Renzi logra una victoria clave para reformar el Senado
La “Cámara de las regiones” no tendrá funciones legislativas ni podrá derribar Gobiernos
La Italia ingobernable tiene los días contados. Aunque a trancas y barrancas, con toda la oposición fuera del aula y su propio partido siempre al borde del motín, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, logró ayer que el Senado votase su propia muerte como cámara legislativa. El fin del llamado “bicameralismo perfecto” conferirá a la Cámara de Diputados el poder exclusivo para aprobar las leyes y dar o quitar el voto de confianza a los Gobiernos.
La reforma constitucional, que aún debe pasar por una segunda lectura y que con toda seguridad será sometida a referéndum, recibió 179 votos a favor, 16 en contra y siete abstenciones. Los senadores del Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo, Forza Italia de Silvio Berlusconi, y la Liga Norte de Matteo Salvini optaron por salir del aula en señal de protesta.
Buena parte de las iras de los senadores de la oposición fueron a parar al expresidente de la República Giorgio Napolitano, que como senador vitalicio tomó la palabra para argumentar su voto favorable a la reforma. Algunos diputados de Forza Italia exhibieron papeles con el número 2011 escrito, en referencia al año en que el anterior presidente descabalgó del poder a Berlusconi y organizó un Gobierno técnico dirigido por Mario Monti.
“Cámara de las regiones”
Renzi celebró el resultado de la votación en su cuenta de Twitter y agradeció a “aquellos que continúan persiguiendo el sueño de una Italia más simple y más fuerte”.
Además de no tener funciones legislativas ni la potestad para sostener o derribar Gobiernos, el nuevo Senado tendrá un centenar de senadores en vez de los 315 actuales, y además no serán elegidos por los ciudadanos, sino que será compuesto por representantes regionales y municipales. Una “cámara de las regiones” —así ha sido definida— con las competencias tan demediadas que perderá todo el protagonismo político. Su única misión, prácticamente, será la de ratificar reformas de la Constitución, referéndum populares y tratados internacionales.
La actual Constitución italiana, elaborada bajo la sombra de la Segunda Guerra Mundial, concede a las dos cámaras del Parlamento los mismos poderes para evitar nuevas dictaduras como las de Benito Mussolini. En las últimas décadas, esta paridad ha terminado por ser un lastre o incluso un obstáculo insalvable para la viabilidad de las administraciones.
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