Morena, ¿la última lanza de AMLO?
El nuevo partido del tenaz López Obrador se estrena en las urnas en México como abanderado contra la corrupción
Andrés Manuel López Obrador es tan conocido en México que bastan sus siglas para mencionarlo: AMLO. Candidato de la izquierda a las presidenciales de 2006 (que a punto estuvo de ganar) y 2012 (donde también quedó segundo), el exjefe de gobierno de Ciudad de México prepara a los 61 años su tercer asalto a la presidencia en 2018. Las elecciones del próximo 7 de junio (Cámara de diputados, estatales y locales) son la primera piedra de toque de su nuevo partido, Movimiento de Regeneración Nacional, Morena.
López Obrador sigue siendo la figura más reconocida de la izquierda. En 2006 y 2012 fue cabeza de lista para las presidenciales del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y después de salir derrotado en 2012 decidió embarcarse en otro proyecto. Las luchas de poder en el PRD impedían un control unitario del partido y optó por abandonarlo e ir por libre con Morena, creada en 2011 como organización social y registrada como partido en julio de 2014.
Desde que rompió con el PRD, López Obrador ha reivindicado a su nuevo partido como única esperanza para una renovación de la política mexicana basada en el rechazo a la corrupción, encarnada según él por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), ganador de las presidenciales de 2012. Y encarnada también, a sus ojos, por el PRD desde que –después de esas elecciones– su antiguo partido firmó con el PRI un acuerdo programático nacional llamado Pacto por México. Para el líder de Morena, el PRI es “la mafia”. Y el PRD, “el traidor” de la izquierda.
Partiendo del capital político de López Obrador como exgobernante de la Ciudad de México, el principal campo de batalla de Morena el 7 de junio será este feudo, donde se eligen diputados locales y jefes de delegaciones (las áreas en las que se divide la ciudad). Uno de sus aspirantes a jefe de delegación es Ricardo Monreal, que ha acompañado a su líder desde el PRD. “El principal objetivo que nos motiva”, dice, “es la transformación del país. Llegar a ganar la presidencia para cambiar este régimen autoritario”.
Monreal afirma que aspiran a ser la primera fuerza en la Ciudad de México, a estar por encima del 10% del conjunto de votos sobre el global de comicios que se celebrarán a nivel nacional y a conseguir más de 40 de los 500 escaños de la Cámara de Diputados. El promedio de sondeos hasta el momento sitúa al PRI con un apoyo en torno a un tercio del voto, en segundo lugar al conservador Partido Acción Nacional (PAN) y en tercer lugar al PRD alrededor del 15%, con Morena por debajo del 10%.
La fortaleza de Morena es la fortaleza de López Obrador, su reputación de político tenaz e íntegro. Pero ese principio de la pureza puede ser también su debilidad, según explica José Luis Crespo, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas: “La apuesta de Morena es no sentarse a negociar con nadie. Para ellos todos los demás son la mafia del poder, y negociar es claudicar. En buena medida, por eso López Obrador perdió las elecciones de 2006, porque se enajenó el posible apoyo del voto moderado”.
El politólogo Andrés Lajous considera que Morena es “una reacción a la forma en la que se han ido construyendo los partidos desde finales de los noventa”, refiriéndose a los años en que México inició su transición del autoritarismo del PRI –hegemónico de 1929 al 2000– hacia un sistema moderno de democracia representativa. Según Lajous, partidos como el PRD o el PAN, llamados a encabezar la regeneración política, han terminado por reproducir estructuras internas de poder contrarias a la democratización y la participación ciudadana: “No tanto por voluntad como porque cuando se hizo la reforma democrática no se cambiaron las leyes para hacer partidos”.
Morena se presenta como la alternativa: un movimiento de base ciudadana con la integridad por bandera e ideario de izquierda patriótica. Podría ser la última lanza de AMLO, un político criado en su primera época en el PRI y que ha hecho del resto de su carrera una cruzada contra el PRI y el resto del sistema, aunque dentro del sistema. Pero con López Obrador nunca se puede decir que sea la última vez. Su mítica fuerza de voluntad –ejemplificada en sus tours por cada esquina de México y su hábito de madrugar a horas intempestivas– impide tener certeza sobre su longevidad política. Recuerda Lajous: “El político que sobrevive suele ser el que se levanta más temprano”
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