Tsipras aboga en Moscú por “salir del círculo vicioso de las sanciones”
Putin ofrece a Grecia participar en un gasoducto que desarrolla con Turquía
El jefe del Gobierno griego, Alexis Tsipras, y el presidente de Rusia, Vladímir Putin, hicieron equilibrios este miércoles en Moscú para potenciar su relación bilateral sin renunciar a sus posiciones previas, en el caso del primero sus compromisos como miembro de la Unión Europea, y en el segundo, el embargo de las importaciones agrícolas de esa procedencia. Los dirigentes encontraron un terreno común en el proyecto de Gazprom para construir el gasoducto Corriente turca, por el fondo del mar Negro. Según Putin, se trata de “un proyecto clave para transportar gas ruso a través de Turquía a los Balcanes y tal vez a Italia y más allá en Europa”.
En diciembre de 2014 Putin anunció por sorpresa y con ácidas críticas a la política energética de Bruselas que renunciaba definitivamente a la Corriente del Sur, el gasoducto que fuera su proyecto clave hasta entonces para transportar combustible al este y sur de Europa evitando a Ucrania. En lugar de la Corriente del Sur, anunció la Corriente turca.
Putin ofreció a Grecia participar en el tendido del gasoducto, convirtiéndose en país de tránsito de gas. “La nueva ruta garantizará las necesidades de combustible de los europeos, permitirá que Grecia sea uno de los principales centros distribuidores de energía en el continente, le permitirá atraer importantes inversiones de capital a su economía y crear puestos de trabajo suplementario”, dijo Putin en la rueda de prensa conjunta con Tsipras al final de las conversaciones bilaterales en el Kremlin. El primer ministro heleno dijo que Grecia está interesada en estudiar la posibilidad de participar ya que el tránsito de gas “da posibilidades de estabilizar y proporcionar seguridad a toda la región”. Advirtió, sin embargo, que la cooperación se debe hacer en el “marco legal” de Grecia y de la Unión Europea.
Ante la posibilidad de abolir el embargo de forma unilateral para Atenas, Putin manifestó que Moscú no “puede hacer excepciones” con un país de la UE, pero afirmó que la creación de empresas mixtas ruso-grecas permitiría superar la guerra de las sanciones. Tsipras argumentó que “para resolver esta crisis profunda [la de Ucrania] hay que abandonar el círculo vicioso de las sanciones” y se pronunció a favor de una nueva arquitectura de seguridad. Putin volvió a referirse a un “espacio humanitario único de Lisboa a Vladivostok”. Ambos países firmaron un plan de acción para 2015-2016 cuyo fin es incrementar sus relaciones económicas.
A la pregunta de qué sucederá si los acreedores de Grecia, que este jueves debe pagar 450 millones de euros al FMI, no muestran solidaridad y la “echan del barco”, Tsipras contestó que “todos juntos estamos en el buque”. “Somos satélites y dueños de la nave a la vez y no damos derecho a nadie a considerar que hay una clase de primera y otra de cubierta”, porque si ocurre así, “nos estrellaremos contra los escollos”.
La primera visita de Tsipras a Moscú ha despertado recelo en Europa y ha puesto a prueba la solidez de la postura común de la UE ante la política rusa en Ucrania. Al recibirle, Putin dijo que su visita, en vísperas de la celebración de la Pascua ortodoxa, “no puede ser más oportuna” y destacó las “raíces espirituales comunes” de ambos países.
Los representantes rusos han indicado que están dispuestos a tentar a Grecia, por medio de una ayuda, un privilegio o un beneficio económico —pero no ayuda financiera, según especificaron fuentes del Kremlin—, cuyas magnitudes y formas dependerán de las contrapartidas que Atenas ofrezca al Kremlin y también de las posibilidades financieras de Rusia, mermadas por las sanciones. El comercio bilateral en 2014 tuvo un volumen de 3.900 millones de euros y descendió un 40% respecto al año anterior, según la agencia TASS. Rusia ha sido la más perjudicada por el bajón, ya que sus exportaciones (3.400 millones de euros, en su mayoría productos energéticos) se redujeron un 41%, mientras que las importaciones procedentes de Grecia (460 millones de euros) se contrajeron un 19% en relación con 2013. “Debemos analizar lo que podemos hacer para restablecer los anteriores ritmos de crecimiento”, dijo Putin a Tsipras, refiriéndose a esta dinámica negativa.
En su estrategia hacia la UE, Rusia trata de ahondar la fisura interna entre los países más convencidos de la necesidad de sanciones y los que desearían deslindar las relaciones económicas de las consecuencias de la anexión de Crimea y de la responsabilidad rusa por la violencia en la cuenca de Donbás.
Tsipras es el dirigente que va a la “vanguardia” del grupo de siete países que “se declaran activamente a favor de la abolición de las sanciones” en relación con Rusia, según comentaba Alexandr Gúsev, el director del instituto de planificación estratégica y pronósticos a la emisora Kommersant.fm. La lista de Estados sensibles ante Moscú incluía a Austria, Hungría, Italia, España y Chipre, según el experto. Explicaba Gúsev que Rusia podría permitir la importación de frutas, verduras y quesos curados de Grecia. Moscú, señalaba, daría “ciertos pasos” a cambio de que se levante “cierta parte del embargo”.
Rusia está interesada en la privatización de activos griegos, en el sistema de transporte de gas de Grecia y en los puertos de Atenas y Salónika. Además, Moscú podría hacerle rebajas al precio del gas ruso, ayudarla económicamente (en un margen de maniobra restringido dados sus propios problemas) y darle preferencias, pero “Grecia debe hacer concesiones”, según Gúsev.
Hungría encabeza el ‘lobby’ de la rusa Gazprom en Europa
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, se ha puesto a la cabeza de la constelación de nuevos socios potenciales de Rusia. Según el diario Kommersant, el martes en Budapest se reunieron los ministros de Exteriores de Grecia, Serbia, Macedonia, Hungría y Turquía para debatir su participación en el proyecto de Gazprom Corriente turca. Los reunidos firmaron una declaración sobre “colaboración energética” para una diversificación económicamente justificada de las rutas y fuentes de gas natural desde Turquía a Europa.
El nuevo gasoducto ruso-turco va camino de convertirse en un híbrido, resultado de la fusión con elementos de la Corriente del Sur y para desarrollarlo Rusia cultiva una nueva constelación de potenciales aliados de Gazprom, que incluye a Hungría, Grecia, Macedonia, Serbia y tal vez Austria. Moscú ha perdonado a Budapest 3.000 millones de euros en concepto de gas contratado y no consumido. Rusia, que podría ahora hacerle una rebaja a Grecia en los precios o las condiciones de venta, quiere suministrar a Turquía unos 63.000 millones de metros cúbicos de gas, de los cuales 14.000 millones se quedarán allí y el resto se colocarán en la frontera de ese país con el vecino heleno, lo que, según los planes rusos, ha de permitir a Atenas abastecerse y también beneficiarse del tránsito hacia otros países.
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