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La Haya ordena la vuelta a prisión del ultranacionalista serbio Seselj

Acusado de crímenes de guerra, estaba en libertad condicional por razones humanitarias

Isabel Ferrer
El ultranacionalista serbio (a la derecha) quema la bandera de EEUU en una manifestación el 24 de marzo en Belgrado.
El ultranacionalista serbio (a la derecha) quema la bandera de EEUU en una manifestación el 24 de marzo en Belgrado.ANDREJ ISAKOVIC (AFP)

El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) ha ordenado este lunes a Serbia el regreso inmediato del líder ultranacionalista Vojislav Seselj, de 60 años. Acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad, perpetrados en Bosnia y Croacia durante la guerra de los Balcanes en los noventa, estaba en libertad condicional desde noviembre de 2014 por motivos humanitarios. Seselj, aquejado de cáncer de colon, pidió volver a su país para ver a sus médicos. Los jueces se lo concedieron, pero respetando una serie de obligaciones, como la de no regresar a la escena política. Obligaciones que los jueces de apelación del TPIY consideran ahora que no ha respetado. Seselj ha asegurado hoy que no volverá, al menos de manera voluntaria.

El serbio goza todavía de gran popularidad entre los sectores más radicales de su país. Nada más llegar a Belgrado ya aseguró que no pensaba regresar a La Haya, sede del Tribunal. También remitió un comunicado a la prensa croata calificando de “día de la liberación de Vukovar”, la caída de la ciudad en manos de las tropas serbias. En batalla de Vukovar, al este de Croacia, murieron cientos de personas y más de 30.000 fueron deportadas.

“A la vista de que ha vulnerado las condiciones de su libertad, debe regresar al centro penitenciario”, han dicho las jueces. La fiscalía del TPIY ya pidió su regreso en diciembre de 2014, al darse cuenta de que violaba los términos de su liberación. También el Parlamento Europeo pidió al Tribunal que reconsiderara su decisión, y condenó “la incitación al odio, reclamaciones territoriales e intentos de Seselj de desviar a Serbia de la senda europea”.

Este lunes, Seselj ha expresado sus dudas acerca de la posibilidad de “ser obligado a retornar”. “Ya veremos si el presidente serbio,Tomislav Nikolic, y su primer ministro, Aleksandar Vucic, me detienen. Puede venir a buscarme la policía. Tendré que guardar mis espaldas, pero un arresto no será fácil”, ha dicho. En su opinión, cualquier proceso de extradición tiene unos plazos, “y pienso aducir que mis derechos están amenazados en Holanda”.

El Gobierno serbio teme que la vuelta del político sea imposible de lograr. “Las garantías que dimos al TPIY para que viniera, así como las condiciones para su liberación temporal, dependían de que Seselj mismo aceptara la situación. El Tribunal no prestó atención a dicho extremo, y ahora puede haber problemas”, ha señalado Rasim Ljajic, viceprimer ministro serbio, al rotativo local Blic.

La cierto es que antes de su salida de la cárcel de la ONU, abierta en el distrito costero de La Haya, el Gobierno serbio se comprometió a “evitar que el político mantuviera contactos con testigos o víctimas de los delitos por los que debe responder”, y a que regresara en cuanto se le ordenase. Seselj está acusado de reclutar y financiar a grupos de voluntarios serbios para la denominada limpieza étnica de otras comunidades. Sus continuos desacatos han retrasado el juicio, lo mismo que la recusación de un juez por presunta parcialidad. La lectura de la sentencia debía llegar en 2013, pero el cambio de composición de la sala que lleva su caso lo ha suspendido sin que haya nueva fecha para su reanudación.

Para Serbia, deseosa de entrar en la UE, el mayor problema es que Seselj goza todavía de gran popularidad entre los sectores ultranacionalistas. Cuando regresó, le esperaban al pie del avión miles de seguidores de su Partido Radical Serbio. Si él se enroca y no quiere volver, podría incluso desestabilizar al Gobierno. Como sucede con otros tribunales internacionales, entre ellos la Corte Penal, el de Yugoslavia carece de policía y depende de la buena voluntad de los países para efectuar detenciones.

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