La escalada de violencia desata tensiones xenófobas en Israel
Conmoción en la sociedad hebrea por la muerte de un judío tomado por terrorista por dos soldados. El racismo contra la minoría árabe y los migrantes africanos se reaviva
La muerte de un judío originario de la antigua Unión Soviética a manos de soldados israelíes, que le tomaron por un terrorista en una estaciónde autobuses de Jerusalén, ha conmocionado a la sociedad israelí. Tres semanas después del estallido de la peor ola de violencia en una década, el clima de tensión no deja de crecer el país. El temor a los atentados de lobos solitarios palestinos ha reavivado sentimientos de xenofobia contra los árabes israelíes (cerca de una quinta parte de los ocho millones de habitantes), los asilados africanos (unos 50.000 eritreos y sudaneses) e incluso judíos emigrados a Israel.
El oscuro incidente registrado en la noche del miércoles en uno de los accesos a la Ciudad Santa se saldó con la muerte de un vigilante de seguridad en una escuela rabínica de 28 años, que acaba de licenciarse tras cumplir el servicio militar. Se había enzarzado en una discusión con dos de los soldados que forman parte del despliegue que vigila el transporte público, a quienes pidió que se identificaran cuando subieron al autobús en el que viajaba.
Los militares sospecharon de él y le instaron a su vez a que les mostrara su documentación. Según la versión facilitada por un portavoz del Ejército, el pasajero intentó arrebatar el arma a uno de los soldados, y el otro abrió fuego contra él causándole la muerte.
No es el primer caso en el que un judío ha atacado a otro. El pasado día 13 un ultraortodoxo apuñaló cerca de Haifa (norte) a un hombre al grito de: “Árabe bastardo, te lo mereces”. De nada le valió a la víctima asegurar que el también era hebreo.
La tensión ronda la histeria en algunos ámbitos, como en los colegios públicos de Tel Aviv y otras ciudades. Las autoridades municipales han prohibido que el personal de mantenimiento y servicios, integrado por árabes en su práctica totalidad, coincida con los alumnos en el horario lectivo.
“Son medidas de exclusión racistas, que forman parte de la discriminación que subyace en las mismas leyes”, explicaba este martes en la Knesset el diputado de la Lista Conjunta árabe Yusef Yabarin. Esta coalición, que controla 13 de los 120 escaños de la Cámara, dio la sorpresa en las elecciones de marzo al situarse como tercera fuerza parlamentaria. “Sufrimos el sectarismo de un Estado que tiene instituciones como la Agencia Judía en las que no participamos”, advirtió Yabarin, profesor de la prestigiosa Universidad Technion de Haifa.
Pero el episodio que más ha puesto de relieve la emergencia del racismo en la actual escalada de violencia en Israel y Palestina fue el linchamiento de un migrante eritreo, que fue apaleado por una turba tras el atentado de la estación de autobuses de Beer Sheva (sur) del pasado domingo. El trabajador agrícola asilado fue tomado por un atacante y tiroteado por un guarda de seguridad. Decenas de personas le patearon, le arrojaron sillas, le insultaron y le escupieron después mientras se desangraba. Murió al día siguiente.
La policía ha abierto una investigación sobre el linchamiento que se ha saldado hasta ahora con la detención de cuatro israelíes, entre ellos dos funcionarios de prisiones. Mientras tanto, continúa el goteo de ataques, que en lo que va de mes se han cobrado la vida de medio centenar de palestinos, incluidos una veintena de agresores abatidos por las fuerzas de seguridad, y de ocho israelíes.
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