El presidente portugués encarga formar gobierno al socialista Costa
El nuevo ejecutivo deberá pactar el presupuesto de 2016 con el PC y el Bloco de Esquerda
El presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, ha encargado formar Gobierno al líder socialista António Costa. Se cierran así 50 días de incertidumbre desde las elecciones del pasado 4 de octubre. Los 123 diputados de los partidos de izquierda derribaron al Gobierno minoritario de Passos Coelho, con solo 107 de los 230 diputados de la Cámara. El nuevo Ejecutivo socialista nace, sin embargo, con un débil acuerdo parlamentario, que pasa por no subir impuestos a los trabajadores ni bajar las pensiones a los jubilados.
El presidente del país, del mismo partido que el todavía primer ministro Pedro Passos Coelho (Partido Social Demócrata, PSD), marcó distancias con el futuro Gobierno de izquierdas en el comunicado tras la reunión. Si hace unas semanas a Coelho le “indigitou” (designó) para formar Gobierno, a Costa solo le “indicou” (señaló) lo propio. Y, en su explicación oficial, Cavaco Silva justificó su decisión en que la otra alternativa que tenía, dejar en funciones al actual Gobierno de centroderecha hasta que hubiera nuevas elecciones, “comprometería los intereses del país”.
A regañadientes o no, por la mañana Costa recibió el encargo y por la tarde Cavaco ya tenía en su despacho la lista de los ministros del nuevo Gobierno socialista, el primero desde 2011. Probablemente, el viernes tome posesión ante Cavaco y la semana próxima reciba el respaldo de la Asamblea de la República. A partir de ahí se abre un escenario político que no se había dado en los últimos 40 años y que consiste en el apoyo al Partido Socialista para gobernar de las fuerzas a su izquierda: el Bloco de Esquerda, el Partido Comunista y Los Verdes.
Pero se trata de un apoyo ley a ley, presupuesto a presupuesto, basado en tres documentos firmados por separado con cada uno de ellos.
El presupuesto para 2016 pondrá a prueba el compromiso de las distintas fuerzas de izquierda
Mientras, el Partido Comunista (PC) y el Bloco han renunciado a sus grandes principios programáticos, como la salida de la OTAN, del euro o el perdón del 60% de la deuda, los socialistas han arrinconado parte de su programa electoral, principalmente la eliminación de la llamada tasa social única que pagaban todos los empleados y las empresas del país. Y el PC y el Bloco exigen la subida del salario mínimo.
De momento, Costa tiene dos misiones urgentes: elaborar el presupuesto para 2016 y coordinar las iniciativas parlamentarias. Las cuentas del Estado deberían haber sido entregadas a Bruselas el 15 de octubre. En ese presupuesto se plasmarán las exigencias concretas de las fuerzas que le apoyan en el Parlamento.
Negociación parlamentaria
El secretario general comunista, Jerónimo De Sosa, ya ha advertido que el apoyo no es una carta blanca a los presupuestos, que habrá que negociar partida a partida. Ahí deberán concretarse las subidas del salario mínimo (el PC quiere subir ya de los actuales 505 euros a los 600 euros, y el Bloco, a los 535, de momento); el fin de los recortes salariales a los funcionarios públicos que ganan más de 1.500 euros, así como la actualización de las jubilaciones, de diversas ayudas sociales para pensiones que rozan el umbral de la pobreza y la bajada del IVA de los restaurantes del 23% al 13%.
Pero si este es trabajo del Ejecutivo —con sus correspondientes comisiones bilaterales con PC, Bloco y Verdes— , en la labor legislativa el Partido Socialista debe lograr una mínima coordinación con las otras fuerzas de izquierda, que, de momento, no hay. El PC le ha ganado por la mano con varias iniciativas que chocan con los objetivos socialistas. Una es la revocación de la privatización de la línea área TAP, cuando el PS solo quiere que se privatice el 49%, y la reposición de los complementos de jubilación de los funcionarios de transportes públicos, donde el sindicato comunista CGTP tiene una gran fuerza (1.100 preavisos de huelga en cuatro años).
Con estas dos iniciativas queda en evidencia la fragilidad de los acuerdos entre la izquierda, sin necesidad de que el centroderecha del PSD-CDS, que aún no ha digerido su derrota parlamentaria, ahonde en las diferencias de la izquierda sobre la respuesta al yihadismo. Será otro reto a afrontar por António Costa y su Gobierno.
Un Ejecutivo con varios independientes y pocas mujeres
El nuevo Gobierno socialista tendrá menos mujeres y en puestos de menos peso que el conservador del PSD-CDS. Cuatro de las 17 carteras estarán en manos femeninas, el 23,5% frente al 27% del anterior Ejecutivo.
Uno de los fichajes estrella es Francisca Van Dunem, independiente, que llevará el departamento de Justicia. Hasta ahora fiscal de Lisboa, proviene de una de las familias de Angola ligadas desde siempre al Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA). Es la primera mujer negra que llega al Gobierno de Portugal. La cartera de Administración Interna recae en Constança Urbano de Sousa, especialista en asilo y emigración; el Ministerio del Mar lo ocupa Ana Paula Vitorino y el de la Presidencia y Modernización de Administración, tarea titánica, será responsabilidad de María Manuel Leitão.
El poder del área económica del nuevo Gobierno estará en manos masculinas y tecnócratas. Al ministro de Finanzas, Mário Centeno, le compete mantener el déficit del Estado por debajo del 3% y que la deuda (del 130% del PIB) no siga subiendo. Independiente y doctorado en Harvard, es un experto en el mercado laboral y partidario del contrato único.
De Trabajo se encargará un clásico, Vieira da Silva. Llega al Gobierno por tercera vez.
A Manuel Caldeira Cabral, ministro de Economía, le tocará lidiar con la marcha atrás de la privatización de las aerolíneas TAP y de los transportes públicos de Oporto y Lisboa, y de una patata caliente heredada, la venta de Novo Banco y su recapitalización en 1.400 millones de euros.
Con apenas 38 años, Tiago Brandão Rodrigues es el ministro de Educación, otro departamento que ha sufrido grandes recortes.
Para el Ministerio de Salud, otra cartera donde se cebaron los ajustes, Costa ha elegido a Adalberto Campos Fernandes, médico, especialista en salud pública y gestor de hospitales públicos. Costa repone el Ministerio de Cultura, que recae en João Soares, hijo del patriarca del partido, Mario Soares, hasta ahora concejal de cultura en el ayuntamiento de Lisboa.
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