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Israel impone bloqueos en Jerusalén por temor a otra Intifada palestina

El Gobierno de Netanyahu moviliza a cientos de soldados y policías para evitar los ataques

Juan Carlos Sanz
La policía resgistra a un palestino en la puerta de Damasco de Jerusalén.
La policía resgistra a un palestino en la puerta de Damasco de Jerusalén.AHMAD GHARABLI (AFP)

La policía israelí comenzó a instalar ayer puestos de control en los accesos a los barrios árabes de Jerusalén  en una medida de seguridad sin precedentes desde el fin de la segunda Intifada en 2005.Tras la ola de violencia que se ha cobrado la vida de siete judíos y de tres decenas de palestinos en las últimas dos semanas, el Gabinete de Seguridad del Gobierno aprobó también el despliegue de tropas en la Ciudad Santa y otras poblaciones.

La respuesta del Gobierno de Benjamín Netanyahu a la escalada de violencia incluye además la imposición de penas de resonancia bíblica, como la demolición de las casas y la confiscación de los bienes de los autores de los atentados, y la negativa a devolver a sus familias los cadáveres de los agresores abatidos.

Israel ha desplegado casi todo su arsenal de seguridad —antes de tener que movilizar a las tropas de combate—, a la vista de la oleada de ataques con puñales e incluso armas de fuego más sangrienta en una década. Como consideran varios analistas de la prensa hebrea, las medidas adoptadas pueden implicar una partición de facto entre el Jerusalén judío occidental y los barrios árabes orientales donde viven unos 300.000 palestinos. Cerca de 200.000 israelíes viven en asentamientos de la parte Este, anexionada por Israel en 1980 tras haberla ocupado en la guerra de 1967.

El 80% de los atacantes que han protagonizado la veintena de atentados palestinos registrados en las dos últimas semanas proceden precisamente de distritos de Jerusalén Oriental. Sus habitantes cuentan con permiso de residencia y gozan de libertad de movimientos por todo el país. El inicio del bloqueo de Jerusalén Este, y de un eventual toque de queda para su población, ordenado por el Gabinete de Seguridad, se produce ante la conmoción causada en la sociedad israelí por los atentados palestinos del martes, que se saldaron la muerte de tres israelíes y de los tres atacantes, y dejaron heridos a más de una veintena en la Ciudad Santa.

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Netanyahu presidió una reunión de emergencia del Gabinete para aprobar medidas de excepción tras la muerte de tres israelíes con el objetivo de contener la ola de ataques que concluyó en la madrugada de ayer. Entre otras, se incluyen la presencia de fuerzas militares en las entradas a Jerusalén Este. Seis compañías del Ejército (unos 300 soldados) se sumarán a la movilización de al menos 1.400 reservistas de la policía de fronteras, un cuerpo paramilitar.

Medidas contra una escalada de la violencia

La policía israelí podrá bloquear o cercar zonas en Jerusalén por razones de seguridad o si hay conflictos.

El Ejército reforzará a la policía y se desplegará en áreas de la barrera de separación con Cisjordania y Gaza.

No se podrá volver a edificar en los solares de las casas de los atacantes demolidas.

Los bienes de los sentenciados por delitos de terrorismo serán confiscados.

Se contratará a 300 guardas de seguridad en Jerusalén para vigilar el transporte público.

El Ministerio del Interior facilitará los trámites para conceder licencias de armas de fuego a los ciudadanos.

El Ministerio de Seguridad Interior no entregará a las familias los cadáveres de los atacantes abatidos por las fuerzas de seguridad para impedir que se les homenajee.

El gran despliegue de seguridad sobre el terreno impidió que se llevara a cabo ayer un ataque en la Puerta de Damasco de la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde un joven palestino intentó atacar a un agente de fronteras. El agresor fue abatido a tiros por otros policías antes de que consiguiera su propósito.

En otro ataque registrado anoche en la estación central de autobuses de Jerusalén, una mujer judía resultó herida al ser acuchillada por un palestino que también murió por disparos de la policía.

El Gabinete de Seguridad ha agravado las medidas punitivas contra los autores de atentados. Además de la demolición de sus casas, no se podrá volver a construir en los solares arrasados. También perderán el derecho a seguir viviendo en Jerusalén, lo que implica la revocación del permiso de residencia en Israel y una deportación de hecho.

El Ejército comenzará a vigilar los transportes públicos en la Ciudad Santa hasta que sean contratados 300 guardas para esta misión. Durante la primera Intifada (1987-1991) y la segunda (2000-2005) ya existió este cuerpo de vigilantes.

Más licencias de armas

El ministro del Interior, Silvan Shalon, anunció que se van a aligerar los trámites para conceder la licencia de armas a los ciudadanos “ante la situación de seguridad”. Silvan también confirmó que a 19 atacantes palestinos se les había retirado ya el permiso de residencia.

El titular de Seguridad Interna, Gilad Erdan, aseguró por su parte que los cadáveres de los agresores no serán devueltos a sus familias con el fin, según dijo, de evitar que los funerales se conviertan en actos de incitación a la violencia. “Tenemos que impedir que al terrorista se le rindan honores en una ceremonia fúnebre después de haber cometido el atentado”, afirmó Erdan. El entierro de un palestino de 28 años muerto el martes en Belén en enfrentamientos con las tropas desembocó ayer en graves disturbios.

El Gobierno de Netanyahu ha ordenado finalmente prolongar el trazado de la barrera de seguridad con Cisjordania —que incluye tramos con muros de hormigón, tapias y vallas de distinto tipo— en la zona sur de Hebrón.

John Kerry, secretario de Estado de EE UU, anunció ayer que viajará próximamente a Jerusalén y Ramala para mediar en una crisis que, según dijo, está “cerca de un precipicio”.

Las fuerzas de seguridad cercan el distrito de los atacantes del martes

El primer puesto de control en los accesos a distritos palestinos de Jerusalén se instaló con una fuerte carga simbólica en el límite de Jabel Mukabar, una zona colindante con urbanizaciones judías de donde procedían los tres palestinos que cometieron los dos atentados que causaron la muerte a tres israelíes el martes en Jerusalén.

En un ritual idéntico al de las barreras de seguridad de Cisjordania, los agentes de la policía de fronteras bloquearon la calzada para exigir la documentación a los ocupantes de los vehículos y someterlos en varios casos a registros y cacheos.

Un responsable policial citado por Reuters aseguró que los puestos de control, que ayer se desplegaron en al menos cinco barrios, no van a servir para bloquear los barrios árabes, sino para establecer “un cerco ligero”.

Dirigentes palestinos han calificado de “castigo colectivo” la medida. Human Rights Watch ha advertido de que viola el derecho a la libertad de movimientos.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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