De tragedia a culebrón venezolano
La salida de Grecia de la UE podría superar la quiebra de Lehman
La tragedia griega ha degenerado en un culebrón venezolano impropio de un país europeo cuna de la civilización occidental. El viernes pasado en esta columna comentábamos que la propuesta enviada por Tsipras a Bruselas con un ajuste fiscal de 4,5% del PIB hasta 2016 y sin un plan coherente para revertir la incapacidad de Grecia de generar proyectos empresariales rentables en un entorno global competitivo fracasaría.
Horas después fue Tsipras quien se hizo una enmienda a la totalidad convocando un referéndum y pidiendo a su sociedad que vote no a su propuesta. Como había sido advertido antes incluso de ser elegido, eso le dejaba fuera del programa y el BCE se vería obligado por estatutos a cortar la financiación a la banca griega. El pasado lunes Tsipras mandó otra propuesta con ajustes que iba a votar que no en el referéndum. Y el martes mandó otra carta donde aceptaba la mayoría de condiciones que le habían llevado a convocar la consulta.
Lo peor que le puede pasar a un estratega es que el tiempo le pase por encima. El segundo rescate ha vencido y ahora hay que negociar un nuevo préstamo que tendrá que pasar por los Parlamentos de los países miembros del euro. Eso llevará al menos tres o cuatro meses. Y, mientras, será muy complicado abrir el corralito. Tsipras no es consciente del caos que acaba de activar, por eso se comporta como un electrón dentro del átomo de forma imprevisible.
Un corralito es como un apagón de luz de toda la economía. En pocos días no podrán garantizar los 60 euros por ciudadano día. Pero lo más grave es el control de capitales para pagos al exterior. Grecia es una economía dependiente de las importaciones y en poco tiempo no habrá carne, gasolina y medicamentos básicos como antibióticos. Por eso es urgente que los socios y las ONG activen un plan de ayuda humanitaria. La destrucción de empleo y el aumento de la pobreza en los próximos meses en Grecia van a ser desproporcionados.
Si gana el sí, Tsipras ha dicho que dimitirá y habrá crisis política y seguramente elecciones anticipadas. Si gana el no, Grecia necesita un nuevo crédito pero nadie cree a Tsipras en Europa, lo cual dificulta enormemente la resolución del problema. La última propuesta griega pide 30.000 millones adicionales pero no tiene en cuenta la depresión que acaban de provocar.
La salida del euro es una posibilidad muy probable. España tiene 300.000 millones más de deuda pública que hace cuatro años y nuestros bancos han comprado un tercio de esa deuda. Somos más vulnerables que nunca al contagio y dependemos del cortafuego del BCE. Si el cortafuegos falla, como dijo el secretario del Tesoro Paulson tras la quiebra de Lehman “que Dios nos asista”.
Esperemos que haya vida inteligente en Atenas y en Bruselas para evitar un evento que podría superar la quiebra de Lehman. En Moncloa no hay ningún indicio de ella.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.