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China pierde un proyecto estratégico en Centroamérica

El plan de construir una refinería, de 1.300 millones, se anula por problemas financieros, legales y medioambientales

Protesta por el proyecto chino del Canal de Nicaragua.
Protesta por el proyecto chino del Canal de Nicaragua.REUTERS

El proyecto más voluminoso de una empresa estatal de China en Centroamérica se ha caído. El plan de construir una refinería conjunta con la empresa pública de Costa Rica, su único aliado diplomático en el istmo, ha quedado en el archivo después de numerosos esfuerzos y desacuerdos de ambos gobiernos en los últimos ocho años, debido a problemas financieros, políticos, legales y medioambientales. El proyecto tenía un presupuesto aproximado de 1.300 millones de dólares, 900 de ellos aportados por crédito gubernamental chino.

Autoridades de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), institución estatal dueña del monopolio de importación y distribución de carburantes, anunciaron la semana pasada el finiquito del proyecto que habría permitido a la poderosa Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) asentarse en mitad del continente, en la ciudad caribeña costarricense de Limón. Se trataba de una planta refinadora en manos de una empresa conjunta llamada Soresco, con capacidad de tratar 60.000 barriles diarios.

Problemas financieros, políticos y legales, además de objeciones de carácter ambiental, surgieron desde que se firmaron el proyecto en 2008 los gobernantes Óscar Arias y Hu Jintao. La decisión de desechar el plan conjunto la desveló la presidenta ejecutiva de Recope, Sara González, consciente de que en los estudios de factibilidad han gastado ya 34 millones de dólares. "Hicimos todo lo posible por renegociar el contrato, cuyos términos no eran convenientes", alegó después ante la prensa el presidente Luis Guillermo Solís, quien insiste en ver la relación bilateral más allá del proyecto fallido.

No ha habido hasta ahora una respuesta oficial de China a este revés en sus planes para Centroamérica, una región de tradicional influencia de Estados Unidos y donde la mayoría de los países mantienen relaciones con Taiwán; la diferencia es Costa Rica, que viró en 2007. Hay, sí, una creciente presencia de intereses económicos chinos en el istmo con el presunto apoyo del Gobierno de Pekín, pero sin las cartas oficiales que se han barajado en suelo tico. La mayor prueba gráfica de esta alianza es el nuevo estadio nacional de fútbol y la construcción de una escuela de policías, pero otros planes no producen tantas celebraciones. El proyecto de ampliación de la carretera entre San José y la región caribeña, a cargo de la empresa china CHEC mediante un endeudamiento de 400 millones de dólares con Pekín, también acumula objeciones y sigue en espera del ok de la Contraloría de la República.

Otras inversiones

La refinería era la posibilidad de instalar en mitad de América una zona de paso de petróleo refinado (del crudo importado de Venezuela) hacia el Pacífico, mediante un oleoducto paralelo a la carretera, o de vender a los vecinos. "La ubicación geográfica es altísimo valor estratégico para la expansión de China", advierte el profesor de política internacional de la Universidad de Costa Rica (UCR) Constantino Urcuyo, estudioso de los pasos de China en la región. Parte del fracaso de este proyecto lo atribuye a la falta de comprensión de China sobre sistemas políticos con una oposición activa y mecanismos de control institucionales. "Creen que basta con entenderse con las cúpulas", señala.

En el resto de Centroamérica, que como mercado tiene poco valor por su pequeñez (menos de 50 millones de habitantes), la presencia china se manifiesta en proyectos eléctricos y de transportes en Guatemala y Honduras. En Panamá, sin embajada propia, el capital chino tiene una participación protagonista sobre el canal interocéanico mediante Hutchinson-Whampoa, que opera los puertos en ambos extremos del canal de Panamá desde el año 2000 mediante su subsidiaria Panamá Ports Company.

Las dudas del megaproyecto chino en Nicaragua

Pocas certezas hay en Nicaragua sobre el megaproyecto de canal interoceánico encargado por el gobierno de Daniel Ortega a la empresa china HKND Group, de Wang Jing.

Portavoces de Pekín han dicho que el Gobierno está al margen de este proyecto de más de 50.000 millones de dólares y 278 kilómetros de longitud, cuestionado por motivos de legalidad, ambientales y sociales, por el probable traslado de poblados completos.

El inicio de las obras estaba previsto para los primeros meses de 2015, pero fueron retrasadas sin explicación alguna para finales de este 2016. Mientras, continúan las protestas e impugnaciones de opositores.

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