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Hillary Clinton gana en Iowa por la mínima

El ajustado resultado de Iowa demuestra la división demócrata y la fortaleza de Sanders

Yolanda Monge
Hillary Clinton celebra un evento en Nashua, New Hampshire.
Hillary Clinton celebra un evento en Nashua, New Hampshire.A. LATIF (REUTERS)

La ajustada victoria de Hillary Clinton en el caucus de Iowa no solo no deja ningún perdedor claro que despeje la incógnita de la nominación sino que consagra a Bernie Sanders como un candidato fuerte y pone en evidencia la profunda división de los votantes del Partido Demócrata.

Con el 100% de los distritos electorales revisados, el Partido Demócrata ha anunciado este martes la victoria de la ex secretaria de Estado por la mínima: 49,8% frente al 49,6% del senador de Vermont, lo que establece que la pelea por la nominación será larga y que el aparato del partido ha infravalorado el potencial del viejo socialista y la fuerza del movimiento de los miles de jóvenes que le apoyan.

Todo fue muy caótico. Nervioso y desconcertante. Mientras que el caucus republicano entregaba un vencedor claro en la noche del lunes, las sumas que hacían los demócratas arrojaban un saldo incierto como para dar un ganador y un perdedor. En ese escenario, Hillary Clinton compareció por sorpresa ante sus seguidores forzando la mejor de sus sonrisas, dando las gracias a Iowa por los servicios prestados y recordando en su discurso que ella era “una progresista”. Como no podía ser de otra manera, ya que no tenía victoria que cantar, la exsenadora se limitó a representar uno más de los mítines de campaña.

Cierto es que no había habido descalabro y eso evitaba el pánico dentro del establishment demócrata, pero la luz roja de alarma estaba lejos de apagarse. Lo confirmaba poco después Bernie Sanders recordando que había llegado a la carrera por la nominación presidencial “sin nombre conocido” y “sin dinero”. El hombre de 74 años que ha conquistado el 84% del voto demócrata entre 19 y 29 años declaró lo siguiente bajo los vítores extasiados de sus seguidores: “Compito con los Clinton, la organización política más poderosa en Estados Unidos”.

“Creo que la gente de Iowa ha mandado un mensaje muy profundo al establishment político, al económico y, por cierto, también al de los medios de comunicación”, dijo Sanders en la noche del lunes. “Este mensaje es que dadas las enormes crisis que enfrenta nuestro país, es ya demasiado tarde para establishments, sean políticos o económicos”. “Nunca es fácil perder”, añadió en su discurso Sanders, en referencia a la retirada de la carrera de Martin O'Malley. Desde luego no hablaba de sí mismo. Su derrota por la mínima ha sido una victoria.

En Iowa-2016 Hillary Clinton se ha quitado en parte la espina del Iowa-2008, cuando abandonó este estado rural del Medio Oeste herida de gravedad. Pero su plan no pasaba por esperar hasta las cuatro de la madrugada para declararse “aparente ganadora”. Cuando Clinton inició su marcha hacia la nominación en las planicies de Iowa allá por abril del año pasado, se consideró a sí misma la candidata inevitable. La prensa la encumbró como la candidata absoluta. Fuera quien fuera el adversario, sería despachado en un par de combates y el camino quedaría despejado para la convención demócrata de finales de julio.

No ha sido así. No va a ser así. El viejo senador de Vermont y su ejército de voluntarios van a mantener abierta la contienda porque tienen las fuerzas y los recursos necesarios para que así sea. De momento, Sanders parte con una considerable ventaja en las primarias de New Hampshire del martes que viene. También va a seguir siendo amplia la profunda división ideológica que separa a ambos campos en la contienda. A Clinton le apoyan las mujeres (no las más jóvenes) y los votantes más mayores. Pero no puede ganar sin el apoyo de los jóvenes.

En las semanas, más bien los meses, que están por venir, Hillary Clinton tiene que convencer a las bases que ahora le dan la espalda de que su partido, a diferencia de Sanders —recién sumado a las filas demócratas— es el partido del New Deal, el partido de Franklin D. Roosevelt. También el partido de Woodrow Wilson; Harry Truman; Lyndon Johnson. El partido que hizo posibles los derechos civiles y la seguridad social.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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