La izquierda de Portugal forja un Gobierno para combatir la austeridad
El mensaje del hipotético tripartito es claro: combatir las políticas de austeridad europeas
A punto de culminar su segundo y último mandato, el presidente portugués, Aníbal Cavaco Silva, está en una tesitura que pocos envidiarían: designar un jefe de Gobierno en minoría o encargar la tarea de gobernar a una coalición de tres grupos de izquierda con suficiente mayoría parlamentaria. La tercera opción es repetir las elecciones. Los comunistas confirmaron este miércoles su apoyo al líder socialista a cambio de sustanciales mejoras sociales que podrían comprometer el equilibrio presupuestario del país. Los tres quieren combatir las políticas europeas de austeridad. Portugal va a experimentar la troika buena.
Cuando el veterano político conservador Cavaco Silva, de 76 años, tome su decisión, ésta tendrá una consecuencia de doble filo: si otorga el mandato a su correligionario Passos Coelho, la mayoría izquierdista del Parlamento tumbará su programa. De las preferencias de Cavaco no cabe duda, ya que el presidente se inclinó dos días después de las elecciones por la opción de la coalición conservadora PSD-CDS-PP —aunque sin nombrarla— para garantizar “las obligaciones internacionales de Portugal tanto en la OTAN como en Europa y la zona euro”.
Parálisis política
Presupuesto no presentado. El 15 de octubre acabó el plazo que exige Bruselas. Ha sido el primer país que ha incumplido esta norma. Passos Coelho se niega a entregar un presupuesto de 2016. Dice que es tarea del futuro Gobierno.
Retraso del nuevo Gobierno. La imposibilidad de que Passos Coelho forme Gobierno continuista puede retrasar el nuevo Ejecutivo hasta diciembre.
Pactos a tres. El pacto entre PS y las otras fuerzas de izquierdas no es unitario, sino que el PS lo formalizará por separado con PC y el Bloco.
Un presidente casi en funciones. Aníbal Cavaco Silva termina su mandato a final de año. En este tiempo no puede disolver parlamentos y debe administrar una situación que heredará el próximo presidente.
Son precisamente las exigencias en materia económica de los comunistas y del Bloco de Esquerda (BE) las que más dudas suscitan, por cuanto podrían desbaratar los objetivos de déficit del país. El líder del Partido Socialista (PS), António Costa, ha reiterado que si gobierna no vulnerará el equilibrio presupuestario.
El jefe del Partido Comunista (PC) portugués, Jerónimo de Sousa, confirmó este miércoles su apoyo estable a un Gobierno liderado por Costa. Un apoyo parlamentario tan estable como firmes sean las mejoras sociales promovidas por ese hipotético Ejecutivo. Pero un solo paso atrás, y el PC y el Bloco retirarán su apoyo a Costa.
Para llegar a un acuerdo con PC y Bloco capaz de formar una mayoría absoluta, los tres partidos han renunciado a buena parte de su programa. PC y Bloco han abandonado los grandes principios (salir de la OTAN, salir del euro, perdón del 50% de la deuda o nacionalizar la banca), pero han conseguido que el PS acepte la letra pequeña (medidas sociales).
Cumplir los compromisos
En el caso del PS de António Costa, ha ocurrido lo contrario y ha renunciado a los detalles mientras que se mantiene el fundamento: cumplir los compromisos europeos, es decir, mantener el presupuesto del Estado con un déficit por debajo del 3%, algo que la coalición en el Gobierno no consiguió nunca.
Sobre una hoja de Excel trabajan las comisiones técnicas de uno y otro partido, sumando de aquí y restando de allá. De momento, casi todo lo que ha trascendido va en contra de conseguir ese objetivo de déficit inferior al 3%. El eslogan que aúna a la llamada troika buena es “pasar página a la austeridad”.
La troika buena está de acuerdo en que suba el salario mínimo. El actual Gobierno lo situó en 505 euros en septiembre de 2014, tras cuatro años de congelación. PC y Bloco desean que al final de la legislatura llegue a 600 euros. Si la subida es a 550 en 2016, el gasto del Estado subirá unos 100 millones de euros.
También quieren bajar el IVA. En el caso del PS, es sobre la restauración (del 23% al 13%), lo que supondría una pérdida de recaudación de unos 400 millones de euros. El Bloco prefiere rebajar el IVA del recibo de la electricidad (del 23% al 6%).
PS, PC y Bloco están de acuerdo en devolver el sueldo recortado a los funcionarios. La discrepancia era de ritmo. La coalición de centroderecha prometía reponer un 25% por año; el PS, el 50%; y PC y BE, todo de una vez. El acuerdo alcanzado por la troika buena es una reposición del 25% por trimestre. Eso significa que el Estado pagará 600 millones de euros más a sus funcionarios y otros 250 millones por reposición de pensiones.
La factura de los acuerdos que se conocen —a falta de saberse las contrapartidas— supera los 2.000 millones de euros, lo que elevaría en varios puntos el objetivo del déficit del 3%. Dadas las pocas noticias sobre la recaudación, todo parece indicar que el presupuesto extra se obtendrá mediante el aumento de impuestos a empresas y en los tramos superiores de la declaración de la renta.
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