La UE plantea una participación de la OTAN en la misión militar libia
La diplomacia europea contempla destruir barcos e infraestructuras de las mafias
El éxito de la operación militar que proyecta Europa para frenar a las mafias de inmigrantes en Libia dependerá en gran medida de las labores de inteligencia, un terreno en el que Bruselas se plantea pedir colaboración a la OTAN. La propuesta que debatirán los países el próximo lunes incluye la controvertida destrucción de barcos de traficantes.
La Unión Europea ha trazado ya las grandes líneas de una de sus misiones militares más arriesgadas. La operación en aguas libias —y también internacionales— para evitar que salgan barcos cargados de extranjeros que muchas veces fallecen antes de arribar a Europa se ha diseñado para un periodo inicial de un año, según el documento de gestión de crisis al que ha tenido acceso EL PAÍS. “Un enlace con la OTAN podría ser necesario”, asegura el texto, que el lunes deberán discutir los ministros de Exteriores en Bruselas. Esa información estratégica se obtendría con vigilancia aérea y con satélites.
En una primera etapa, la operación podría comenzar en aguas internacionales, donde la UE considera que no es imprescindible un mandato de Naciones Unidas para requisar un barco sin bandera o con la bandera de un país que dé su autorización. Como esos supuestos resultan poco probables, la diplomacia europea lucha para conseguir un aval del Consejo de Seguridad de la ONU —su máximo órgano de decisión— que además permitiría extender el ámbito de actuación de esta iniciativa a la costa libia.
La diplomacia europea no renuncia a su idea inicial de una “posible destrucción de los barcos de los traficantes y sus activos en aguas territoriales [presumiblemente libias] para apoyar la interrupción de su modelo de negocio”. Rusia, con derecho de veto en el Consejo de Seguridad —al igual que el resto de miembros—, ya ha expresado su rechazo a este concepto, lo que podría obligar a la UE a retirarlo del documento para obtener el apoyo de Naciones Unidas. Barcos, depósitos de combustible e instalaciones para la embarcación de personas figuran entre los activos que el servicio exterior europeo contempla destruir. Todo ello requerirá “una amplia gama de capacidades aéreas, marítimas y terrestres” por parte de la UE, aunque en ningún caso habrá tropas de tierra.
El documento alerta del gran riesgo que entraña la operación para la seguridad de los militares que participen en ella. El armamento ubicado en la zona, el poder de las milicias libias y la “presencia terrorista en la región” amenazan la misión. Los diplomáticos alertan de que cualquier víctima que provocara la actuación europea “desencadenaría una respuesta negativa de la población local y de toda la región” y recomienda tratar de implicar en la lucha contra las mafias a Gobiernos de la zona, principalmente a Túnez y a Egipto.
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