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Francia recorta libertades a cambio de seguridad por una aplastante mayoría

Valls advierte del peligro de que Francia sea víctima de armas químicas o bacteriológicas Las medidas han sido aprobadas por 551 votos a favor, seis en contra y una abstención

Valls y Hollande en una foto de archivoFoto: atlas | Vídeo: EFE
Gabriela Cañas

La Asamblea Nacional alcanzó este jueves la casi unanimidad para prorrogar el estado de excepción hasta el 26 de febrero y ampliar los poderes de la policía. Seis votos en contra y 551 a favor reflejan la ausencia de debate de la sociedad sobre la pérdida temporal de libertades que está dispuesta a aceptar, y que incluye arrestos domiciliarios a sospechosos y el uso de brazaletes electrónicos. La sensación de inseguridad impulsa medidas extraordinarias.

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Fue un procedimiento de urgencia. El principal partido de la oposición, los Republicanos de Nicolas Sarkozy, quiso ir más lejos en las medidas restrictivas, pero aceptó la propuesta socialista. “Votaremos a favor. Necesitamos avanzar rápido”, explicó el diputado de la formación conservadora Eric Ciotti. Algunos de los apoyos a la ley llegaron con un pie de nota crítico, como el de los ecologistas: “Estaremos atentos. Estas deben ser medidas excepcionales, transitorias. Votaremos a favor, aunque habrá tres votos en contra de nuestro grupo”, advirtió el ecologista François de Rugy.

Uno de esos tres opositores ecologistas fue Noël Mamère, una de las escasísimas voces críticas en la sesión de este jueves, donde aseguró que la rapidez con que se han tomado las medidas de seguridad forman parte de una “deriva” de los últimos años, en los que se aprueban demasiadas leyes impulsadas “por la emoción”. Los otros tres votos contrarios partieron del grupo socialista, de diputados del sector crítico con la política económica del primer ministro, Manuel Valls.

El masivo voto a favor, que hoy será previsiblemente sancionado por el Senado, permite al Gobierno prorrogar el estado de excepción tres meses; es decir, hasta el 26 de febrero del próximo año.

La medida más importante, como insistió también la diputada del Frente Nacional Marion Marechal-Le Pen, es la llamada asignación de residencia. Consiste en poder confinar en una casa o en un barrio a un sospechoso de terrorismo. Frente al temor de vulnerar principios fundamentales en lo que algunos diputados apelaron un “arresto administrativo”, el Gobierno introdujo en el texto del proyecto de ley una limitación: serán un máximo de 12 horas cada 24.

Los sospechosos confinados podrán quedar incomunicados. Durante el debate, sin embargo, el propio Ejecutivo introdujo una medida coercitiva importante: si dicho sospechoso tiene una condena anterior por terrorismo podrá imponérsele un brazalete electrónico. Una alarma alertará a la policía en caso de que el sujeto salga del perímetro geográfico que le haya impuesto el ministro del Interior.

Se aprobó, tal como quería el Gobierno, la posibilidad de copiar datos informáticos en el curso de un registro administrativo (también sin mandato judicial) y poder disolver asociaciones que hagan apología del terrorismo, lo que concierne especialmente a las que gestionan las mezquitas radicales. La Asamblea ha añadido un pequeño cambio legislativo que permitirá bloquear de manera inmediata páginas web que promuevan actos terroristas.

Un país más temeroso

Francia es hoy otra Francia; más temerosa y más dispuesta a defenderse. “Nos enfrentamos a un enemigo dispuesto a aprovechar cualquier fallo del Estado”, alertó el diputado centrista Jean-Christophe Lagarde. Antes de que el pleno acabara, Valls pudo informar de la muerte de Abdelhamid Abaaoud y felicitar a las fuerzas del orden. El clima era el adecuado para aprobar por aplastante mayoría las novedades legislativas.

En paralelo al debate parlamentario, la Dirección General de la Policía Nacional decidía autorizar a los agentes de policía portar armas aun estando fuera de servicio. El presidente François Hollande quiere que incluso los agentes municipales puedan ir armados cuando están de servicio.

Hasta ahora los policías nacionales solo podían llevar armas dentro de la circunscripción en la que trabajan. “Lo que queremos es poder llevarlas como mínimo en los trayectos cotidianos de casa al trabajo”, explicaba Christophe Dumont, del Sindicado de Cuadros de la Seguridad Interior. Con la nueva directriz, los agentes están autorizados a llevar sus armas en cualquier lugar del territorio nacional aunque estén de fin de semana o de vacaciones.

Las condiciones impuestas a los policías son que lleven el brazalete que les identifica como policías para evitar asustar a los ciudadanos si entran en acción. Es probable que también se les exija suficiente experiencia con las armas y que avisen a sus superiores de la intención de llevar armas. El director de la DGSI se reunirá con los sindicatos para fijar nuevas medidas, quizás permanentes.

Por otra parte, la prefectura amplió hasta el domingo la prohibición de organizar manifestaciones. Entre las previstas estaba una de gran valor simbólico, mañana, ante la Gran Mezquita de París. El Gobierno ha decidido igualmente despojar definitivamente a la Cumbre del Clima que comienza en París el 30 de noviembre de su parte más lúdica y anular todas las actividades asociadas. La gran marcha prevista por el centro de la ciudad el domingo 29 se ha cancelado.

París se prepara para un ataque químico

El primer ministro francés, Manuel Valls, alertó ayer sobre la posibilidad de que el país sea víctima de un ataque químico o bacteriológico. “No podemos excluir nada. Lo digo con las precauciones que se imponen, pero hay riesgo de armas químicas y bacteriológicas”, dijo Valls al inicio del debate parlamentario que aprobó las nuevas medidas antiterroristas.

Las inquietantes palabras de Valls no suponen una novedad. El Gobierno barajaba tal posibilidad de cara a la Cumbre del Clima y el sábado pasado, al día siguiente de los atentados, Sanidad publicaba ya un decreto para comprar de manera masiva medicamentos que funcionan como antídoto contra algunas intoxicaciones y especialmente contra el gas sarín.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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