Londres reafirma su compromiso con las armas nucleares
Reino Unido invertirá unos 700 millones de euros en renovar una base al oeste de Glasgow
Si quedaba alguna duda acerca de las intenciones del Gobierno de David Cameron sobre el futuro del sistema de submarinos nucleares Trident, en Escocia, quedó disipada este lunes con el anuncio del canciller del Exchequer, George Osborne, de que Reino Unido invertirá 500 millones de libras (unos 700 millones de euros) en los próximos 10 años para renovar la base situada en la desembocadura del río Clyde, al oeste de Glasgow.
El futuro de la base que alberga la flota de los únicos cuatro submarinos nucleares del país, uno de los cuales está siempre en patrulla, fue un asunto caliente en las elecciones generales del pasado 7 de mayo, que los conservadores ganaron por mayoría absoluta.
El nuevo Parlamento deberá decidir en 2016 si autoriza una inversión de miles de millones de libras para renovar la flota. Y los nacionalistas escoceses del SNP, tercera fuerza en el Parlamento, convirtieron su negativa a dicha inversión en uno de los puntales de su campaña. Alegan la inconveniencia, en un momento en que la crisis ha dejado a parte de los escoceses en situación de pobreza, de invertir tanto dinero en un sistema de defensa ineficaz para enfrentarse a las amenazas actuales a la seguridad del país, además de la humillación histórica que supone el hecho de que la base se situara precisamente a tan poca distancia de la mayor ciudad escocesa.
El anuncio de Osborne no supone en sí mismo la renovación de la flota: el dinero se destinará a diversas mejoras en las infraestructuras de la base, que empezarían en 2017, y se enmarca en el compromiso del nuevo Gobierno de salvaguardar de los recortes el gasto en Defensa, manteniéndolo por encima del 2% del PIB que pide la OTAN. Pero Nicola Sturgeon, ministra principal de Escocia y líder del SNP, partido que ocupa 56 de los 59 escaños escoceses en Westminster, acusó ayer al Gobierno de Cameron de “arrogante” al dar por hecho que el Parlamento aprobará la renovación.
A nadie se le escapa la intención de los tories, oculta detrás del anuncio de Osborne, de enviar un regalo envenenado al Partido Laborista, inmerso en un proceso de elección de líder que culmina el próximo día 12. Tories y laboristas —estos últimos con la boca pequeña, por miedo a una debacle electoral, finalmente consumada, en su otrora feudo escocés— defendieron durante la campaña la necesidad de que Reino Unido continúe teniendo un sistema de disuasión nuclear. Pero Jeremy Corbyn, el veterano diputado laborista que encabeza la contienda a las primarias laboristas, ha sido y es un aguerrido militante antinuclear.
Los tories saben que situar en el debate el asunto nuclear contribuirá a emponzoñar la recta final de la contienda laborista. “El consenso [sobre el futuro del país como potencia nuclear], tan importante para nuestra seguridad y nuestra fiabilidad como aliados, corre de nuevo el riesgo de hacerse añicos por una impía alianza de los insurgentes izquierdistas del laborismo con los nacionalistas escoceses”, escribió Osborne en The Sun.
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