Palestina inaugura un museo nacional en Cisjordania vacío de exposiciones
Las salas no tendrán actividad hasta el próximo otoño. El centro tendrá otras sedes en Beirut y en Gaza
Veinte años y más de 22 millones de euros ha costado hacer realidad, aunque sea solo a medias, uno de los proyectos más ambiciosos de la Autoridad Palestina para preservar la identidad de su pueblo. El presidente Mahmud Abbas cortó la cinta inaugural del Museo Palestino en Cisjordania, un soberbio edificio de arquitectura moderna destinado a ser la mayor institución para la conservación y difusión de la historia y la cultura. Por ahora no acogerá exposiciones.
El edificio, diseñado por el estudio irlandés Heneghan Peng, está inspirado en el sistema de cultivo palestino en terrazas, rodeado de huertos y jardines donde predominan las plantas autóctonas. Sus 3.500 metros cuadrados se yerguen sobre una colina en Birzeit, cerca de Ramala, sede de las instituciones de la Autoridad Palestina. “Este museo será el encargado de recordarle al mundo que estuvimos aquí, que estamos y que seguiremos construyendo nuestro Estado independiente”, dijo el presidente Abbas durante el acto de inauguración.
Paradójicamente, ninguna exposición se exhibe aún en las salas del museo financiado en su mayoría gracias a donaciones particulares. La apertura de un centro de arte gigante que permanecerá vacío, al menos hasta el próximo otoño, ha sido objeto de polémicas durante las últimas semanas, de las que no ha sido ajeno Jack Perkesian, el director del museo durante cuatro años que dimitió el pasado mes de diciembre. Fuentes palestinas aseguran que Perkesian quería una inauguración que contase con una exhibición acorde con la magnitud del proyecto. Pero el principal mecenas, la Fundación Al Qattan, era partidario de no retrasar más la inauguración. Para Omar Al Qattan, presidente de la fundación, “simplemente hubo diferencias organizativas y de planificación”. El sustituto de Perkesian, Mahmud Hawari, es profesor investigador asociado de la Universidad de Oxford.
Desde la institución cultural inaugurada ayer prefieren pasar página y olvidar las dificultades que ha tenido el museo en su tortuoso camino de creación. Lo importante ahora, según afirman, es el proyecto a largo plazo y, sobre todo crear una plataforma online con 40 empleados que sea capaz de traspasar fronteras. “La realidad virtual va a permitir lo que las barreras israelíes impiden físicamente, que los palestinos de la diáspora tengan acceso a sus raíces, su historia y su arraigo cultural”, explica Hanine al Shar, portavoz del nuevo museo.
Para conseguir ese objetivo, en el centro se trabaja en la consolidación de una plataforma digital cuyo proyecto más importante es el llamado “Álbum familiar”, una suerte de archivo virtual fotográfico y documental para el que se ha pedido ayuda a la población en general a fin de que cedan al museo fotografías sobre la vida diaria del pueblo palestino. Ya cuentan con más de 3.000, muchas de ellas de 1948, cuando se creó el Estado israelí y para los palestinos comenzó la Nakba (catástrofe): la diáspora de cientos de miles de personas.
El otro gran reto es la apertura de sedes satélites del museo en Beirut y en Gaza. “La ocupación y la ausencia de libertad de movimientos siguen siendo nuestro mayor problema”, asegura Al Qattan. Si todo va según lo previsto, la muestra “Entre costuras: la historia política del bordado palestino”, será inaugurada la próxima semana en el centro del Museo Palestino en la capital libanesa.
El pasado 11 de mayo el museo entró a formar parte del Consejo Internacional de Museos, una ONG que colabora estrechamente con la Unesco y aglutina centros de 139 países en el marco del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. Un hecho que la Autoridad Palestina considera como un paso más en el camino para lograr su reconocimiento internacional como Estado.
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