“Brasilia me da la sensación de una enorme inmadurez”
A 100 días de los Juegos Olímpicos, el alcalde de Río promete que ciudad está lista para recibir el evento y critica el escenario político
Acaba de dispararse la cuenta atrás de los 100 días para la celebración de los Juegos Olímpicos y el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes (Río, 1969), no deja de recibir malas noticias. La muerte de dos personas al caerse un tramo del carril bici más famoso de la ciudad por el impacto de una ola gigante es el último de los incendios que aún debe apagar ante un clima que, contaminado por la crisis política, está lejos de ser conmemorativo.
En el plano nacional, Paes ha sido un aliado importante para el Gobierno de Dilma Rousseff, hoy amenazada por un proceso de impeachment que puede expulsarla de su cargo en unas dos semanas. Pero eso fue antes de que su partido, el PMDB, antiguo aliado de la presidenta, decidiese abandonar a Rousseff y embarcarse en la composición de un nuevo Gobierno con vistas a su probable caída.
Pregunta. A 100 días de los Juegos, ¿cuáles son los principales retos para su éxito?
Respuesta. Hemos salido de esa fase en que las obras eran las que llamaban la atención y ahora empezamos a cuidar la movilidad, la seguridad, la llegada y salida del público... Ha llegado la hora de la verdad. Tenemos también el reto de la colaboración de los cariocas con los Juegos, pues tienen que entender las dificultades que el evento traerá a la ciudad.
P. ¿Cuál es el plan para hacer frente al desempleo que la ciudad va a sufrir tras los Juegos?
R. Ya hemos lanzado un programa, llamado Rio pra frente (Río hacia adelante), que contempla promover diversas otras obras, intervenciones, concesiones y contratos público-privados, con el objetivo de no sufrir ese parón y continuar este gran ritmo de inversiones en la ciudad. El Ayuntamiento tiene una situación financiera y fiscal muy organizada, que nos permite seguir invirtiendo. Pero estamos en Brasil, no estamos en una isla, y la situación económica del país necesita mejorar.
P. ¿Cómo afecta al prestigio de la ciudad la caída del carril bici?
R. Más que la imagen de Río, creo que es un episodio muy triste porque, sobre todo, hemos perdido dos vidas. Es una tragedia inaceptable. Desde el principio di la cara y asumí las responsabilidades del Ayuntamiento. Ahora bien, asumirlas significa identificar dónde estaba el problema. Había un gran descrédito de nuestra capacidad de entregar el Parque Olímpico, la Villa de los Atletas, el campo de golf... Y está todo entregado, faltan solo pequeños detalles.
“Está todo entregado para los Juegos, solo faltan pequeños detalles”
P. ¿Qué le ha parecido la sesión del Congreso que aprobó el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff?
R. No me sorprende. Ya he sido diputado. Uno tiene allí la representación del país. Sigo la política desde hace mucho tiempo aquí en Brasil y sigo parlamentos de todas partes del mundo y creo que hay un problema de postura. Pero uno tiene allí la representación de la sociedad: está el sujeto que es del interior, de allá de no sé dónde, y tiene sus tesis y tiene su forma de ser, y está el sujeto más de derechas, más conservador radical, que dice cosas absurdas... No voté. Me parece muy malo para Brasil todo lo que ha sucedido. Y me limito a quedarme por aquí.
P. ¿Por qué le parece malo?
R. Porque lo ideal sería que pudiésemos avanzar, pero...
P. ¿No cree que el potencial Gobierno de Michel Temer pueda ser una vía para avanzar?
“Puede ser que Temer se convierta en un hombre fuerte, pero hoy no”
R. Mire, yo espero que Brasil salga adelante. ¿Por qué no tengo ganas de hablar de Brasilia? Porque hice todos los esfuerzos del mundo, más de los que debería, porque tengo que cuidar de mi ciudad, para tratar de ayudar en la composición política, calmar a la oposición, con la que me llevo muy bien, buscar el entendimiento... pero Brasilia hoy me da la sensación de una enorme inmadurez. No estoy allí, no estoy obligado a estar allí, gracias a Dios, así que tampoco me siento a gusto para opinar sobre lo que ocurre allí. Mi opinión es solo una: nunca he visto tanta inmadurez e incapacidad de consenso político. Para mí es una decepción.
P. ¿Le dará su apoyo a un Gobierno de Temer?
R. Yo, como alcalde, no tengo que ser oposición ni que apoyar, tengo que trabajar en conjunto. Mi papel es el de gobernar la ciudad y llevarme bien con cualquier Gobierno que allá esté. Estoy muy aburrido de hablar de política.
P. ¿Qué opina de la permanencia de Eduardo Cunha, acusado de tener varias cuentas no declaradas en Suiza, en la presidencia del Congreso, el mismo que lideró el impeachment?
R. Siempre defiendo que las personas tengan derecho a defenderse, pero creo que ese caso tiene que juzgarse en la Comisión de Ética enseguida, que presente su defensa y que permita el juicio. Lo más grave es usar su posición de presidente de la Cámara para impedir que se le juzgue.
P. ¿Sería partidario de nuevas elecciones?
R. No. La única cosa que he defendido siempre es que la concienciación y la madurez política pudiesen prevalecer. Por desgracia, no han prevalecido.
P. ¿No hay un nombre fuerte en su partido capaz de asumir una candidatura presidencial?
R. Creo que no. Puede ser que Michel Temer se convierta en un hombre fuerte, pero hoy en día creo que no. Por eso siempre he sostenido que sería interesante traer al senador José Serra al PMDB.
P. ¿Y usted no piensa en ser candidato?
R. Nunca he tenido ese sueño.
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