Alemania y EEUU retirarán sus misiles Patriot de Turquía
Ambos países ya no perciben al régimen sirio como una amenaza para Ankara
EEUU y Alemania, los dos países que junto con España mantienen desplegadas baterías Patriot en Turquía para defender a este estado miembro de la OTAN contra ataques de misiles balísticos del régimen sirio, han anunciado que pondrán fin a sus misiones al término de las mismas, es decir, en octubre en el caso de los estadounidenses, a inicios de 2016 en el caso de los germanos. De esta manera, y en espera de la decisión que tome el Ministerio de Defensa español, Turquía perderá esta protección de la que venía gozando desde 2013, ya que no está previsto que otros contingentes militares sustituyan a los actuales.
Las razones hay que buscarlas en los cambios que ha sufrido la guerra de Siria, especialmente en el último año, y en cómo se ha modificado la percepción de las amenazas por parte de los países occidentales. Si en 2012, cuando Ankara solicitó la asistencia de sus socios atlánticos después de que un caza suyo fuese derribado desde Siria y de que el régimen comenzaran a utilizar misiles Scud contra los rebeldes (a los que apoya Turquía), la principal amenaza para la OTAN eran las fuerzas leales a Bashar al Asad, ahora el mayor riesgo es el Estado Islámico (EI), que al contrario que el régimen sirio carece de capacidad para disparar misiles de largo alcance, por mucho que haya capturado al menos una pieza y la haya mostrado como trofeo de guerra. La titular de Defensa de Alemania, Ursula von der Leyen, lo dejó claro el pasado viernes cuando anunció la decisión de su Gobierno: “La última evaluación hecha por la OTAN en junio concluyó que la amenaza contra territorio turco por parte de misiles balísticos sirios es mínima”.
El analista y exmilitar turco Metin Gürcan cree que detrás de esta decisión hay contactos entre el Gobierno de Washington y el de Damasco en las que este último habría dado “garantías” de no utilizar sus misiles contra países de la OTAN, un pacto que se habría engrasado tras el acuerdo nuclear iraní, que ha abierto una nueva etapa en las relaciones entre Teherán –principal valedor internacional de Asad- y los gobiernos occidentales. “Además, es un mensaje a Asad de que ya no es el objetivo, sino que el objetivo es el EI”, afirma Gürcan en declaraciones a El País.
“Hay un cambio de prioridades, ahora lo que preocupa a todo el mundo, también a nosotros, es el terrorismo del EI”, explica una fuente del Gobierno turco a El País: “Pero los misiles del régimen sirio siguen siendo un riesgo y los socios nos han garantizado que, en caso de agresión (siria), habrá de nuevo apoyo”. Según varias fuentes citadas por The New York Times, las autoridades turcas se quedaron “lívidas” cuando recibieron la noticia de la retirada de los Patriot de EEUU, una razón por la cual se retrasó la comunicación de esta decisión hasta que Washington logró de Ankara el permiso para usar la base de militar de Incirlik en sus operaciones contra el EI el pasado 22 de julio.
En el caso de Alemania, hay otros factores en juego, como la reciente campaña emprendida por el Gobierno turco contra la guerrilla kurda PKK, que incluye ataques aéreos contra las posiciones de este grupo armado en los montes Kandil (norte de Irak), a poco más de un centenar de kilómetros de las bases en las que instructores alemanes forman a fuerzas kurdo-iraquíes en su lucha contra el EI. Von der Leyen y otros representantes del Ejecutivo de Alemania –país en el que habitan varios millones de kurdos y turcos- han vertido críticas sobre estas operaciones militares de Turquía en las últimas semanas. “El Gobierno alemán se enfrenta a críticas de la oposición sobre su despliegue de dos baterías Patriot en Turquía y, al mismo tiempo, las relaciones entre Ankara y Berlín no pasan por su mejor momento”, apunta Gurcan. No en vano, el presidente Recep Tayyip Erdogan ha amenazado a Alemania con romper el tratado de extradición si las autoridades germanas no detienen y envían a Turquía a un fiscal fugado al que busca la Justicia turca.
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