Dos exjefes del espionaje serbio en la guerra de los Balcanes vuelven a juicio
Un tribunal internacional ordena repetir el proceso de Franco Simatovic y Jovica Stanisic
El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) ha ordenado este lunes que se repita el juicio contra Franco Simatovic y Jovica Stanisic, exjefes de los servicios secretos serbios durante la guerra de los Balcanes. Ambos fueron responsables de las operaciones especiales y de la seguridad del Estado del presidente Slobodan Milosevic, y habían sido absueltos en 2013 de los cargos de crímenes de guerra y de lesa humanidad. Los jueces de primera instancia no consideraron probado que hubieran formado una asociación criminal para destruir a las demás etnias (croatas y bosnios musulmanes) en nombre de la Gran Serbia. Los cargos originales comprendían asimismo asesinato, deportación, detenciones ilegales, trabajos forzados y abusos sexuales cometidos en Bosnia Herzegovina y Croacia entre 1991 y 1995.
Aunque la sentencia absolutoria reconocía que “distintos militares serbios perpetraron los delitos”, no admitía que los procesados los hubieran planeado u ordenado. Tampoco su ayuda o incitación para cometerlos. La apelación subraya que el proceso debe comenzar de nuevo “por los graves errores legales y factuales observados” y revisar “todos los cargos presentados en su día por la acusación”.
Según la fiscalía, los acusados organizaron, formaron y dirigieron, unidades armadas con fondos del Estado serbio que luego asesinaron o expulsaron de sus hogares a civiles musulmanes bosnios, bosniocroatas y de otros grupos étnicos. De la ciudad bosnia de Srebrenica, donde perecieron unos 8.000 varones musulmanes a manos de tropas serbias, procede una filmación de 1995 en la que se ve cómo un grupo de estas unidades ejecutan a seis prisioneros de la localidad. Aunque Stanisic y Simatovic fueron trasladados a La Haya, sede del TPIY en 2003, el juicio dio comienzo en 2008. La mala salud de Stanisic forzó varias pausas y la sentencia fue leída el 30 de mayo de 2013. Antes de la acusación formal del tribunal, los antiguos jefes fueron arrestados en su país por su presunta implicación en el asesinato del ex primer ministro serbio Zoran Djindjic.
La fiscalía acusó a Jovica Stanisic, presentado como uno de los colaboradores más leales de Milosevic, de la masacre de más de 200 pacientes durante el cerco de la ciudad croata de Vukovar en 1991. A pesar de la conexión con el expresidente, Stanisic fue despedido de su cargo por quejarse de la represión de los albaneses de Kosovo. Por su parte, Franco Simatovic, apodado Franki, de etnia croata, trabajaba a las órdenes de su colega. Era, en palabras de los testigos “sus ojos, sus oídos y su mano derecha”. Negó repetidamente en el primer juicio que la seguridad estatal serbia contara con tropas especiales, aunque en 1996 había anunciado en un discurso la formación de una Unidad de Operaciones Especiales. El acusado alegó que debía “mantener la seguridad en todas las zonas étnicas”, y su defensa, en poder de la fiscalía, resultó vital en 2008.
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