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Jean-Marie Le Pen repudia a su hija

Bronca política al admitir un alcalde francés un censo de alumnos musulmanes

Gabriela Cañas
Marine Le Pen y su padre, Jean-Marie, el 1 de mayo en París.
Marine Le Pen y su padre, Jean-Marie, el 1 de mayo en París.Aurelien Meunier (Getty)

Las espadas están en alto en la cúpula del Frente Nacional. El enfrentamiento entre la presidenta, Marine Le Pen, y su padre, Jean-Marie, presidente de honor hasta el lunes y fundador de la formación ultraderechista, ha subido de tono. Jean-Marie Le Pen ha retirado todo su apoyo a su hija. Para él, haber promovido su suspensión provisional de militancia por sus opiniones filonazis es una “felonía” y ella no merece ganar las elecciones presidenciales dada su catadura moral, ha dicho públicamente. "Me da vergüenza que la presidenta del FN lleve mi nombre", ha declarado a la emisora Europe 1. "Me gustaría que lo perdiera lo más rápidamente posible"..."bien sea casándose con su concubino [Louis Aliot, vicepresidente del partido], con Florian Philippot [también vicepresidente] o con cualquier otro". Le Pen, de 86 años, que asegura que va a plantear batalla a su hija, dice ahora no reconocer ningún lazo con la persona que le ha traicionado "de manera tan escandalosa".

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La nieta de Jean-Marie y sobrina de Marine Le Pen, Marion Maréchal-Le Pen, que también es una importante dirigente del FN, ha declarado al periódico Le Figaro en una entrevista que se publica mañana su incomodidad por este asunto. "Me encuentro en una situación muy delicada", declara, y achaca la reacción virulenta de su abuelo a "heridas afectivas".

Mientras tanto, el alcalde ultraderechista de Béziers, un pueblo próximo a Perpiñán, en el sur de Francia, ha provocado una bronca política al admitir que sabe cuántos alumnos musulmanes hay en su localidad. Lo dijo el lunes por la noche en un programa de televisión, en France 2, en el marco de un debate y, al día siguiente, a pesar de la tormenta desatada, ha corroborado su actitud. En Francia está prohibido recabar datos étnicos o religiosos para las estadísticas. El alcalde, Robert Ménard, que gobierna con los votos, entre otros, del Frente Nacional, asegura no disponer de tales estadísticas, pero sí saber que dos tercios de los alumnos de elemental y primaria son musulmanes. El nombre de pila, dice, les delata. La noche anterior, sin embargo, pareció manejar datos de una gran precisión: el 64,6% de los niños de Béziers son musulmanes, dijo.

La justicia francesa ha abierto una investigación sobre este asunto, que ha escandalizado a la clase política francesa. Interpelado en la Asamblea Nacional, el primer ministro Manuel Valls ha calificado el hecho de vergonzoso y ha recordado que la República Francesa “no hace distinciones entre los niños”. “Ha cruzado una línea roja”, ha abundado sobre Ménard el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve. En términos parecidos se han expresado otros miembros del Gobierno y del Partido Socialista.

El Frente Nacional, por su parte, ha pedido que se arroje luz sobre este asunto, pero al tiempo ha acusado de “indignación selectiva a los moralizadores de la UMPS (acrónimo que une las siglas de la derecha UMP y la izquierda PS)”. Recuerda también que hay que investigar sobre el fichero étnico puesto en marcha en el Ayuntamiento de Perpiñán, regido por la UMP junto al centrista UDI.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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