‘Der Spiegel’ recortará el 20% de su plantilla para “ahorrar y crecer”
La revista prescindirá de 149 trabajadores de una plantilla de 729 personas La empresa dice que el plan de ajuste pretende reducir los gastos en 16 millones hasta 2017
El moderno edificio que alberga a la redacción del semanario Der Spiegel, la famosa revista que se edita en Hamburgo y que es lectura obligada del mundo político, empresarial y cultural de Alemania, fue sacudido el martes pasado por un inédito seísmo que dejó al desnudo que la prensa de calidad alemana no es inmune a la profunda crisis que afecta al mundo periodístico. En el marco de una reunión con el personal de la revista, los responsables del grupo —de la empresa y de la redacción— anunciaron que pondrán en marcha, por primera vez en su historia, la llamada Agenda 2018, un programa de ahorro que supondrá 149 despidos de una plantilla de 729 personas.
El plan de ajuste, que fue aprobado por la empresa y la redacción el lunes pasado y que fue dado a conocer un día más tarde, dejará sin empleo a 35 redactores de la edición impresa del semanario, a otras 14 personas de la sección de documentación y a 100 empleados de la administración.
La aplicación de la Agenda 2018 pretende reducir los gastos de la editorial en 16 millones de euros hasta finales de 2017 y forma parte de un paquete de medidas de austeridad que debe servir para potenciar nuevos proyectos digitales, pero también para evitar que la revista sufra, por primera vez en sus 69 años de historia, pérdidas que hagan temer por su futuro.
"Nos enfrentamos a recortes duros y dolorosos", dijo el consejero delegado de la editorial, Thomas Hass, al anunciar ante el pleno de la redacción las medidas que serán aplicadas para evitar que la revista tenga que asumir pérdidas millonarias en el futuro inmediato. "No existe ninguna alternativa a la reducción del personal, si queremos asegurar el futuro económico de nuestra empresa", ha añadido el ejecutivo, quien ha admitido que estaba apenado por tener que suprimir 149 puestos de trabajo.
Durante el encuentro, el director de la revista, Klaus Brinkbäumer, intentó con poco éxito aplacar la rabia acumulada de la redacción y señaló que la Agenda 2018 sería aplicada bajo el lema "ahorrar para crecer". Según el director de la revista, el paquete de medidas de austeridad tiene la crucial misión de reestructurar sus publicaciones y potenciar sus ediciones digitales para lanzar otros productos acordes a un grupo "editor moderno".
La revista lanzará un proyecto piloto regional en el estado de Renania del Norte Westfalia y parte de los contenidos de su edición digital, Spiegel Online, pasarán a ser de pago. La edición en inglés de Spiegel Online, que arroja pérdidas, será un producto de pago, y la empresa también buscará obtener nuevos ingresos con una nueva oferta de pago, Spiegel daily, que ofrecerá las informaciones importantes del día.
"Estamos resignados y no hay un ambiente de lucha para impedir la aplicación del recorte de la plantilla", admitió a EL PAÍS un veterano redactor de la revista. "Sabíamos desde hace mucho tiempo que las cuentas no salían y había que ahorrar, pero lo que más duele es que hemos llegado a esta situación por la mala gestión de la dirección empresarial", añadió.
La empresa tuvo que financiar en los últimos años millonarias indemnizaciones cuando despidió a tres directores —dos de la revista y al responsable de Spiegel Online— y también al ex consejero delegado de la editorial Uwe Safe. Pero nadie desconoce que los resultados de la famosa revista, que fue bautizada por su fundador, Rudolf Augstein, como "el cañón de asalto de la democracia", habían caído en una peligrosa espiral que tuvo consecuencias negativas en sus ingresos por una caída de la publicidad y pérdida de difusión.
En 2011, la editorial cerró el año con un ingreso bruto de 326 millones de euros, mientras que en 2014 los ingresos fueron de solo 285 millones. La difusión del semanario, que cuenta con una venta promedio de 830.000 ejemplares semanales, ofrece la otra cara del drama. Der Spiegel ha perdido en los últimos 10 años un 20% de difusión, una tendencia que ha contaminado a las grandes cabeceras de la prensa germana.
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