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El Pentágono quiere contratar háckers

El Departamento de Defensa anuncia un programa de cazarrecompensas

Ashton Carter durante su intervención.
Ashton Carter durante su intervención.Cliff Owen (AP)

Ashton Carter no parece el máximo responsable de la seguridad de Estados Unidos, sino un hombre de negocios más. Uno de esos especímenes que pasan por el centro financiero de San Francisco y se mezclan con los chavales en sudaderas de capucha, vaqueros y mochila. Su tono cercano, tampoco encaja con lo que se espera.

Su conversación en RSA, una conferencia de seguridad a la que esta semana asisten más de 20.000 personas, era muy esperada por el momento en que llega, con el problema entre Apple y el FBI convertido en novela por entregas. La opinión de Carter deja al FBI una posición complicada: “Como Departamento de Estado, la seguridad y la encriptación son clave, no son algo discutible. No creo en las puertas traseras. No es realista. No debemos dejar que un caso aislado marque una norma. La única solución es trabajar juntos”. Tras reconocer un error inicial al tratar de desbloquear el iPhone del tirador de San Bernardino esta voz invita a replantear la presión sobre el fabricante del iPhone y buscar alternativas para resolver el caso.

Este es el tercer viaje desde que asumió el cargo. “Lo que sucede en Silicon Valley es muy importante para todo el país. Hace falta asociar la seguridad nacional con esta zona. La tecnología tiene un gran conocimiento y una gran responsabilidad”, explicó, al tiempo que tendió una mano a los asistentes, muchos de ellos apenas veinteañeros: “Venid un año a Washington, ayudadnos. Solo un año. Vais a estar en temas muy importantes y después podéis volver a Silicon Valley”.

Puso como ejemplo de colaboración el laboratorio de investigación que activaron hace unos meses en Moffett Field, junto a una antigua base de la NASA. Tanto Apple como Intel se sumaron a la iniciativa y ya están desarrollando tecnología para integrar en la ropa de los soldados. Reconoció que es importante, pero que quiere ir más allá, con un nuevo programa de cazarrecompensas, al fin y al cabo, esto es el Lejano Oeste: “El laboratorio nos sirve para experimentar, encontrar nuevos métodos e innovar pero no es suficiente. Quiero que los háckers, los que son buenos, vengan a atacarnos para encontrar nuestros fallos. Se trata de que nos pongan a prueba. Es la primera vez que lo hacemos. No lo hago por diversión, sino por utilidad”. El programa contará con varios requisitos: ser ciudadano americano y asumir el compromiso de no hacer daño, sino de enseñar buenas prácticas al Gobierno.

¿Qué sería un éxito? “Hay empresas en el Valle que hacen trabajo que tiene consecuencias para la seguridad. Sin ellos no habrían tenido sentido. La gente que marca una diferencia está aquí”. Es consciente de que no es fácil compartir datos con ellos: “Es curioso que sí lo hagan con Facebook o Google, pero no con nosotros. Somos el gobierno, lo sé. La gente nos teme, es algo psicológico, pero hacemos que la ley se cumpla. Mi misión es proteger a la gente”.

Un paso más en este compromiso por colaborar con el mundo tecnológico se ve reflejado en el Consejo de Innovación de Defensa (Defense Innovation Board) que acaba de nacer y cuenta con Eric Schmidt, presidente ejecutivo de Google y exconsejero delegado, como presidente. “Necesitamos gente técnica para ayudarnos a ser innovadores. Estoy muy agradecido a Schmidt, es el perfil perfecto. Es brillante y está deseando hacerlo”, dijo para ganar confianza con el sector.

A medida que avanzaba su intervención comenzó a surgir una duda, qué pasará cuándo cambie la administración y él ya no esté a los mandos: “Quien quiera que venga verá que luchar contra la guerra. Pensar en el mañana es su misión. Creo que lo mantendrán y abrirán más proyectos. Esto no va solo de una persona, sino más allá. Necesitamos demostrar que hacemos buen uso del dinero que recibimos.

La cuota de patriotismo se vio cubierta al citar las campañas militares fuera del territorio de Estados Unidos. “Vamos a derrotar al ISIS. No hay duda al respecto. Primero en Irak pero está disperso en más sitios de África, Europa, también en Estados Unidos, pero lo quiero acelerar. Necesitamos mejorar las herramientas sobre el terreno. Irak y Afganistán son lugares que son un reto logísticamente. ¿Cómo llevar tantos vehículos allí en 18 meses?”.

Carter se despidió con una última petición al auditorio: “La gente innovadora está aquí porque quiere ver un impacto. En mi departamento podemos hacer que eso pase. Tenemos muchas formas de colaboración. Os prometo que si dais el paso, nosotros daremos un paso atrás para dejaros espacio. Hay que tender puentes. Tenéis mi compromiso”.

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