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La desgracia de morir en hora punta

La muerte y el trato que recibió el cadáver de un vendedor ambulante atropellado en Río conmociona a Brasil

María Martín
Imagen del tren antes de pasar por encima del cadáver.
Imagen del tren antes de pasar por encima del cadáver. Guadalupe News

Adilio Cabral dos Santos era vendedor ambulante de comestibles en los abarrotados trenes de Río de Janeiro. Como el resto de sus colegas, acostumbraba a caminar entre las vías para evitar que la policía se quedara con la mercancía. Hasta que el pasado martes un tren le atropelló. Cayó entre los raíles pero nada se detuvo, minutos después, otro tren pasaba por encima de su cuerpo por orden de la empresa que gestiona el servicio ferroviario de la ciudad. Estaba interrumpiendo el tráfico, la estación de Madureira se encontraba llena y 6.000 pasajeros necesitaban que ese tramo estuviera despejado para llegar a sus casas. Adilio Cabral dos Santos tuvo la desgracia de morir en hora punta.

La muerte y el trato que recibió el cadáver del vendedor ambulante y expresidiario de 33 años habría sido invisible de no ser por varios pasajeros que grabaron la escena con sus teléfonos móviles. SuperVia, la empresa responsable de los trenes urbanos del área metropolitana de Río, reconoció que el centro de control de la compañía ordenó la continuación del trayecto, en un "procedimiento de excepción absolutamente controlado", debido al intenso tráfico de trenes con miles de pasajeros en su interior. La compañía dice que Adilio ya estaba muerto, pero los peritos aún no habían llegado para dar fe de ello.

Horas más tarde, Eunice de Souza Feliciano, la madre de Adilio, observaba atónita la escena en la televisión sin saber que el cuerpo pixelado que veía desaparecer en pantalla bajo un tren rodeado por varios responsables de la estación era el de su hijo. "Es terrible, es inhumano que dieran luz verde al tren, pero ¿cómo es posible?”, clamaba Eunice, de 61 años, ante los periodistas. "Yo ya estaba horrorizada por la situación y luego supe que era mi hijo", declaró ente lágrimas.

La compañía sostiene que el tren tenía la suficiente altura como para pasar sobre el cuerpo sin tocarlo y que paralizar esa vía habría alterado el tráfico en un momento en el que unas 200.000 personas se mueven en el sistema ferroviario. "Los pasajeros de trenes que se paran suelen bajar a las vías de forma desordenada, lo que eleva los riesgos de incidentes, como ha ocurrido en otras ocasiones”, justificaba SuperVia . El tren que pasó sobre el cuerpo de Adilio tenía que liberar un tramo para desviar otros dos convoyes llenos en el mismo trayecto. Tres trenes en marcha atrás habría sido una "maniobra complicada", dice la compañía.

A pesar de los problemas potenciales que el cuerpo de Adilio habría causado al sistema, los bomberos lo encontraron por casualidad. La compañía asegura que realizó el aviso poco después del accidente, pero el departamento de bomberos lo niega. Aseguran que les llamaron dos horas después para atender otro accidente sin relación con la muerte del vendedor. "Durante ese servicio, el equipo fue informado por funcionarios de SuperVia de que había un cuerpo en la línea ferroviaria cerca del punto en el que se atendía a otros heridos. Un policía militar ya estaba allí esperando a los investigadores", dijo un portavoz del Departamento de Bomberos. El equipo confirmó la muerte y siguió atendiendo el otro caso hasta que fueron avisados de nuevo para retirar el cadáver. El cuerpo de Adilio salió de las vías del tren a las 20.00, tres horas después del atropello.

El Gobierno de Río ha pedido que se identifique y sancione a los responsables. El secretario de Transporte del Estado, Carlos Roberto Osório, aseguró que "lo que ocurrió en Madureira es un absurdo, una situación que no puede ocurrir bajo ninguna circunstancia. Fue una falta de respeto, una falta de humanidad".

La Comisión de Derechos Humanos de la Orden de Abogados de Brasil describió el episodio como "barbarie" y Agetransp, organismo regulador que supervisa el transporte en Río de Janeiro, inició una investigación para establecer responsabilidades. La familia de Adilio no podía permitirse el lujo de pagar por el funeral. El vendedor fue enterrado el viernes con dinero de SuperVia.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.

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