Bogotá aprende a vivir sin coche
1,5 millones de autos dejan de circular durante una jornada, la segunda del año
En la madrugada del miércoles, a las 4.45, Carlos Benjumea, un joven taxista, vivió una escena que nunca había visto en sus 12 años como conductor. En la avenida Boyacá, una de las principales arterias de Bogotá, se había formado un atasco porque miles de personas intentaban llegar a sus trabajos en el día sin coche y sin moto, que empezaba en 15 minutos. “Era como si fueran las 7 de la mañana”, señala Carlos, refiriéndose a los trancones habituales que padecen a diario los capitalinos.
Es la segunda vez en el año que se realiza esta jornada en la capital de Colombia, lo que significa que más de 1.500.000 de coches de uso particular dejaron de circular. La primera fue en febrero y todo apunta a que vendrán dos más por el éxito que para la alcaldía deja este ejercicio. No solo porque el sistema de transporte masivo tuvo más usuarios y los ciclistas pudieron moverse a sus anchas, sino porque se redujo la contaminación. En la tarde, la ciudad, con cerca de 7 millones de habitantes, estaba medio vacía de vehículos, pero en las ciclovías era fácil encontrar a cientos de ciclistas.
Por 14 horas y media el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, quien este año deja su cargo en medio de polémicas como la prohibición de las corridas de toros, limitó la circulación de coches particulares y motos. De esta forma obligó a muchos a usar el transporte público, los taxis y las bicicletas. Los dos primeros son criticados a diario por su mal servicio. Aún así, según reportes de las autoridades de movilidad, 1.830.000 personas, un 4,7% más, utilizaron Transmilenio, el servicio de buses articulados que a falta del metro, transporta a los bogotanos.
El llamado Sistema Integrado de Transporte, SITP, fue utilizado por poco más de un millón de personas, un 19% adicional a lo que lo hacen en un día normal. Y fue precisamente ese incremento en el número de usuarios del transporte público el que provocó que en las horas pico, en la mañana y en la tarde, se presentaran largas colas, más que las habituales, para ingresar a las estaciones de Transmilenio. También, que a muchas personas les tocara esperar por un buen tiempo los buses del sistema integrado que iban atiborrados de usuarios. Esto evidencia que hay que mejorar la oferta si lo que se busca es incrementar el uso del transporte público.
Los ciclistas, en cambio, fueron los reyes de la jornada. Según los reportes, los ciudadanos usaron la bicicleta un 117% más. “La ciudad no se paralizó. La ciudadanía se movilizó en transporte público y en bicicleta”, dijo Gustavo Petro, defendiendo la iniciativa. Se suma el impacto positivo en la reducción de la contaminación ya que los niveles de hollín, humo y polvo bajaron un 15%.
Desde hace 15 años, en Bogotá se vive, pero solo una vez al año, el día sin carro, con la idea de que los usuarios de vehículos particulares utilicen más el servicio público y la bicicleta. Ahora la alcaldía quiere extender la iniciativa a más días, lo que para algunos analistas distrae del gran problema de movilidad que tiene la capital por la falta de infraestructura y de cultura ciudadana, entre otras cosas. El gremio de los comerciantes es uno de los que se opone y ha denunciado los graves efectos que supone para el sector, por el bajo flujo de compradores. Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, el principal gremio, calificó como “valioso” el experimento, pero sostuvo que tiene “un costo para la economía, ya que afecta a muchos sectores”. Sin embargo, Bogotá demostró una vez que está aprendiendo a vivir sin coche, aunque sea por unas horas.
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