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La oposición argentina acudirá dividida a las elecciones presidenciales

Macri rechaza un pacto y Massa decide seguir adelante con su candidatura

Carlos E. Cué
Sergio Massa en Buenos Aires este jueves.
Sergio Massa en Buenos Aires este jueves.ENRIQUE MARCARIAN (REUTERS)

Hasta el último minuto hubo fuertes presiones empresariales y políticas para buscar un pacto, pero finalmente la oposición argentina acudirá dividida a las elecciones presidenciales de octubre, algo que en principio beneficia al oficialismo encarnado por Daniel Scioli, el gobernador de Buenos Aires. Mauricio Macri, el alcalde de Buenos Aires, rechazó un pacto con Sergio Massa, que hace unos meses era el candidato más fuerte y ahora ha sufrido una importante caída en las encuestas. Antes esa evidente debilidad, Massa buscó hasta el último minuto un acuerdo, sin éxito. Para sorpresa de muchos analistas veteranos, que creen que tenía una oportunidad única de reforzar su candidatura, Macri argumenta que no puede hacer una campaña por el cambio y pactar con un peronista clásico que fue jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner aunque ahora sea su mayor crítico.

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Massa, muy presionado, con el Gobierno que le ha ido arrebatando alguno de sus alcaldes fieles, decidió no retirarse y esta noche, cuando se cerraba el plazo para inscribir las alianzas, ha anunciado oficialmente que sigue en la carrera. “Le quiero decir a todos aquellos que pretendieron usar su poder para empujarnos y corrernos, para sacarnos de la cancha, que acá estamos”, aseguró el exalcalde de Tigre, al norte de Buenos Aires. “Quiero decirle a estos millones de argentinos que depositaron su confianza y sueños en nosotros que voy a ser presidente de los argentinos, voy a ser candidato” anunció en un escenario preparado para tener toda la atención mediática y sin aceptar preguntas de la prensa mientras su mujer le daba un abrazo y un beso.

Massa aguanta y esta decisión, si la mantiene hasta octubre, puede ser clave. Si se hubiera retirado, buena parte de sus votos peronistas habrían vuelto al oficialismo, que sueña con ganar en primera vuelta. En Argentina solo se puede ser presidente a la primera si se alcanza el 45% de los votos, algo muy difícil con varios candidatos fuertes, o el 40% y 10 puntos de diferencia con el segundo, algo tal vez más factible pero tampoco sencillo en las actuales circunstancias políticas.

Massa criticó con dureza a su principal rival en el peronismo, donde se está produciendo una batalla feroz por el control del territorio. Y lo hizo con más suavidad con Macri, “Esta es una campaña de los candidatos del silencio, Scioli no dice lo que piensa porque por ahí lo reta [regaña] Cristina y otros hablan del cambio sin definirse”. Es cierto que la campaña de momento no se mueve en ninguna polémica por las propuestas, todo está concentrado en cuántos apoyos y territorio controlan cada uno de los candidatos y sobre todo su perfil personal. De hecho el acto más significativo de la campaña hasta ahora fue la participación de los tres candidatos principales en un show televisivo en el que bailaron, dejaron que les imitaran en directo y, acompañados de sus esposas, se plegaron a las preguntas sobre su vida sexual del presentador, Marcelo Tinelli.

Massa quiso huir precisamente de esa imagen, aunque él también estuvo en ese programa, y se vendió como un hombre con propuestas que lucha contra “el aparato del Estado” a pesar de que hasta que rompió con el kirchnerismo él era un hombre de esa estructura que fue muchos años jefe del ANSES, la seguridad social argentina. Massa recordó que en 2013 su grupo, el Frente Renovador, en el que están prestigiosos exaltos cargos del kirchnerismo como el exministro de Economía Roberto Lavagna, ganó las elecciones y con eso frenó “el intento de una Cristina eterna”, esto es de cambiar la Constitución para buscar un tercer mandato.

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El mapa político argentino para las elecciones queda así más claramente definido, aunque aún falta por saber, dentro de 10 días, un dato clave: si la presidenta es o no candidata al Congreso, algo que centraría la campaña en ella y demostraría que, como señalan muchos analistas, ella quiere seguir mandando gane quien gane. Si gana Scioli, como referente en el Congreso para que no se desvíe del camino marcado por ella. Si gana Macri, como líder de la oposición porque en Argentina, como en EEUU, los candidatos derrotados tienden a desaparecer.

En este momento hay tres candidatos muy claros y otros con posibilidades. Scioli, que tendrá que ganar las primarias del oficialismo a Florencio Randazzo, el ministro de Transportes, es de momento el más fuerte en las encuestas. Macri, que ha presentado Cambiemos, la plataforma de su acuerdo con los radicales de Ernesto Sanz y el grupo de Lilita Carrió, es el candidato más fuerte de la oposición. Massa es el tercero en discordia y después hay otros con menos expectativas pero cuyos votos pueden ser claves en una segunda vuelta, como la socialdemócrata Margarita Stolbizer o el troskista Jorge Altamira.

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