “lazos comunistas”. Pese a la presión de la Casa Blanca para castigarlo, CBS apoyó a su reportero.
En 1970, Safer se mudó a Nueva York para empezar a trabajar para 60 Minutes, que entonces tenía dos años de vida y no era la referencia que es actualmente. Su reportaje favorito es uno de 1983 que derivó en la excarcelación de un reo que había sido erróneamente condenado a cadena perpetua en Texas por un robo de 50 dólares en un restaurante. Otros abordaban asuntos más mundanos pero ocultos: cómo se hacen las sopas de pollo envasadas en latas o se acuñan monedas.
El despacho de Safer en la sede de CBS en Nueva York era un reflejo de sus vivencias: caótico, repleto de libros, papeles y anécdotas. El periodista se sumergía en su mundo. En una ocasión, se encontraron dos ratones muertos que llevaban tiempo allí, según el documental de 60 Minutes. Safer escribía en el despacho sus guiones. Descubrió pronto, dijo, que se llega al espectador más por los oídos que los ojos.
El veterano reportero ganó algunos de los principales premios del periodismo estadounidense, como un galardón Robert F. Kennedy y 12 Emmys. Estaba casado y tenía una hija.
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