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Ciudadano Khan

El nuevo regidor, el laborista Sadiq Khan, hijo de inmigrantes paquistaníes hecho a sí mismo, promete convertir la capital en una ciudad de oportunidades

El alcalde de Londres, Sadiq Khan.Vídeo: Yui Mok AP
Pablo Guimón

En las paredes del complejo de viviendas sociales Henry Prince, en el sur de Londres, un cartel advierte a los cacos de que los ladrillos han sido tratados con resbaladiza pintura antiescalada. Pero es precisamente la escalada desde aquí hasta la alcaldía de la ciudad, protagonizada por un hombre que se crio en estos patios, la que ha colocado en el mapa del mundo a este icónico ejemplar de la arquitectura municipal británica de los años treinta.

Dos jóvenes pasan la calurosa tarde en la calle que atraviesa las hileras de viviendas. “Es bonito saber que el alcalde de Londres creció en estos mismos patios, ¿sabe? Confío en que nunca se olvide de que fue alguien como nosotros”, dice uno de chicos, y gira la mirada hacia su amigo, que acaba de clavar un ollie con su monopatín al enésimo intento.

Sadiq Khan creció con sus siete hermanos en una de las 272 viviendas del Henry Prince Estate. Aquel piso de tres habitaciones, en el que Sadiq compartió una litera con otro hermano hasta que se fue de casa a los 20 años, fue el segundo paso en la escalada de la familia Khan. El primero fue una habitación, en el vecino barrio de Balham, donde los padres se instalaron al llegar a Londres desde Pakistán en los sesenta con sus tres hijos mayores.

El padre condujo un autobús durante 25 años y fue miembro del sindicato. La madre trabajaba como costurera en casa.

A ellos dedicó ayer el alcalde sus primeras palabras de agradecimiento. “He pensado mucho en mi difunto padre hoy”, dijo Khan. “Fue un hombre maravilloso y un gran padre. Habría estado muy orgulloso. Orgulloso de que la ciudad a la que eligió llamar su hogar ha elegido hoy a uno de sus hijos para ser que sea su alcalde”.

A veinte minutos en autobús de la casa familiar se encuentra el hospital público St George, una de los orgullos de este barrio multicultural. Allí nació Sadiq Khan el 8 de octubre de 1970.

"Solo ganamos si miramos hacia fuera"

En un artículo que publica este domingo The Observer, Sadiq Khan lanza un mensaje a su partido y, en particular, a su líder, Jeremy Corbyn, a quien recomienda amplitud de miras para llegar a todo el conjunto de los votantes. El alcalde destaca dos lecciones que ha aprendido en la campaña: "Primero, que el laborismo solo gana cuando mira afuera. Y segundo, que nunca gobernaremos si nos dirigimos a todos los votantes". "Debemos ser capaces de persuadir a la gente que votó a los conservadores de que podemos ser fiables en la gestión económica", añade.

Khan critica a la cúpula de la formación por no actuar rápido en la gestión del reciente escándalo de antisemitismo en sus filas, y pide al laborismo que vuelva a ser “el partido que permita a la gente cumplir sus aspiraciones”.

Al lado está el colegio público de Ernest Bevin, que hoy exhibe orgulloso en la entrada su calificación de “sobresaliente” otorgada por la autoridad escolar nacional. Allí pasó Khan una infancia que, según ha recordado, “no fue un camino de rosas”. Los llamados “Bevin boys” eran sinónimo de problemas en esas calles al sur del río.

Las tensiones raciales eran frecuentes en el Londres de los ochenta. Sadiq aprendió a boxear con sus hermanos -dos de los cuales regentan hoy un club pugilístico- para “hacerse respetar en el barrio”. Aficionado al fútbol, suele recordar los abusos racistas que él y sus hermanos sufrían en las gradas del Chelsea. Optó al final por ver los partidos en casa y hacerse hincha del Liverpool.

En las aulas se fraguó su vocación política y a los 15 años se afilió al Partido Laborista. Khan suele atribuir al entonces director de su colegio, Naz Bokhari, el primer musulmán al frente de una escuela secundario en Londres, el mérito de enseñarle que “el color de la piel o la procedencia no es una barrera para ser algo en la vida”.

