Alain Juppé, el valor refugio de los franceses
El veterano político conservador es el preferido de los ciudadanos frente a Hollande y Sarkozy
El político más popular de Francia no lidera ningún partido, no es una joven promesa ni está en la primera línea de fuego de la política nacional. Alain Juppé, de 70 años que fue primer ministro hace 20, encabeza todos los sondeos de opinión desde hace ya dos años. El último publicado, de Ifop-Fiducial para Paris Match, apuntala su popularidad: el 68% de los ciudadanos tiene buena opinión de él. Es el valor refugio de los franceses, opinan los expertos, que ya no soportan al presidente François Hollande y detestan al expresidente Nicolas Sarkozy.
Sondeo tras sondeo, el liderazgo de popularidad es para Alain Juppé. Mientras él ocupa el primer lugar en la encuesta de Ifop, Hollande se sitúa en el puesto 34º y Sarkozy, en el 36º. Más cerca de Juppé están otros presidenciables, como el ministro de Economía Emmanuel Macron (6º) o Manuel Valls (8º), mucho más jóvenes que el veterano político de la derecha y sin sombras en su currículo. Juppé fue condenado en 2004 por malversación de caudales públicos. “La gente percibió que se responsabilizó por su partido y que no hubo enriquecimiento personal”, explica el director de estudios de Ifop François Kraus.
El liderazgo de Juppé no solo se mantiene, sino que mejora sus resultados a medida que pasan los meses. El perfil más duro de Sarkozy era antes más apreciado en la derecha. Ahora le gana también Juppé en este sector del electorado, lo que pone en grave riesgo la candidatura del expresidente para las próximas elecciones de 2017. Juppé, que hoy es alcalde de Burdeos, mantiene un perfil bajo y discreto, pero se postula como candidato para las primarias de la derecha, a celebrar a finales de este año, y se ha rodeado de colaboradores jóvenes. Su cartel de político competente se acrecienta.
“Ningún sondeo tiene valor predictivo a casi año y medio de las presidenciales”, advierte el presidente de Odoxa Gaël Sliman. “El interés de los sondeos es saber qué piensan hoy los franceses”. Otros importantes líderes de la opinión pública, como el exministro Bernard Kouchner o el exdirector ejecutivo del FMI Dominique Strauss-Kahn nunca lograron ganar unas elecciones, recuerda el politólogo de Science Po Gaspard Estrada. Los sondeos, en clave electoral, dan más posibilidades de éxito a Juppé frente a la líder ultraderechista Marine Le Pen en caso de segunda vuelta de las presidenciales de 2017. Una encuesta del lunes pasado de Harris Interactive apuntala sus opciones para ese escenario: el 45% de los simpatizantes de la derecha le prefieren. Solo el 21% vota por Sarkozy. Odoxa arroja resultados parecidos en su último sondeo.
La situación política francesa es paradójica. Primero porque faltan unos largos quince meses para las presidenciales y todo puede dar un vuelco para entonces. Pese a ello, no pasa una semana sin una encuesta política sobre la que hacer quinielas. Segundo, porque en el rechazo a Hollande y Sarkozy hay un efecto rebote en busca de una novedad que encarna, sorprendentemente, un veterano político de setenta años. Varias son las circunstancias que favorecen a Juppé. Entre ellas destaca la crisis económica, la acumulación de una treintena de años consecutivos de déficit público, la exasperación ciudadana contra los políticos actuales y el espectacular avance de la ultraderecha del Frente Nacional, con una base electoral ya del 30%.
Juppé encarna la derecha moderada. “Tiene perfil de hombre de Estado y de consenso”, dice Kraus. “Su discurso es humanista”, añade Estrada. Frente a él, “la estrategia de Sarkozy de acercarse a las tesis del Frente Nacional no funciona”, asevera Sliman. Incluso el expresidente Nicolas Sarkozy trata con respeto a su más firme rival. Así lo hace en el libro de próxima aparición, Francia por la vida (editorial Plon) y del que el martes Le Figaro avanzó algún extracto. Sarkozy rinde en dicho libro "un sorprendente homenaje [a Juppé] recordando que fue uno de los que le sugirieron que no anunciara su retirada definitiva de la política tras la derrota de 2012”, dice el rotativo.
Hollande ganó las elecciones presidenciales en 2012 con un programa progresista que no comparte el grueso del electorado. Es casi una verdad mayoritariamente aceptada en Francia que el socialista no ganó por méritos propios, sino por el deseo de los franceses de echar a Sarkozy. La dificultad de revertir la curva ascendente del paro, condición que el propio Hollande se autoimpuso para volver a presentarse en 2017 como líder de los socialistas, ha disparado también las quinielas en la izquierda. Ahí el ministro de Economía Emmanuel Macron, con 38 años recién cumplidos, se abre camino sobrepasando incluso al primer ministro Manuel Valls. Ninguno de los dos está a la izquierda del socialismo, lo que es una muestra más de la derechización de la sociedad francesa.
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