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Una nueva explosión sacude la región china de Guangxi

El estallido en un bloque de viviendas de la comarca de Liucheng llega después de que una cadena de paquetes bomba en la zona dejara al menos 7 muertos y más de 50 heridos

Macarena Vidal Liy
Un herido en las explosiones en Luicheng, en Guangxi.
Un herido en las explosiones en Luicheng, en Guangxi. REUTERS

Una nueva explosión ha sacudido hoy Liucheng, la comarca del sur de China donde el miércoles una misteriosa cadena de 17 paquetes bomba dejó al menos 7 muertos y más de 50 heridos. El nuevo estallido se produjo en torno a las 08.00 horas (02.00 hora peninsular española) en un apartamento de un bloque de viviendas.

El inmueble de seis pisos, cerca de un edificio del gobierno local, ha sufrido daños de consideración. En las fotografías distribuidas por internet se aprecian ladrillos y escombros en las inmediaciones desprendidos por la explosión.

La Policía china detuvo ya el miércoles a un sospechoso, identificado por el apellido Wei y de 33 años y al que acusa, según la agencia estatal Xinhua, de contratar a otros para que repartieran los paquetes bomba. Wei, según los medios oficiales chinos, es un residente local de Liucheng, una comarca bajo la administración de la ciudad de Liuzhou, en la región de Guangxi, fronteriza con Vietnam.

La compañía estatal de Correos ha suspendido sus repartos hasta el sábado y la Policía de Liuzhou ha advertido a los ciudadanos de que no acepten materiales que repartan desconocidos ni abran paquetes que les lleguen por mensajero. Tras las explosiones del miércoles, los investigadores detectaron otros 60 paquetes sospechosos, que examinaban por si pudieran contener explosivos.

La oleada de bombas, en lugares como una estación, un mercado o un hospital, generó el pánico y la confusión en la zona, que no se ha abatido desde entonces. La información sobre el suceso es escasa y los interrogantes, numerosos. Como suele ser habitual en los casos de incidentes considerados “sensibles”, los periodistas chinos han recibido instrucciones del gobierno de limitarse a reproducir la información que provenga de canales oficiales.

Un dato que los medios chinos se apresuraron a publicar el miércoles es que la Policía china descarta que se trate de un “acto de terrorismo” organizado.

Es relativamente frecuente que en China -donde el acceso a la Justicia se encuentra plagado de obstáculos y los tribunales no se perciben como entidades imparciales- algunos ciudadanos que se sienten víctimas de abusos recurran a la fuerza. Aunque en casos previos no se había dado una combinación similar de nivel de violencia y organización.

En 2013, una persona murió y 8 quedaron heridas cuando un hombre hizo estallar una serie de artefactos explosivos caseros en el exterior de un edificio gubernamental en Taiyuan, en el norte de China. También ese año, otro hombre se suicidó y mató a más de 40 personas al prender fuego al autobús en el que viajaba en la provincia de Fujian para protestar contra las autoridades locales.

Las explosiones en Liuzhou han resultado tanto más alarmantes cuanto se han producido un día antes del día nacional de China, el 1 de octubre. Esa fecha también marca un aniversario “sensible”, el establecimiento de la región autónoma de Xinjiang.

Xinjiang es cuna de la minoría uigur, de religión musulmana, y donde ha ido en aumento una violencia que Pekín atribuye a grupos extremistas y que ha incluido explosiones y ataques con cuchillos.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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