Matrimonio homosexual

Khan fue criado como musulmán y ha destacado la importancia en su vida de su fe religiosa. Esta no le impidió apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo, una postura que le enemistó con cierto sector de la comunidad musulmana londinense.

Hoy Tooting es un barrio multicultural, con una población musulmana del 20% (frente al 5% de media nacional). En una marquesina cerca de la escuela, dos mujeres con hiyab que esperan al autobús no parecen especialmente ilusionadas con el hecho de que el alcalde de Londres comparta su fe. “Él no es un musulmán, al menos no como lo entiendo yo”, explica una de ellas. “Pero ahora que ha llegado alto espero que no se olvide de los problemas que sufre nuestra comunidad”.

“Quiero que todos y cada uno de los londinenses tenga las oportunidades que nuestra ciudad nos dio a mí y a mi familia”, dijo el viernes Khan, emocionado y solemne, rodeado de quienes fueron sus contrincantes en la carrea por la alcaldía. Uno de ellos, el candidato de los xenófobos Britain First, eligió mostrar su desprecio dando la espalda al primer alcalde musulmán de una gran capital occidental. Un símbolo, anecdótico por la escasa relevancia del ofensor, de que el mensaje que lanzó ayer Londres al mundo no resuelve de un plumazo los problemas de convivencia en un país que afronta un flujo de inmigración sin precedentes.

Siete de los ocho hermanos Khan acudieron a la universidad. Sadiq era bueno en matemáticas y quería ser dentista. Pero finalmente, animado por un profesor que le dijo que siempre estaba discutiendo, decidió estudiar Derecho.

En 1994 entró a hacer prácticas en un despacho de abogados especializado en derechos humanos. El mismo año se casó con su actual esposa, Saadiya Ahmed, también abogada e hija de otro conductor de autobús. La pareja tiene dos hijas adolescentes.

Con el tiempo, Khan se convirtió en socio del bufete y desarrolló una sólida carrera en los tribunales, defendiendo a víctimas de abusos policiales. Su contrincante en la batalla por la alcaldía, el millonario conservador Zac Goldsmith, no ha dejado escapar en su agresiva campaña la ironía de que quien litigó contra la policía metropolitana estará ahora al cargo de la misma.

Abandonó su carrera en la abogacía poco antes de ganar su escaño por Tooting en 2005. A los dos meses de entrar en el Parlamento sucedieron los ataques terroristas en Londres y, en el airado debate sobre el radicalismo islamista, Khan se convirtió en una voz integradora dentro de la comunidad musulmana. Poco después, de unió al medio centenar de diputados laboristas que se rebelaron contra los planes del su primer ministro, Tony Blair, de limitar los derechos de los detenidos sospechosos de terrorismo.

Entró en el Gobierno en 2007 de la mano de Gordon Brown, y dos años después se convirtió en ministro de Transportes. Dirigió la exitosa campaña de Ed Miliband contra su hermano David por el liderazgo del partido en 2010, y el líder le recompensó con el cargo de portavoz de Justicia en la oposición.

Tras la dimisión de Miliband, Khan anunció sus aspiraciones de convertirse en candidato laborista a la alcaldía de Londres. Y se hizo con el puesto derrotando a otros candidatos que partían como favoritos.

Fue uno de los diputados laboristas que nominó a Jeremy Corbyn como candidato en la carrera por el liderazgo del partido “para enriquecer el debate”. El ahora alcalde, sin embargo, no votó por él sino porAndy Burnham en septiembre, y ha dejado claro que no es de la cuerda del nuevo líder laborista.

Al convertirse en alcalde, con una ventaja de 14 puntos sobre su contrincante en la segunda vuelta, el ciudadano Khan quiso dejar clara su fidelidad a sus orígenes. A ese Rosebud -la infancia perdida que recodaba en su agonía el personaje de Orson Welles- que para Sadiq Khan es un barrio obrero de una ciudad que le permitió realizar sus sueños. “Nunca pude soñar que alguien como yo podría ser elegido como alcalde de Londres”, dijo. “Quiero dar gracias a cada uno de los londinenses por hacer posible lo imposible”.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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