La ONU aconseja a Holanda que cambie la figura de un paje negro
Una comisión señala que el arraigo del personaje no justifica estereotipos discriminatorios
La figura de Zwarte Piet (Negro Pedro), el paje que acompaña a San Nicolás durante las cabalgatas que celebran su llegada a Holanda el 5 de diciembre, es una de las más tradicionales y reproducidas del país. Supera incluso en popularidad al legendario obispo de Mira (Anatolia, hoy Turquía), a pesar de que el santo trae los regalos que preceden a la Navidad. Pero Piet es también un estereotipo. Lleva bombachos moriscos, una peluca oscura rizada y la cara pintada de negro. Porta además un pendiente de aro dorado y un gorro con plumas. Según la Comisión de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial, es “una imagen negativa de la población de origen africano”. Un personaje que forma parte de una tradición “cuyo arraigo no puede justificar la discriminación que encierra”. El informe definitivo de la ONU sobre la oportunidad de pasear por las calles a la recreación viva del supuesto sirviente del religioso ha sido entregado este viernes al Gobierno holandés, y aconseja buscar “otra forma más equilibrada de Zwarte Piet” para conmemorar la leyenda.
El informe, auspiciado a su vez por el Alto Comisariado de la ONU para los Derechos Humanos, no se centra en el paje. El equipo de expertos analiza cada cuatro años la situación de los distintos Estados miembros, y critica sobre todo el racismo en el deporte y la discriminación policial por razón de color. A su vez, pide al Ejecutivo holandés que aumente el número de agentes procedentes de minorías étnicas y eduque a profesores, jueces y policías en el respeto a los derechos humanos. En las escuelas, aconseja dedicar más tiempo al pasado esclavista del país. A los políticos, por fin, les anima a “evitar que se estigmatice a las personas por pertenecer a grupos étnicos concretos”.
El trabajo de la Comisión, sin embargo, ha tenido amplio eco por las duras palabras dedicadas a Negro Pedro. El primero en reaccionar ha sido el primer ministro, el liberal Mark Rutte. Antes de conocer la opinión de los expertos, dijo que para él no había malicia porque “Zwarte Piet es así”. Ahora ha declarado que se ha convertido “en el símbolo de una discusión más profunda sobre el racismo y la discriminación. Su aspecto no tiene nada que ver, en mi opinión”. El informe le contradice al considerar que la indumentaria y cara pintada “son residuos de la esclavitud para mucha gente de origen africano”. “Un Zwarte Piet con una cara y vestimenta distinta mostraría respeto por la humanidad y derechos de todos los habitantes de Holanda”, añade el texto. La última recomendación es para las voces contrarias a la presencia del paje por las calles: “Deben disponer de lugares y tiempos para manifestar su rechazo”.
El problema del paje es que se ha convertido en la imagen más reconocible de la cita. Por San Nicolás -llegado en barco desde España- todo el país se llena de pajes cargando sacos llenos de dulces para los niños. La Comisión no discute el carácter festivo del encuentro, pero la actual coalición de centro izquierda considera que “no es un problema político; el cambio debe provenir de la sociedad”, según Lodewijk Asscher, viceprimer ministro y titular de Integración. En 2014, cuando Holanda recibió las primeras críticas de la ONU, ya aparecieron zwarte pieten con el rostro solo tiznado (por el hollín de la chimenea), de diversos colores y hasta blancos. Es posible que este año las variaciones aumenten.
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