Centenares de miles de personas salen a las calles de Francia contra la reforma laboral
Hollande afronta la mayor movilización social de su mandato con huelgas y manifestaciones
La jornada de movilización en toda Francia contra la polémica reforma laboral de François Hollande se ha traducido desde primera hora de la mañana en graves problemas en el transporte público, paros en numerosos centros de producción y cierres o bloqueos de decenas de liceos y universidades. Cientos de miles de personas -1,2 millones, según los convocantes; 390.000, según la policía- han salido a la calle para unirse a las 260 manifestaciones convocadas. Los principales sindicatos y organizaciones estudiantiles echan así su gran pulso al presidente francés, que afronta la mayor protesta social registrada en el país desde que llegó al poder en 2012.
Las perturbaciones en el transporte se iniciaron ya la noche del miércoles. Varios trenes de cercanía y regionales no efectuaron su salida. En la región de París, los embotellamientos poco antes de las ocho de la mañana rondaban los 350 kilómetros de retenciones, el doble de un día normal. En toda Francia, las retenciones eran de 600 kilómetros, un nivel similar a los días de mayor tráfico en las vacaciones de verano.
Según datos de la compañía ferroviaria francesa (SNCF), el 24,2% de sus empleados está en huelga. Uno de cada cuatro trenes de alta velocidad no ha hecho su recorrido, y lo mismo ha ocurrido en el 50% de los trayectos regionales. En algunas ciudades como Marsella, la actividad diaria ha sido perturbada gravemente. El metro no funciona, solo uno de cada cuatro autobuses está en la calle y un tercio de los vuelos han sido suspendidos.
El sector público o las empresas participadas por el Estado han sido los más afectados por la movilización. Los sindicatos han convocado para esta jornada huelgas entre los controladores aéreos y las tripulaciones, por lo que se han registrado numerosas anulaciones de vuelos. La Dirección General de Aviación Civil había pedido a las compañías que anularan el 20% de sus vuelos programados en el aeropuerto parisino de Orly.
Los sindicatos han organizado para esta jornada 260 manifestaciones por todo el país y preparan nuevas protestas
También se han producido paros en los hospitales o el servicio de correos. En el sector privado, y sobre todo en el pequeño comercio, la incidencia de la protesta ha sido nula.
En varias ciudades se han registrado manifestaciones desde media mañana. En algunos casos con incidentes y enfrentamientos con la policía. En París, algunos radicales se han enfrentado con los agentes, que han utilizado aerosoles con gas pimienta. Diez personas han sido interrogadas por estos disturbios, durante los cuales los radicales han roto lunas de bancos y han lanzado objetos contundentes a los policías.
En Nantes, con unos 30.000 manifestantes (12.000, según la policía), también se han registrado enfrentamientos con la policía, que ha lanzado botes de humo. Como en Toulouse, donde han salido a la calle unas 100.000 personas (20.000, según la policía). En Marsella, tres agentes resultaron heridos. En Brest, un grupo de manifestantes ha entrado en el ayuntamiento y ha obligado al alcalde a recibirles. Y en Creuse, en el centro del país, la sede de Partido Socialista ha amanecido con múltiples pintadas descalificadoras.
En París, la protesta más simbólica, con miles de trabajadores y estudiantes -entre 26.000 y 28.000, según la prefectura-, ha partido a primera hora de la tarde de la plaza de Italia.
En la región de París, once liceos no han abierto sus puertas para evitar incidentes. Uno de ellos, el Henri Bergson, donde el pasado 24 de marzo un policía dio un tremendo puñetazo a un estudiante coincidiendo con otra protesta contra la reforma laboral. El agente ha sido interrogado este jueves. Otros 16 institutos parisinos, como varias otras decenas en toda Francia, han interrumpido clases y actividades. La Torre Eiffel, como el palacio de Versalles, ha sido cerrada al público.
Las huelgas y paros ya han sido precedidas de otras tres movilizaciones registradas desde que en febrero se conoció el contenido de la ley. La protesta más importante se registró el pasado día 9, cuando entre 224.000 y 500.000 personas (según la policía o los convocantes) salieron a la calle en toda Francia para rechazar el proyecto de ley. En esta ocasión, los siete sindicatos convocantes han elegido este jueves para hacer la mayor demostración de fuerza.
Los sindicatos del sector de la impresión han optado por la huelga, lo que ha impedido la llegada de periódicos a los puntos de venta. Le Figaro, entre otros, ofrece gratis a los lectores todos sus contenidos a través de la web.
Pese a las protestas, el primer ministro, Manuel Valls, ha reiterado que el Gobierno no retirará el controvertido proyecto de ley. Valls ha declarado esta mañana a RTL que confía en que el Parlamento haga un buen texto "con buenas medidas". El texto pulveriza de facto la sagrada ley que fija en 35 horas el límite la semana laboral, da prioridad a los acuerdos internos en las empresas en lugar de los sectoriales y facilita los despidos colectivos por problemas económicos en las empresas. El Ejecutivo sostiene que así mejorará la competitividad y se creará empleo.
Tras una ronda de negociaciones con los sindicatos, Valls retiró uno de los artículos más contestados, según el cual se abarataban las indemnizaciones por despido fijando un máximo de 15 meses de salario para contratados con más de 20 años de antigüedad (ahora son entre 24 y 27 meses de sueldo). El nuevo texto señala que esos topes son solo una referencia para los tribunales laborales, pero no un corsé del que no pueden salir.
La gran movilización llega en el momento de máxima debilidad política de François Hollande
Pese a cesiones como esa, la Confederación General del Trabajo (CGT), el principal sindicato francés, o Fuerza Obrera, la otra organización sindical más combativa contra el proyecto, insisten en que la ley debe ser retirada. Argumentan que es una “estupidez” pensar que facilitando el despido se crea empleo y añaden que, en todo caso, los nuevos contratos son precarios.
Estas protestas contra Hollande y su gobierno son las más numerosas y significativas de todo su mandato. Y se producen en un momento de máxima debilidad del jefe del Estado, a quien las encuestas le señalan como el gran perdedor en las próximas elecciones presidenciales, en las que no lograría pasar a la segunda vuelta. La movilización se produce, además, al día siguiente de que Hollande se viera obligado a retirar su medida antiterrorista estrella por falta de apoyos parlamentarios.
El ala crítica de los socialistas franceses se ha sumado a la protesta, con su jefe, Christian Paul, al frente. Paul ha dicho que ha salido a la calle por "solidaridad". Los diputados socialistas rebeldes ya habían expresado también su rechazo a despojar de la nacionalidad a los terroristas.
Con anterioridad, las manifestaciones más importantes se registraron en 2013 contra la ley de matrimonio homosexual. En enero de ese año, entre 340.000 y 800.000 personas participaron en una manifestación convocada por el partido del expresidente Nicolas Sarkozy y diversos movimientos religiosos. Los únicos aliados de Hollande este jueves en la calle han sido el frío (7 grados en París) y la lluvia (por toda Francia).
La anterior gran movilización sindical en Francia se produjo precisamente contra Sarkozy en 2010, cuando el entonces presidente presentó y logró aprobar una ley para retrasar de 60 a 62 la edad de jubilación. Entonces, entre 557.000 y 1,1 millones de personas participaron en las protestas.
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