Valls supera con holgura una segunda moción de censura en medio año
El centroderecha y la izquierda radical solo reunieron 198 de los 289 que necesitaban para derribar al Gobierno
Manuel Valls eludió este jueves su segunda moción de censura en medio año en la Asamblea Nacional. Los votos del centroderecha y la izquierda radical (198) fueron insuficientes para provocar la caída del Gobierno buscada por la oposición después de que el primer ministro, también por segunda vez, aprobara por decreto la polémica ley liberalizadora de la economía, conocida como Ley Macron. Para salir adelante, la moción necesitaba al menos 289 votos, la mayoría absoluta.
La sesión, seguida solo por un centenar de los 577 diputados –otros acudieron al final para votar-, se saldó con el esperado resultado positivo para Valls, pero sobre el hemiciclo planeó en todo momento la profunda brecha en las filas socialistas. De hecho, el primer ministro se vio forzado a recurrir al decreto para evitar la correspondiente votación en el pleno porque no contaba con suficientes apoyos debido al rechazo anunciado por varias decenas de parlamentarios socialistas rebeldes.
Esa debilidad de la mayoría parlamentaria –los socialistas tienen 288 asientos, una menos que de la mayoría absoluta- fue aireada por casi todos los portavoces de la oposición. Christian Jacob, de Los Republicanos (198 escaños), aseguró que el Ejecutivo es “incapaz” de gestionar su propio grupo. “El Gobierno está averiado y sin combustible”. Tampoco su grupo dispone de combustible para ganar una moción de censura, como lo demostró este jueves por segunda vez.
Tanto la derecha como sus aliados del centro (30 diputados) censuraron que la ley Macron, llamada oficialmente de Crecimiento y Actividad, se haya quedado corta. Para ambos grupos, el Gobierno debiera haber aprovechado para acometer reformas “más necesarias” como la de las pensiones o la del Estatuto de los Trabajadores, incluida la derogación de la ley que limita a 35 horas el horario laboral semanal.
El primer ministro insiste en que seguirá haciendo las reformas "por los franceses y por Francia"
Los comunistas (15 escaños) se sumaron a la moción de censura. No por intentar derribar al Gobierno, sino para mostrar su rechazo a una ley que consideran todo un símbolo “de la deriva liberal” del Ejecutivo socialista.
Pese a todas las críticas y la obvia división en las filas socialistas, Valls dejó claro una vez más que no cederá un centímetro en sus objetivos para cambiar y modernizar la economía. “Mi responsabilidad es responder a las exigencias de los franceses. El ritmo de las reformas no se debilitará. Estamos aquí para gobernar, para reformar nuestra economía. Continuaremos reformando por los franceses y por Francia”.
En febrero pasado, y por idénticos motivos que ahora, Valls superó una primera moción de censura tras aprobar por decreto la Ley Macron cuando fue debatida por vez primera en la Asamblea. La moción fue apoyada por 234 diputados. Desde abril de 2014, cuando llegó a la jefatura del Gobierno, también ha superado dos mociones de confianza, en ambos casos abstenciones de diputados socialistas rebeldes.
La Ley Macron, así denominada porque su autor es el ministro Enmanuel Macron, titular de Economía, prevé ampliar de 5 a 12 los domingos de apertura de comercios (o todos en zonas turísticas), facilitar la creación de empresas de autocares, abrir a la competencia las profesiones reguladas como notarios, mejorar la fiscalidad de inversiones de empleados en sus empresas, ampliar la cobertura de Internet a toda Francia o agilizar la concesión de permisos de conducir.
Aprobada ahora sin voto en la Asamblea, regresará al Senado. Y volverá de nuevo en julio a la Cámara baja, donde, si fuera necesario, Valls usará por vez tercera la vía del decreto para aprobarla definitivamente.
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